domingo, 13 de diciembre de 2009

BONITA, ¿DÓNDE ESTÁN LOS CALCETINES?

¿Qué novela contemporánea hay más seductiva, seductora o lo que prefiráis que la que escribió ese ruso pervertido y con tendencias pederastas?


Y quisiera aclarar que yo todavía no la he leído. Me van más las maduritas, la verdad... Aunque sí vi la película... Esa en la que no había color.... Pero me estoy preparando con el inglés para leerla, porque creo que es una obra que hay que leer en la lengua materna del escritor... eeeh...no, en ruso no ... en su lengua adoptiva quería decir.

Más que nada porque en una traducción se pierden siempre ciertos aspectos que... lo cierto es que no sólo se pierden aspectos. Y ahora... ¿Cuál es la diferencia entre estos dos textos y qué es lo que se ha perdido?

1) Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta.

Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.

Traducción de Enrique Tejedor.

2) Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta

Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, cuando estaba derecha, con su metro cuarenta y ocho de estatura, sobre un pie enfundado en un calcetín. Era Lola cuando llevaba puestos los pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita.

Traducción de Francesc Roca.

Pero para que ninguno de nuestros amigos traductores se enfade, yo la hubiera traducido así:

Bonita, luz de mi vida, fuego de mis patrañas. Pecado mío, alma mía. Bo-ni-ta.

Porque al fin y al cabo, qué necesidad hay de ser fiel a la obra original. La cuestión es que se entienda, ¿no? Y esa tal Dolores debía ser una chica realmente bonita.

AÑADIDO (E IMPORTANTE DEBO "AÑADIR"): Si al menos Pollux Hernúñez me pasara su traducción personal de Lolita, pues no me lo pensaría tanto. Porque después de leer su traducción de "Los viajes de Gulliver" me encontré con este genial apéndice :

Desde la primera edición de este Gulliver han aparecido tres más, de las que merece comentario la de Pedro Guardia Massó (Planeta, 1984), quien, en la introducción, se jacta de su fidelidad al texto inglés.
En realidad el texto que este "catedrático de la Universidad de Barcelona" ha seguido fielmente es el de la traducción francesa de Maurice Pons (Folio, 1976), salpicándolo abundantemente de forzadas paráfrasis de la presente edición. Su fidelidad al texto francés es tal, que en ocasiones hasta traiciona el inglés ("las casas más soberbias" por "the noblest houses", tras "les plus superbes demeures", pág. 228), y, reproduce los errores de Pons en el texto ("los significados más profundos de un partido de la oposición" por "the deepest designs of a discontented party", tras "les intentions profondes d'un parti de l'opposition", pág.175) y en su cronología y notas: Swift nunca escribió una Sencilla propuesta respecto a los niños pobres (pág. XXVI; Pons, pág. 338: veáse el título correcto en la página siguiente), ni Tito Livio unos Anales (pág.189; Pons, pág.430)

El resultado de tanta fidelidad y malabarismos perifrásticos es un refrito indigesto que dice mucho del arte de traducir en este país en general y de la ignorancia de este catedrático en particular, ignorancia que él mismo proclama a los cuatro vientos al traducir, por ejemplo, "thistle" por "guadaña" (página 32) y A tale of a Tub, que evidentemente no ha leído, por El cuento de una bañera (pág. XXIII). Y, en fin, fiel también a las habituales mañas del traductor furtivo, se guarda de mencionar en su bibliografía, destinada a impresionar más que a instruir al lector, las obras de las que se ha servido para componer la suya.

¡Ay! Cuánto me gustaría tener más libros de aquella colección "juvenil" de Anaya. Y por supuesto, mi condolencias por cómo te robaron y mis felicitaciones por tu atrevimiento al denunciarlo, Pollux. Tu Gulliver me pareció buenísimo. No he leído el original.

En fin... Despues de todo esto, me gustaría precisar que mis traducciones parten siempre del idioma original (al menos que yo sepa, si no, ya lo señalaré)... que seguro que son claramente inexactas (doy gracias a que Pollux no pase por aquí y me ponga en mi sitio), pero que ni gano dinero con ellas (no veréis publicidad en este blog), ni me considero traductor, y por supuesto mucho menos "catedrático"...

Si las hago es con la intención de que la gente pueda conocer aquellas cosas que me parecen interesantes y por desgracia no ha podido traducir gente como Pollux.

5 comentarios:

Crowley dijo...

Un post muy interesante, amigo David y desde luego muy acertado. Tengo un amigo traductor que opina como tu. La traducción siempre, creo yo, debería hacerse desde el original en su idioma primigenio, que luego pasa lo que pasa y nos encontramos con aberraciones increíbles.
Saludos

Scotty dijo...

Hola!. Opino que para traducir hay que tener un dominio férreo del idioma que se traduce. Tanto como del idioma natal del traductor. He visto que en algunos casos hay diferencias de matices decisivas en traducciones distintas. Hay que ser fiel, antes que a la letra, al espíritu de la obra. Y eso sólo lo puede hacer alguien que domine a la perfección ambos idiomas.

David, parece que podrías dedicarte a traducir...

Saludos.

Kinezoe dijo...

Con respecto a "Lolita" nunca leí la original, así que no sé si había o no calcetín de por medio... Mientras tanto me quedo con la traducción de Francesc Roca, que es la única que tengo y he leído. Quedé contento. Al menos no me resultó nada especialmente chocante ;-)

Por cierto, ¿sabías que el propio Nabokov a menudo manifestaba sentirse más cómodo escribiendo en inglés que en su lengua materna? Le proporcionaba más libertad de movimiento decía... También a menudo se afirma que la mejor novela americana fue escrita por un ruso, adivina de quién hablamos... Jeje... Te recomiendo encarecidamente su obra, David, este tipo era un genio con la pluma y el trato que le da al lector es siempre exquisito.

Supongo que con las traducciones de libros pasa algo similar a lo que ocurre con los doblajes de películas, y es que a veces se hace necesario adaptar para hacerse entender en la otra lengua. Pero una cosa es adaptar y otra muy distinta es inventarse el texto traicionando incluso hasta el espíritu de la obra original.

Un buen traductor debería ser antes un buen y hábil escritor, de la misma forma en que un buen doblador ha de ser primero un gran actor, aun así, se pierden matices, es inevitable. Pero es que mientras no seamos bilingües estaríamos hablando de un "mal necesario"...

Saludos, amigo.

Josep dijo...

Tengo en alguna parte esa novela aún por leer, vago de mí, pereza acrecentada por el recuerdo de la película de Stanley (de la otra apenas vi unos minutos en la tele) pero lo que importa, al caso, es la figura del traductor: me quedo con la de Francesc Roca, por el detalle del calcetín, precisamente.
La tuya no me gusta tanto porque evitas el juego mental del elemento físico de la lengua moviéndose para pronunciar el nombre objeto de deseo.
Un abrazo

David dijo...

-Josep: Yo sigo sin haberla leído. Igual me la leo en inglés...aunque entonces no sé para qué tengo dos ejemplares en castellano. Apunto lo de Roca (si lo cotejo con el original, te aviso).
Jajaja.. Cuando has dicho lo de la mía me he quedado como ???... pero bueno, era una coña que me permití.
Un abrazo.

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