lunes, 28 de diciembre de 2015

ISLAM VS CRISTIANISMO

¿Quién pone títulos a estos vídeos?
Creo que el vídeo deberían haberlo titulado "Islam vs Cristianismo", pero no algo como "¿Por qué los Ateos nos reímos de los religiosos?"  Por eso tiene ese título esta entrada. Y me gustaría aclarar desde ya que yo no me río de los religiosos. Faltaría más. En todo caso me río de los ateos, de los agnósticos y por supuesto, también de los religiosos, porque no me parece bien hacer discriminaciones de ningún tipo en temas de humor.


domingo, 27 de diciembre de 2015

PELÍCULAS PARA UNA NAVIDAD. PARTE II

For Auld Lang Syne

El año pasado tuve la suerte de poder ver  por estas fechas "El chico" de Chaplin en pantalla grande con una orquesta interpretando la banda sonora. Este año veré "Luces de la ciudad" (bueno, la película se exhibe el 5 de enero) acompañado también de música en directo. Supongo que es muy improbable que el responsable encargado de programar estas proyecciones pase por aquí, pero por si acaso,  mi sugerencia para el 5 de enero del 2017:  "La quimera del oro" (The gold rush, 1925).
 

Acepto que cualquier momento del año es válido para ver estos tres clásicos de Chaplin, pero por otra parte, si tuviera que escoger la película chapliniana más "navideña", esa sería "La quimera del oro".  No es que sea una buena película. Es una maravilla que si no habéis visto todavía no sé qué hacéis leyendo esto... Podéis ver la versión silente original de 1925, la de 1942 con música añadida, narración con voz en off del propio Chaplin y otro final alternativo, o incluso la versión doblada de esta con un doblaje "superpuesto" a la voz de Chaplin en inglés (o así lo recuerdo al menos yo en algún que otro visionado). Y vale, este clásico se puede ver en Navidad o en cualquier otra época del año, pero solo aquí podréis ver mi "final de año navideño" cinematográfico favorito. Cuánta vida y emoción expresados en los rostros de la gente de la taberna mientras despiden el año. De la emoción en el rostro del "hombrecito" ni hablamos.




La Navidad no consiste en comprar regalos para tu familia, sino en hacer que otros hijos de puta los compren por ti.

Si estamos hablando de películas navideñas no podía faltar "la película navideña por excelencia" (no, esa, no). Me refiero claro está a "Canción de Navidad". ¿Que qué versión recomiendo?

Ilustración de Arthur Rackham para "Canción de Navidad" de Charles Dickens.
Bueno... Si tenéis que escoger una, yo me iría directamente al original de Dickens. Un libro maravilloso. Mira que he visto versiones y versiones de esta historia. Películas, telefilms, dibujos animados, homenajes en teleseries, parodias... Pues bien. Leer el clásico de Dickens sigue siendo una de las opciones más recomendables. Pero como en esta entrada hablamos de películas... Algunos os recomendarían la clásica "Scrooge" (1951) con Alastair Sim, otros la de Michael Caine con los Teleñecos, o tal vez la de Richard Williams. La que prefiráis.


Este año yo me he decidido por una adaptación televisiva de 1984 interpretada por George C. Scott en el papel de Scrooge  y dirigida por Clive Donner. Aunque se pasó por la tele en los USA, en Gran Bretaña se exhibió en pantalla grande. Si a estas alturas de la vida aún no habéis visto alguna versión de esta clásico navideño, esta es una tan apropiada para empezar como cualquiera de las anteriormente mencionadas.

No quisiera olvidarme tampoco de una de las "versiones" del cuento de Dickens que más me gustó en su día. Era un episodio del show de George Burns, "Canción de Navidad Parte II", una continuación donde lo dejó Dickens en la que los espíritus volvían para decirle a Scrooge que estaba derrochando el dinero y todo el mundo estaba aprovechándose de él.
Recuerdo que cuando el espíritu le mostraba su navidad futura salía el "pequeño Tim" ya bien crecidito frente al ataúd quejándose de que el viejo Scrooge no les había dejado nada porque había estado dando dinero a los pobres todo el tiempo. Y recuerdo también que se me quedó grabada esa variante del clásico "el pavo más grande del escaparate" cuando el Scrooge de esta "continuación" decía algo como "No cojas ni el más grande, ni el más pequeño. Coge uno de tamaño medio".  ¿Por qué me da por pensar que los guionistas de aquel episodio ese año votaron republicano?

No eran reyes, no eran magos y tampoco eran mujeres. Eran unos vaqueros que acababan de robar un banco.



En el 2013 escribí un comentario por un blog vecino en el que decía: "Acabo de ver hace nada "Tres Padrinos" (pero de Tokio). Es un anime de Satoshi Kon, y en esa son tres vagabundos de Tokio los que cuidan de un recién nacido que se encuentran entre las basuras.  La peli está bien y me gustó. Pero no tanto como esta. Que me gustó cuando la vi de niño (y sí, también quería ser vaquero), cuando la revisé de adolescente y cuando la he vuelto a ver de mayor en otro par de ocasiones (una en cine, si no recuerdo mal). Tenía pensado hacer una entrada sobre esta peli (y otras de carácter navideño), pero me da que mejor te enlazo aquí si lo hago y ya está." Así que puede que con algo de retraso, pero aquí os enlazo esta más que recomendable entrada sobre "El Duke, el niño y la madre".

La última vez que fui al cine Oeste.



