sábado, 21 de noviembre de 2009
BLANCANIEVES. El cuento de la semana.
Un conde y una condesa pasaron por delante de tres montículos cubiertos de nieve, que hicieron exclamar al conde: "Desearía tener una niña tan blanca como esta nieve". Al poco rato, llegaron a un lugar donde había tres pozos de sangre roja, entonces el conde exclamó de nuevo: " Querría tener una niña con las mejillas tan rojas como esta sangre". Finalmente tres cuervos negros pasaron volando sobre sus cabezas, y, en aquel instante, volvió a desear "una niña con el cabello tan negro como estos cuervos". Al reemprender la marcha, se encontraron con una niña tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y con los cabellos tan negros como un cuervo: era Blancanieves. El conde la hizo subir inmediatamente a la carroza y le tomó cariño, cosa que no gustó en absoluto a la condesa, de modo que se puso a pensar en la manera de deshacerse de ella. Al fin, tiró uno de sus guantes y ordenó a Blancanieves que fuera a buscarlo; cuando ésta hubo descendido del carruaje, el cochero arrancó a toda velocidad.
Esta versión aparece en el libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas de Bruno Bettelheim. Es uno más de los muchos cuentos populares medievales que recorrían Europa y del que derivaría, con cambios significativos y bastantes años después, la versión final en la que aparecen los siete enanitos. Hay una versión similar en la que la condesa, en lugar del guante, manda bajar a la niña del carruaje para recoger un ramo de rosas silvestres y así poder abandonarla.
Con todo lo que me gusta la versión de Walt Disney (obra maestra del cine, y no sólo de animación), creo que ésta es también estupenda. Y sí, la imagen de la Malvada Reina no tiene mucho que ver con este cuento, pero está tan majestuosa que no me ha quedado más remedio que incluirla.
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1 comentario:
Me ha gustado mucho tu comentario en el blog de Desclasado y con tu permiso vengo a quedarme un rato. Un abrazo.
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