viernes, 17 de junio de 2011

AMISTAD ELECTRÓNICA

La primera vez que estuve en Londres tenía menos de la mitad de los años que tengo ahora. No fui con mucho dinero, y después de haber dormido el primer día en un albergue juvenil y mientras pateaba las calles buscando otro, cargado con unas maletas que me dejaron una considerable marca en la piel  de mi hombro a pesar de la camiseta, el polo, el jersey y la cazadora, me encontré con un sevillano que me ofreció ir a su casa hasta que encontrara algo mejor. Y allí que me fui, claro.
Se llamaba Ángel y era... eeeeh...peculiar (como todos, supongo).
Los primeros veinte días que pasé en Londres lo hice acogido y hospedado por la comunidad gay hispana de squatters del Hackney londinense. Con Ángel tuve una discusión, y me echó a casa de "la Dani". Dani era un chaval majísimo, y se portó de maravilla conmigo. Cuando me marché de allí me mandó una carta que yo, gilipollas que fui, nunca respondí.
No sé dónde tengo la carta, y no sé qué fue de él... y bueno, aunque él ya me dijo algo como "no seas lazy y escríbeme"... como os he dicho, quedé como un auténtico capullo y no di señales de vida. No se puede ni debe hacer eso con alguien que te ha ofrecido su amistad tan abiertamente y te acoge cuando no tienes dónde ir. 

Estas Navidades tenía que hacer algún que otro regalo ... Y pasa lo de siempre...los regalos, a última hora, mal, deprisa y corriendo. Buscando algún libro para regalar (no puedo regalar otros artículos que no sean libros, películas, discos o tebeos a menos que me especifiquen que quieren otra cosa)... di con uno que me gustó por su portada (a vuestra derecha).
Leí de qué iba y me gustó. La correspondencia entre una guionista televisiva y su librero. Y el precio era más que asequible. Una ganga. Así que añadí dos ejemplares. Uno para mi hermana pequeña y otro para mi pareja. Mi hermana me dijo que lo había leído y le gustó, pero que había demasiadas referencias a libros que desconocía (eso es  lo de menos, os aviso; no va de eso).
Mi mujer lo tiene en lista de espera.
A mí no me gusta "probar" los regalos ajenos, pero el otro día, leyendo
una recomendable reseña sobre una película basada en este libro decidí que tenía que leerlo.

¿Y qué puedo deciros?
Es un libro maravilloso (a pesar de "de sobras" y alguna otra cosa que no me gusta en castellano)...
Es un libro  que me ha permitido comprobar una vez más y de primera mano (esto no es ficción) que aunque hay miles (o millones) de capullos  en el mundo, también hay gente maravillosa como la guionista, escritora y voraz lectora Helene Hanff y los dependientes de la librería Marks&Co y sus familiares y allegados: Frank Doel, Cecily Farr, Megan Wells...

Ah!  el título de la entrada, claro.  Supongo que no hace falta explicación, pero por si acaso.
No creo que el día de mañana me dé por cerrar este blog y hacer desaparecer sus entradas (primero por respeto a los comentarios de la gente que vino por aquí)... pero si el día de mañana no sigo  por aquí, y aunque no sé si llegaré con Safari  a los cuatro años de Lula (aún estáis a tiempo de felicitarla),  espero no perder ni el contacto ni la amistad que creo  que tengo con algunos de vosotros.  No os mandaré cartas tan cálidas como las del libro de Hanff, pero prometo que sí un mail, que da menos pereza... 

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