¿Queréis una triste historia de Navidad? Vale, igual no es tan triste como la que cuenta Phoebe Cates (en la foto de arriba) en la película "Gremlins" (1984) dirigida por Joe Dante, pero os puedo asegurar que es más personal.
No recuerdo cuál fue la primera película que fui a ver al cine Oeste en Valencia. Pero sí sé que ahí vi "Superman". El autobús que me llevaba del colegio a casa tardaba muchísimo en llegar (en mis recuerdos infantiles a veces más de una hora) y atravesaba gran parte de la ciudad. Pasaba por diferentes cines y recuerdo que otro niño del autobús y yo hacíamos una competición para ver en qué cine duraba más la película de Superman. Ganó el Oeste. 
En mis recuerdos de niño, ese cine estaba "lejíiiiiisimos" de casa. Yo pasaba por ahí de lunes a viernes en el autobús y después de ver ese cine, aún faltaba un buen rato para llegar a mi parada.
Durante mi infancia fui muy pocas veces al cine. Pero recuerdo especialmente la primera vez que fui con mi primo Jesús (al que de niño trataba como hermano) a ver una película sin ir acompañado de un adulto (desgraciadamente había muerto mi tío, que siempre fue un padre para mí, pero que por otra parte no tuvo una buena relación con mi primo). Fue con la película de Gremlins en el cine Oeste. Yo me quedé bastante sorprendido. "Pero ¿el cine Oeste no está muy lejos?"  pregunté. Y Jesús, que tenía un par de años más que yo respondió que no, que él sabía cómo ir sin problema alguno. Disfruté la película (la segunda me gustó bastante menos) y sentí una extraña emoción volviendo con 13 años desde el cine Oeste hasta la casa de mi tía sin utilizar el autobús escolar.
Lo triste de esta historia es que mi tía murió hace unos años y no mucho después perdí todo contacto con mi primo. Os puede sonar raro y no es cuestión de entrar en detalles, pero mi primo no tenía ninguna relación con el resto de mi familia, y después de morir mi tía, la cosa se cortó de raíz. Hablamos por teléfono por aquellas fechas alguna que otra vez y le dije que me llamara si necesitaba algo y que por favor no perdiésemos el contacto. Me dijo que sí, y que estuviera tranquilo. Pero cuando le volví a llamar tiempo después ya no respondió al teléfono y la verdad es que no tengo ni idea de cómo dar con él.  No me digáis que le busque en la red porque lo único que he encontrado de él es una demanda en su contra por parte de la Empresa Mixta Valenciana de Aguas. Y hasta les llamé para que me dijeran cómo localizarle, pero aquí entró eso de la confidencialidad de los datos personales.
A veces me acuerdo de él...  Y cuando pensé en hablar de los Gremlins para esta entrada, lo que más recordaba no tenía que ver con la peli, sino con ese viaje de casa de mi tía al cine Oeste con vuelta nocturna acompañado de mi primo mientras comentábamos la película.  
Cerraron el cine Oeste hace ya bastantes años. Por lo visto ahora hay en su lugar un enorme supermercado.


No os equivoquéis. Ni Disney, ni película navideña.
Experiencias personales aparte, hace mucho que no he vuelto a revisar la película de Joe Dante. Si hay alguien que todavía no la ha visto sí puedo deciros que no es estrictamente una "película navideña" aunque transcurra en Navidad. Alguien podría decir que la visión que ofrece Joe Dante de de  la Navidad es incluso más "cruel" que la de Berlanga. Y como he dicho algo más arriba, aunque Leonard Maltin valore más la segunda parte,  a mí me gustó mucho más esta primera (de hecho, la segunda me decepcionó bastante). Unos años después Joe Dante volvería a hacer una especie de remake con "Pequeños guerreros" (Small Soldiers, 1998), que en su día me entretuvo (sin más) y no he vuelto a revisar desde entonces. Puede que algún día me ponga con esta, pero dudo que lo haga con "Gremlins 2".

sábado, 26 de diciembre de 2015

PELÍCULAS PARA UNA NAVIDAD. PARTE I

Una "Mary Steenburgen" Mágica.


Harry Dean Staton es el ángel Gideon (antes que ángel fue un vaquero; de ahí el sombrero).

Probablemente "Navidades Mágicas" ("One Magic Christmas", 1985) sea la película navideña más odiada o detestada entre el público anglosajón. Vale. Es una película navideña, y además de Disney, y eso es algo que no le gusta a mucha gente. Pero es que en este caso tampoco les gusta a aquellos que les gustan las películas navideñas o de Disney.

¿Por qué? Tal vez el inicio de la crítica que le hizo  Roger Ebert en su día os dé alguna pista: 
"Esto es muy lamentable. Lo que tenemos aquí es una película con un guión inteligente, magníficas actuaciones y una hábil dirección, pero que es un error de cálculo táctico de principio a fin. (...) viene de la gente de Walt Disney, y aunque finalmente llega a una especie de final feliz, pasa primero casi 90 minutos contándonos una muy pero que muy triste historia. Suponiendo que la película se hizo para un público familiar, ¿por qué tenía que tratar sobre las cosas más trágicas que pueden ocurrírle a una familia?"

No os equivoquéis con la foto. Lo trágico no es que Mary Steenburgen trabaje como cajera. Pasan otras cosas.

Puede que Ebert no encontrase la respuesta en aquel momento, pero creo que está clara. Por el mismo motivo por el que en los cuentos de hadas los protagonistas pasan mil penurias a cada cual más atroz antes de llegar al consabido final feliz. Y "Navidades mágicas", dirigida por Philip Borsos no es más que un cuento de hadas navideño. Con magia, ángeles, Santa Claus y final feliz.

En mi opinión, una estupenda película que gana con cada visionado, porque efectivamente tiene magníficas interpretaciones (creo que a la niña debieron hacerle creer que aquello no era una película, sino magia de verdad), a un inolvidable Harry Dean Staton como el ángel navideño Gideon,  a
una estupenda Mary Steenburgen que tiene que recuperar su perdido espíritu navideño (¿qué esperabais en una película navideña de Disney?) y que habla de cosas que como decía Ebert pueden ser trágicas, pero que también pueden ocurrir, porque Borsos hace que parezcan verosímiles. Paro, pobreza, mudanzas no deseadas, desgracias familiares... Tal vez eso es lo que molesta a los padres que recurren a "amables" películas navideñas porque quieren ofrecer a sus hijos una tranquilizadora visión del mundo. Eso no lo van a a encontrar en esta película. Aquí los malos son pobres diablos, las desgracias ocurren porque el mundo funciona así,  y todo tiene un sabor de "realidad" que hace que los niños puedan pensar que lo que ven no se aleja mucho de lo que conocen. Pero aunque el viaje pueda parecer terrorífico a los adultos, como le recuerda el ángel Gideon a la niña "no importa lo que ocurra...no quiero que tengas miedo".  Y si creéis en los ángeles y en la magia de la Navidad no sé por qué tendríais que tenerlo para ver esta película.

En esta tierra ya no hay caridad, ni nunca la habido, ni nunca la habrá.



"Plácido" ni es de Disney, ni es una película navideña. En todo caso sería una película "mala navideña", dirigida por Berlanga, al que aquel verdugo que inauguraba pantanos dicen que definió como un "mal español"

La boda de cine más surrealista jamás filmada.


Súbanse al motocarro de Plácido, sienten a un pobre en sus mesas, luchen con el sagrado matrimonio eclesiástico contra esas parejas que aún viven en pecado y sepan lo que es la caridad por estas tierras de España. Un clásico de 1961, desgraciadamente, aún de rabiosa actualidad.

En Dios confiamos, el resto paga en metálico.


Me encanta este título que figura arriba y que no pertenece a ninguna película. Es del libro semiautobiográfico del locutor, escritor y presentador de radio Jean Sheperd. Pero partiendo de este libro llegamos a "Historias de Navidad" (A Christmas Story, 1983) dirigida por Bob Clark. Y al contrario que la de "Navidades Mágicas", esta le encanta a Ebert.  ¡4 estrellas y gran película!
Y no solo a Ebert. Cuando leía sobre ella en mi cd de Cinemanía-95, todas las críticas la ponían genial.  Así que lógicamente la apunté como una de las futuras "joyas" a descubrir. Pasaron unos cuantos años hasta que pude verla. Y siento decir que me pasó lo que suele ocurrir cuando te haces demasiadas expectativas sobre algo. La película no me convenció demasiado. No es que sea mala. Para nada. Pero esperaba mucho más. Al igual que "Plácido", esta no es una película navideña. Y no tiene tan mala baba como la de Berlanga, pero casi. Es una película sobre lo que significa ser niño y crecer en los Estados Unidos en una época muy concreta. Creo que por ese motivo gusta tanto por allí. 



Al contrario que otras películas navideñas norteamericanas que suelen hacer referencia  a temas que compartimos de manera global, creo que esta película apela a algo más bien local, a unas referencias vividas por los niños norteamericanos de aquellos años. Esos que querían el rifle de Red Ryder por Navidad y tenían que subirse encima de Santa Claus ebrios para pedir sus regalos. Aquí lo de los Reyes Magos llegó mucho más tarde y creo que estaban al tanto de que estuvieran más bien sobrios y por supuesto no fueran negros de verdad. Ahora andan preocupados por que no sean mujeres.

¡Qué bella es Kate Reynolds!




"The Family Man" (2000), que aquí creo que se tituló igual pero quitando el artículo, es una película dirigida por Brett Ratner que toma como modelo el clásico navideño "¡Qué bello es vivir!" de Frank Capra (no sé si os suena).  A pesar de que una estupenda Téa Leoni casi consigue hacernos olvidar a Mary Bailey como Kate Reynolds, y un esforzado Nicolas Cage cumple  como Jack Campbell  (me da igual que últimamente haga una película mala tras otra; este tipo aquí sabe actuar) , Don Cheadle no resulta tan convincente como el otro ángel Clarence, y las comparaciones con el clásico de Capra juegan más a la contra que a favor del film. Aún así, y a pesar de un final que no termina de convencerme, se deja ver y te quedas con la impresión de que podía haber dado mucho más de lo que ofrece; más aún teniendo en cuenta el material del que partía o que "homenajeaba".

Los Nadies son la esperanza del mundo.



"Juan Nadie" (Meet John Doe, 1941)  es otra película que como la de arriba parece querer imbuirse del espíritu de las de Capra. Pero aquí la cosa sí se consigue plenamente. Lógico si tenemos en cuenta que al fin y al cabo es una película de Frank Capra.  Y qué más puedo deciros... retomando lo que alguien escribió en este enlace:
"Un gran guión, unos diálogos cargados de contenido. Una historia en la que se plantean, no se imponen, muchas ideas sobre las que reflexionar. La dirección es estupenda. Los actores están magníficos. Tal vez Cooper parece exageradamente “inocente” (para alguien que está viviendo como vagabundo) al inicio del film, pero su transformación a lo largo de la película es convincente, y en la parte final te lo crees completamente (al menos, yo sí me lo creo.)


Los demás actores brillan de igual modo. Stanwyck es creíble y guapísima. Brennan siempre suele estar genial en cualquier película, y aquí ocurre lo mismo. Los personajes no son estereotipos, sino que van más allá de eso, porque están bien definidos. El Connell de James Gleason se nos presenta como un “tipo duro” (tremendo su monólogo en el que recuerda la I Guerra Mundial) que no duda en hacer su trabajo a las órdenes de Norton, pero al que lo que  representa Juan Nadie termina por cambiarle (o recuperarle). El apunte del fascismo está más que sugerido en D.B. Norton, su sobrino y el modo en el que van apoderándose de la sociedad. Pero Norton tendrá la conciencia de ir al edificio en Navidad (aunque no deje de tener las cosas claras. Tremenda su frase a John: “No serviría de nada.”). Y la visión de Capra de cómo la sociedad está dominada por esos “ricos” avariciosos que sólo piensan en el poder y en retorcer cualquier cosa buena que encuentran. Cada vez tengo más claro que Capra era un visionario. Por último, os recomiendo un imprescindible enlace si queréis saber más sobre esta maravillosa película. En “Wake up, John Doe. You are the hope of the world.” tenéis un interesantísimo artículo con muchísima información sobre la película." 

Si no tenéis "¡Qué bello es vivir!" a mano, "Juan Nadie" puede sustituirla perfectamente. Lo que ocurre es que aunque termina en Navidad, yo no la considero una película del todo navideña. La puedo ver en cualquier momento del año.


viernes, 25 de diciembre de 2015

NADIE TE QUIERE CUANDO ESTÁS ACABADO.

Para ser una película con fama de cursi o sentimental, "¡Qué bello es vivir" tiene desde luego una serie de momentos bastante duros. Traigo dos relacionados con el señor Gower (H.B. Warner).


El primero sería ese en el que golpea violentamente a George Bailey niño en su oído malo.   Los golpes que propina el señor Gower son bastante fuertes (si os fijáis bien, sale hasta sangre de la oreja del pobre George) y Capra es lo suficientemente listo como para cortar y mostrar la horrorizada cara de la futura señora Bailey mientras escucha los golpes que se están dando en la trastienda.  Pero viendo la película, en ningún momento vamos a pensar que el señor Gower es un maltratador. Lo que se nos muestra es a un hombre que acaba de enterarse de que su hijo ha fallecido y se encuentra trastornado por lo que acaba de ocurrirle.


El segundo momento transcurre durante esa parte en la que George Bailey no ha nacido y por lo tanto no pudo impedir que el señor Gower mandara por error el veneno en lugar de las pastillas. Así que cuando aparece un avejentado y descuidado señor Gower, claramente trastornado pero ya no momentáneamente, sino completamente, que no es más que un borracho que ha pasado veinte años en la cárcel y del que hacen mofa grupal mojándole el rostro con un sifón, George sale a defenderle ya que no puede entender por qué le hacen eso. Porque el señor Gower que ha conocido George Bailey no es ese hombre al que todos desprecian tan miserablemente. Es un amigo. Alguien que le pidió perdón después de aquellos golpes y agradeció lo que el George niño hizo por él. Alguien que le regalará una estupenda maleta de viaje y que acudirá como muchos otros vecinos de Bedford Falls cuando sepa que George necesita ayuda.

Este clásico de Capra (porque aquí solemos hablar de esta película, pero Capra tiene otros clásicos y obras maestras con y sin James Stewart) nos muestra lo triste que sería la vida de muchos de aquellos que conoce George de no estar él. No solo con el señor Gower. También está su tío Billy (Thomas Mitchell), por ejemplo. Ese momento en el que su madre le dice que su tío ha estado en el psiquiátrico desde que  cerró la empresa. ¿Os imagináis que se muere tu hermano y al mismo tiempo cierran tu empresa y te quedas sin trabajo? ¿Acaso no es motivo para perder la cabeza? Y la dureza con la que casi se lo escupe su madre a George. Tal vez porque el tío Billy es ya alguien que está "acabado", y al parecer la gente se olvida de aquellos que están mal. O también porque habiendo perdido a tu hijo (que murió ahogado siendo niño) y también a tu marido no tienes ganas de aguantar los desvaríos de un desconocido que dice ser tu hijo.

O tenemos también el caso de Ernie (Frank Faylen), el taxista. La expresión de su rostro en esa parte fantástica en la que George no ha nacido es muy distinta a la otra, y se aclara cuando sabes que le abandonó su mujer llevándose al niño, y que ahora vive solo en una barraca de Potter, no en el Parque Bailey.





Y luego está la parte que algunos han señalado tal vez como la más forzada dentro de la trama. El asunto de Mary acabando como una bibliotecaria solterona... "¿Qué tiene de malo ser un solterón/solterona?" pueden decir algun@s.  Nada, de no ser porque la película nos muestra a una Mary Hatch (no Bailey) que parece ser más infeliz, apocada e introvertida que la Mary Bailey que nos ha presentado la película.  Sí. Puede parecer algo machista el pensar que Mary no se hubiera desarrollado igual de no ser porque encontró a George en su vida, pero vamos a situarnos en la época y el contexto y lo dejamos pasar. Y si no, pues os montáis la película de que  aunque no conoció a George, tuvo una intensa vida y hasta fue amiga de Angela Carter, como han hecho en este enlace.

Lo importante no es solo que George ha tenido una influencia decisiva en la vida de los que le rodean como se encarga de mostrarnos la película, sino que estas personas han tenido mejores vidas porque tenían en George a un amigo.  Y él también tiene una vida mejor gracias a esos mismos amigos.


Pero George se olvidará por un momento de que tiene muy buenos amigos que pueden ayudarle. Y lo olvidará en un momento crítico, un momento decisivo. Tal vez cuando más falta le hace recordarlo. Supongo que cuando alguien piensa que está acabado, es lógico también pensar que nadie se va a preocupar de tus problemas, y que lógicamente van a dejar de ser tus amigos. Pero aunque George lo olvide y piense erróneamente que su vida es un fracaso, será Clarence quien se encargará de recordarle que "nadie es un fracasado si tiene amigos"  y Mary y su tío Billy quienes acudirán a buscar a los amigos de George en ese momento de necesidad. Y  George es amigo de muchos de sus vecinos de Bedford Falls. Un verdadero amigo. 

Podemos pensar también que esto es una película, y que en la vida real, cuando mucha gente se ve abocada a una situación mala o está deprimida o desesperada,  a veces los "amigos" desaparecen y nadie quiere saber nada. Puede ser, y no dudo que a veces ocurra eso. La vida da muchas vueltas, y las relaciones de amistad entre la gente van y vienen y cambian con el tiempo... Pero estoy seguro de que otras veces también habrá gente y amigos dispuestos a ayudar para salir adelante de esas situaciones que a veces pueden aparecer ahí. Entre otras cosas, esta película nos dice que a veces es cuestión de no olvidarlo antes de dirigirte hacia un puente sin intención de cruzarlo.

Tal vez lo que hace grande a George Bailey como amigo es que él no abandona a aquellos que lo están pasando mal... Ni al señor Gower (promete no decir nunca lo que ocurrió en la tienda), ni  a su amigo Ernie (él le concederá el préstamo para su casa que le ha negado el banco del señor Potter), ni a su tío Billy (se autoinculpará de la pérdida de los 8.000 dólares para evitar que vaya a la cárcel), ni a muchos otros de forma directa (la inauguración de ese Bailey Park que suelen cortar en algunas versiones de la película; el comentario de ese vecino que dice al final que de no ser por George, él no tendría un techo sobre su cabeza) o indirectamente (cuando le dice a su amigo Sam que por qué no monta la fábrica en Bedford Falls porque mucha gente se quedó sin trabajo desde que cerró la vieja fábrica). Y además, George es amigo de todos aquellos que conoce, excepto tal vez del señor Potter; aunque creo que hasta le ayudaría en caso de que este lo necesitara, porque además George es una buena persona. Y por eso estoy seguro de que pedirá disculpas a la profesora de Zuzu y a su marido por lo que ocurrió.

Os puedo asegurar que no es mi caso, que no me considero una buena persona, pero como tampoco creo que estoy al nivel de alguien como Potter,  quiero desearos a los vecinos y amigos que paséis por aquí una

                                   ¡FELIZ NAVIDAD!



                                                   
Otras entradas sobre "¡Qué bello es vivir!" en Safari Nocturno:

- No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.

- La vida es lo que te ocurre mientras estás ocupado haciendo otros planes.

Héroe de la clase trabajadora

Y al final, el amor que recibes es igual al amor que das

¿Maravillosa? Lo siento, George. Es una vida miserable y terrible.

Pez o cebo, es nuestro futuro lo que estamos haciendo...

Sabes que la vida puede ser larga/ Y has de ser fuerte / Y el mundo es tan duro / A veces siento que ya he tenido bastante

Otras entradas sobre Frank Capra en Safari Nocturno.

Capriana diversidad de criterios.

La "raíces" de Capra son las mías.

El padre de Katharine Hepburn

jueves, 24 de diciembre de 2015

IT'S A WONDERFUL LIFE!


 o

 ¡QUÉ BELLO ES VIVIR!

jueves, 17 de diciembre de 2015

EL PROBLEMA

Ilustración de portada de Edward Hopper. 
"- El problema que tiene el cuerpo de policía - dijo casi con suavidad - es tremendo. Se parece a la política. Exige hombres de una honradez a toda prueba, pero tiene muy poco que ofrecer a ese tipo de personas. En consecuencia, tenemos que trabajar con lo que tenemos. Y lo que tenemos es esto."

Extraído de "La dama del lago" de Raymond Chandler. Traducción de Carmen Criado.

martes, 15 de diciembre de 2015

RESCATANDO ENTRADAS XXV: ME ODIARÍA CADA MAÑANA

ME ODIARÍA CADA MAÑANA

(de  Desconvencida).

JUEVES, 14 DE OCTUBRE DE 2010

Ficha policial de Ring Lardner Jr.

"Una mañana de otoño de 1.947 declaré en Washington ante la Comisión del Congreso sobre Actividades Antiamericanas (HUAC) como involuntario experto en el problema "la influencia subversiva en el cinematógrafo". Conducía la sesión de aquel día el presidente de la comisión y congresista por Nueva Jersey J. Parnell Thomas, un ex corredor de seguros bajo y rollizo. (...)

- Tengo la impresión -repliqué a Thomas- de que usted pretende utilizar­me para desacreditar el Sindicato de Guionistas, y utilizar el Sindicato de Guionistas para desacreditar la industria cinematográfica, y menoscabar el ejercicio mismo de la libertad de expresión utilizando...

Iba a añadir algo sobre mi interpretación de la Primera Enmienda cuando volvió a interrumpirme.

-Déjese de impresiones-bufó Thomas-. Se le ha hecho una pregunta: ¿Es o ha sido usted miembro del Partido Comunista?

-Podría contestar-respondí- con la exactitud que usted me reclama, señor presidente...

- Se trata de una pregunta muy simple -continuó-. Cualquiera estaría orgu­lloso de contestarla; cualquier americano auténtico estaría orgulloso de contes­tar la pregunta «¿es ahora o ha sido en el pasado miembro del Partido Comunista?»; cualquier americano auténtico...

-Depende de las circunstancias -le dije-. Podría contestar, pero si lo hicie­ra me odiaría cada mañana.

- Abandone el estrado- ordenó. (...)

Fue mi primer (y tenía sobrados motivos para suponer que último) encuentro con el congresista Thomas. Tres años después, sin embargo, volvimos a toparnos como reclusos en la Prisión Federal de Danbury, Connecticut, donde yo cumplía una condena de un año por el delito de no responder satisfactoriamente a sus preguntas.

El uniforme azul de la cárcel colgaba con holgura del individuo maltrecho y sudoroso a quien vi cruzar el patio. Pese a llevar la misma ropa, pensé que yo tenía un aspecto algo más atildado tras ocho leves horas de actividad taquigráfica en la Oficina de Clasificación y Libertad Condicional. Su trabajo como encargado del gallinero, aunque no especialmente arduo, le mantenía toda la jornada bajo el sol de agosto. Había perdido bastante peso y su cara, tan lustrosa en nuestro encuentro anterior, estaba ahora muy cetrina y arrugada, por lo que parecía diez años más viejo. De todas formas lo reconocí, y él a mi, pero no hablamos. ¿Cómo podíamos retomar nuestra plática donda la habíamos dejado? Desde mi condena por desacato al Congreso en compañía de otros nueve guionistas y directores de Hollywood había perdido un recurso y el Tribunal Supremo se había negado a examinar las implicaciones constitucionales de nuestro caso.

Durante ese período, Thomas fue procesado por incluir a trabajadores inexistentes en la nómina de la administración y apropiarse luego de sus salarios."

RING LARDNER JR. "Me odiaría cada mañana. El Hollywood de la caza de brujas."

* Estos días estoy disfrutando de las memorias de Ring Lardner Jr. , uno de los "Diez de Hollywood" , ganador de dos Oscar al Mejor Guión Original por "La mujer del año" (1.942) y "M.A.S.H." (1.970).


J. Parnell Thomas

domingo, 13 de diciembre de 2015

334

Unos cuantos años antes de que Stephen Jay Gould  escribiera  "La falsa medida del hombre" (pieza de Safari para el próximo año), Thomas M. Disch ya había escrito sobre los test de inteligencia en "334".

"El 4 del Skinner-Waxman le puso especialmente furioso. La primera parte del test consistía en escoger el chiste que te pareciera más gracioso de entre los cuatro ofrecidos, y luego había que seleccionar aquel de los cuatro finales que el sujeto considerase como el más adecuado a la historia previamente propuesta. Birdie recordaba aquella parte del test de la prueba anterior, pero cuando hubo terminado le llevaron a una habitación vacía que le pareció bastante extraña en la que había dos cuerdas colgando del techo. Después le dieron unas tenazas y le dijeron que anudara las cuerdas, advirtiéndole de que no podía quitarlas de los ganchos que las sostenían.
Era imposible. Si cogías el extremo de una cuerda con una mano no podías agarrar la otra ni aunque te contorsionaras alargando el pie hacia ella. Los centímetros extra que te proporcionaban las tenazas no servían de nada. Cuando los diez minutos que le habían concedido para realizar la prueba llegaron a su fin, Birdie estaba a punto de gritar de pura frustración. Después le plantearon tres problemas imposibles más, y Birdie se limitó a fingir que intentaba resolverlos.
Mientras estaban junto a la fuente un jodido genio les explicó a todos los demás lo que podían haber hecho. Bastaba con atar las tenazas al extremo de una cuerda y hacer que se balanceara como si fuese un péndulo; luego ibas corriendo hasta la otra cuerda y…
—¿Sabes lo que realmente me gustaría ver atado de una cuerda y balanceándose? —dijo Birdie interrumpiendo al genio—. Venga, capullo, ¿lo sabes? ¡A ti!

Todos sus compañeros de martirio estuvieron de acuerdo en que su chiste era mucho mejor que cualquiera de los propuestos en el test."


En 334, Disch también se permitía escribir sobre el presente (¿el "eterno presente"?) recurriendo al pasado en un libro ambientado en el futuro.

"Un cuarto de milenio después de las Meditaciones y quinientos años antes de La decadencia de Occidente, Salviano, un sacerdote de Marsella, describió el proceso mediante el que los ciudadanos libres de Roma estaban siendo gradualmente reducidos a la condición de siervos. Las clases altas habían alterado las leyes que regulaban los impuestos para adaptarlas a sus conveniencias, y no contentas con ello manipularon la administración de justicia para extraer todavía más beneficios de su funcionamiento cotidiano. Todo el peso del mantenimiento del ejército —y el ejército de Roma era muy numeroso, naturalmente, una auténtica nación dentro de la nación recayó sobre las espaldas de los pobres. Los pobres se hicieron aún más pobres. Acabaron reducidos a un estado de miseria tan abyecta que algunos huyeron de sus aldeas para vivir entre los bárbaros, a pesar (tal y como observa Salviano) de que éstos olían muy mal. Otros— los que vivían lejos de las fronteras —se convirtieron en bagaudae*, o vándalos vernáculos; pero la mayoría seguía estando atada a la tierra por los lazos de sus propiedades y sus familias. Estos pobres no tuvieron más remedio que aceptar las condiciones impuestas por los ricos potentiores y les fueron entregando sus casas, sus tierras, sus posesiones y, por último, incluso la libertad de sus hijos. El número de nacimientos fue disminuyendo. Toda Italia se convirtió en un erial. Los emperadores se vieron obligados a invitar una y otra vez a los bárbaros menos salvajes a que cruzaran las fronteras para «colonizar» las granjas abandonadas."


Thomas M. Disch
O ponía en boca de uno de sus personajes una interesante opinión sobre el trabajo:
"Los trabajos son como el ir a la iglesia. Cantar a coro, comer algo y todo eso resulta agradable cuando sólo lo haces un par de veces al año, pero si no crees que allí dentro realmente está ocurriendo algo sagrado ir cada semana acaba convirtiéndose en una molestia."


Y dejaba caer otras reflexiones que también tenían su aquel:

"(...) la vida era como esas tardes interminables de su infancia en que jugaba al Monopoly con sus hermanos y éstos permitían que siguiera moviendo su diminuto acorazado de plomo por todo el tablero mucho tiempo después de haber pedido sus hoteles, sus casas, sus acciones y su dinero en un circuito que siempre tenía las mismas etapas. Cobrar sus 200 dólares, no caer nunca en las casillas de Suerte o Tesoro de la Comunidad, ir a la Cárcel, salir de ella… Nunca ganaba, pero no podía perder. Todo se reducía a seguir dando vueltas y más vueltas. La vida era así."

                              Textos extraídos de "334" de Thomas M.Disch.
  
*Bagauda.   adj: Dicho de un campesino: Que participó en diversos levantamientos o rebeliones contra los terratenientes y el poder romano en Hispania y en las Galias entre los siglos III y y V.


Ojeando hace un momento "La biblioteca ideal" de Alejo Cuervo sobre ciencia ficción, colocaba el libro de Disch entre sus imprescindibles con estas palabras:  "Un soberbio análisis del modo de vida occidental, centrado en la vida de los inquilinos del bloque de apartamentos 334, en la Nueva York del año 2020. La novela nos presenta una sociedad a la que no le interesan las vidas de sus ciudadanos y en la que, sin embargo, pueden reconocerse todos los adelantos y facilidades que nos ha brindado la Revolución Industrial. Es la novela más sincera y dolorosamente certera que se ha escrito sobre el modo de vida contemporáneo."

Precisar que la novela es más bien una recopilación de relatos cortos que ya habían sido previamente publicados en diversas revistas y que aparecieron reunidos por vez primera en 1972. 
Y poco más que añadir a lo que ya dice Alejo Cuervo. Aunque a mí me gustó, creo que no me apasionó del mismo modo y tampoco suscribo su última línea.


Si queréis saber más sobre esta peculiar "novela" y de qué trata exactamente, tenéis una interesante reseña en este enlace.

PARA UNO QUE SIEMPRE SERÁ MÁS JOVEN QUE YO


Bob Dylan & The Band

Forever Young
(Bob Dylan)

May God bless and keep you always
May your wishes all come true
May you always do for others
And let others do for you
May you build a ladder to the stars
And climb on every rung
May you stay forever young
Forever young, forever young
May you stay forever young.

May you grow up to be righteous
May you grow up to be true
May you always know the truth
And see the lights surrounding you
May you always be courageous
Stand upright and be strong
May you stay forever young
Forever young, forever young
May you stay forever young.

May your hands always be busy
May your feet always be swift
May you have a strong foundation
When the winds of changes shift
May your heart always be joyful
And may your song always be sung
May you stay forever young
Forever young, forever young
May you stay forever young.

jueves, 10 de diciembre de 2015

RESCATANDO ENTRADAS XXIV: Cenizas De Amor (1941) de King Vidor

  de Ethan.
Dirección: King Vidor.
Intérpretes: Hedy Lamarr, Robert Young, Ruth Hussey, Van Heflin.

¿Quién no ha tenido alguna vez en su vida una crisis existencial? Harry Pullham, con algo más de 40 años, se encuentra en
esta situación y King Vidor la describe de forma excelente, alejándose deliberadamente de los melodramas que se realizaban en Hollywood en aquella época, como evasión de la guerra que asolaba el mundo. Y es que Vidor le da una vuelta de tornillo
(más de una) a la famosa crisis de los cuarenta.
Para Harry Pullham (Robert Young) cada día es una repetición exacta de la jornada anterior. El merito de Vidor es mostrar las actividades cotidianas de Harry y que el espectador sienta que son rutinarias aunque sea la primera vez que las ve en pantalla. La serie de planos que Vidor coloca en el comienzo de la cinta demuestran cómo dominaba el lenguaje cinematográfico. Así el protagonista beberá su zumo de siempre en el desayuno, se comerá el
huevo pasado por agua y lo partirá con el cuchillo casi sin darse cuenta de lo que está haciendo. En una memorable secuencia Harry, de espaldas a la ama de llaves, extiende su mano como si fuera un autómata para que la sirvienta le coloque dos cacahuetes que más tarde él echará a las ardillas del parque, de camino a su trabajo.Trabajo al que llega a las nueve en punto según anuncia un reloj que podemos ver al fondo del plano. Y es que King Vidor
planifica todo al detalle. 
Sólo una invitación a comer de un antiguo compañero de la universidad alterará la rutina y provocará toda la acción posterior. Se trata de celebrar el 25 aniversario del fin de carrera y proponen que Harry sea el encargado de escribir un breve resumen de la vida que ha llevado cada compañero. Como es lógico empieza por la suya. A partir de aquí Vidor nos muestra, gracias al flash back, como la vida del pequeño Harry estaba ya planificada desde el momento de su nacimiento. Ese día, su padre (Charles Coburn) hace ya una reserva para un colegio privado donde ingresará su
hijo… ¡Dentro de 12 años! Cuando llega a esa edad el primogénito de los Pulham recibe unos consejos que son para enmarcarlos: “Si algún día te ocurre algo desagradable, procura que nadie se entere” le dice un grave Charles Coburn.
Una llamada de su antigua novia interrumpe sus recuerdos y hace que la crisis se desate. Ella le pregunta si es feliz, la misma pregunta que varias personas le formulan a lo largo de la cinta, él siempre responde por obligación, como si la respuesta fuera obvia, “Claro que sí”


Pero el genial director nos transmite la sensación de que Harry se encuentra fuera de su cuerpo, oyéndose a si mismo, respondiendo afirmativamente, cuando sabe que no es verdad, que siente haber perdido el tiempo con su vida y que siempre ha hecho lo que los demás querían que hiciera.


¿Cómo lo hace Vidor? No sé, la he visto varias veces, aún no he podido averiguarlo, sólo puedo asegurar que cada vez descubro algo nuevo como las frases que pronuncia Harry cuando escribe su curriculum, después de esos 25 años:
“Esto más bien parece la inscripción de una tumba, a lo mejor es que estoy muerto”. Y es que se ha casado con Kay (Ruth Hussey) a la que no quiere, pero que era la preferida de su madre, y se encarga del negocio de su padre en Boston, en vez de ser un publicista en Nueva York trabajando con la mujer que amaba.


“¿Por qué las cosas que han sido las más importantes en la vida de un hombre no se pueden escribir en un curriculum?” se pregunta Harry cuando distraído comienza a escribir sobre su antigua novia, Marvin (Hedy Lamarrguapísima). 


Como estas frases, hay multitud de detalles de buen director y de guionista.
Así cada despedida entre Harry y Marvin parece la última, siempre hay una mirada desesperada o una puerta medioabierta o un hueco de escalera vacío; Vidor hace que a Robert Young sólo se le vea feliz, silbando, cuando ve inminente la llegada de su amada; el director resalta el movimiento de la nuez de un sacerdote en el momento crucial de una boda o nos presenta las 
mismas actividades rutinarias que hemos visto al principio, pero alteradas completamente cuando Harry se encuentra
en plena crisis . 
Todo esto provoca que King Vidor realice una película de autor redonda.
La resolución final es lo que marca la diferencia entre una buena película y una obra maestra que perdurará a través de los tiempos. El encuentro entre Harry y Marvin después de tantos años y la constatación de que nada volverá a ser igual que antes (hasta su canción suena horrible en el tocadiscos) es memorable. El falso final feliz deja un poso de amargura en un film, que por lo ambiguo de la conclusión, merece estar en la cima del séptimo arte, donde hace ya tiempo que se encuentra.

Texto de Fernando de Cea (Ethan de "El blog de ethan" para los amigos).

martes, 1 de diciembre de 2015

LA IMPUNIDAD DEL DINERO.

En una entrevista que le hice a Robert Towne en Sherwood Oaks, éste dijo que abordó Chinatown desde el punto de vista de que «algunos crímenes son castigados porque pueden ser castigados. Si usted mata a alguien, o roba o viola a alguien, será capturado y enviado a la cárcel. Pero los crímenes contra toda una comunidad no pueden ser castigados realmente, así que se acaba recompensándolos. Ya sabe, todas esas personas que tienen una calle con su nombre o placas conmemorativas en el Ayuntamiento. Y ése es el punto de vista básico de la historia.»

—¿Sabes una cosa, Jake? —le dice Curly a Gittes en la página 2—. Creo que voy a matarla [a su mujer].

Gittes responde con las proféticas palabras que ilustran el punto de vista de Towne. «Tienes que ser rico para matar a alguien, a quien sea, impunemente. ¿Crees que tienes la pasta suficiente, crees que tienes la clase suficiente?» (Irónicamente, ésta fue una de las escenas que se suprimieron cuando se acortó la película para su pase por televisión.)

Desde luego, Curly no podría matar a alguien impunemente, pero Noah Cross (John Huston), el padre de Evelyn Mulwray y antiguo director del Departamento de Agua y Energía junto a Hollis Mulwray, puede hacerlo y lo hace. El final de la película nos muestra a John Huston perdiéndose en la noche con su hija/nieta después de que Faye Dunaway ha sido asesinada al intentar escapar. Ése es el punto de vista de Towne: «Tienes que ser rico para matar a alguien, a quien sea, impunemente.»



Esto nos lleva al «crimen» de Chinatown, un plan basado en el escándalo del agua conocido como el robo del valle del Owens (The Rape of the Owens Valley). Es el telón de fondo de Chinatown.



En 1900, la ciudad de Los Ángeles, una «comunidad desértica», como nos recuerda el antiguo alcalde Bagby, estaba creciendo y extendiéndose con tanta rapidez que literalmente se estaba quedando sin agua. Para sobrevivir, la ciudad tenía que encontrar otra fuente de agua. Los Ángeles está pegada al Océano Pacífico. «Pueden ustedes bañarse en él, pescar en él, navegar en él… pero no pueden bebérselo, no pueden regar el césped con él, no pueden regar un naranjal con él», argumenta Bagby.

Owens Valley
La fuente de agua más cercana a Los Ángeles es el río Owens, localizado en el valle del Owens, una zona verde y fértil situada a unos cuatrocientos kilómetros al nordeste de Los Ángeles. Un grupo de hombres de negocios, líderes de la comunidad y políticos —algunos los llaman «hombres con visión de futuro»— advirtieron la necesidad de agua e idearon un plan maravilloso. Comprarían los derechos de explotación del río Owens, a la fuerza si era necesario; luego comprarían toda esa tierra sin valor del valle de San Fernando, a unos treinta kilómetros de distancia de Los Ángeles. Luego someterían a votación una emisión de bonos que serviría para costear la construcción de un acueducto que atravesara cuatrocientos kilómetros de ardiente desierto y escabrosas estribaciones montañosas desde el valle de Owens hasta el de San Fernando. Después se darían media vuelta y venderían las ahora «fértiles» tierras del valle de San Fernando a la ciudad de Los Ángeles por una astronómica suma de dinero; unos trescientos millones de dólares.

L.A. Aqueduct Political Cartoon
Ése era el plan. El gobierno estaba al tanto, los periódicos estaban al tanto, todos los políticos locales estaban al tanto. Cuando llegara el momento, las autoridades «convencerían» al pueblo de Los Ángeles para que aprobara la emisión de bonos.
En 1906, Los Ángeles sufrió una sequía. Las cosas se pusieron mal, y luego peor. Se prohibió lavar los coches y regar el césped; sólo se podía tirar de la cadena del inodoro unas pocas veces al día. La ciudad se secó por completo; se murieron las flores, las praderas adquirieron un tono marrón y los titulares alarmistas clamaban: «¡Los Ángeles se muere de sed!», «¡Salvad nuestra ciudad!»
Para acentuar la urgente necesidad de agua durante la sequía y asegurarse de que los ciudadanos aprobaban la emisión de bonos, el Departamento de Agua y Energía tiró al océano miles de litros de agua.

Cuando llegó el momento de la votación, la emisión de bonos fue aprobada con facilidad. Se tardaron varios años en terminar el acueducto del valle del Owens. Cuando estuvo terminado, William Mulholland, a la sazón director del Departamento de Agua y Energía, entregó el agua a la ciudad. —Aquí la tenéis —dijo—. Tomadla.

Los Ángeles floreció y se propagó como un reguero de pólvora; el valle del Owens se secó y murió. No es de extrañar que se llamara el Robo del valle del Owens.


Robert Towne tomó este escándalo ocurrido en 1906 y lo utilizó como telón de fondo de Chinatown. Cambió la época de principios de siglo a 1937, cuando los elementos visuales de Los Ángeles tenían el aspecto típico y característico de la California del sur.



Extraído de "El libro del guión" de Syd Field. Traducción de Marta Heras. Las negritas han sido añadidas.

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