jueves, 26 de noviembre de 2009

LAS "RAÍCES" DE CAPRA SON LAS MÍAS.

Iba a hablaros aquí de otro de mis directores favoritos:
Frank Capra (1897-1991).
Más que de él, iba a contaros una divertida anécdota de su autobiografía, que en realidad tiene más que ver con Spencer Tracy y Katherine Hepburn... pero eso será para el siguiente post.

Porque buscando sobre su figura por la red he descubierto algo que comparto con él, y que al final es lo que me ha dado pie a escribir este post.

El caso es que Francesco Rosario Capra, nacido en Bisacquino, Sicilia, emigró, al igual que el niño Corleone de Coppola, a los Estados Unidos, y allí se convirtió en un norteamericano ciento por ciento.

Y creo que ya va siendo hora de que quede claro que tanto su cine como su persona tenían menos de ñoño o cándido de lo que muchos han querido ver.


Capra no recordaba ni el nombre de sus abuelos maternos (cosa que no le preocupaba lo más mínimo), y toda su vida consideró que había "nacido" en America...




Tanto es así, que cuando en 1977 Capra visitó Italia, el gobierno italiano arregló una rueda de prensa en Bisacquino, su pueblo natal (la imagen de arriba), y él recordaría así el hecho: "No sentí nada. ¿A quién demonios le importa dónde has nacido? Ese pueblo no significa nada para mí. ¿Sabes lo de ese tipo de color, esa cosa, Raíces? Está lleno de tonterias. Odio la palabra "raíces". Que la gente esté tan orgullosa de sus raíces es algo enfermo." (Capra se refería al libro Raíces y a su autor, Alex Haley. La serie de Kunta Kinte, para los que la recuerden, de gran éxito por aquellos años.)

Lo cual no ha impedido que si buscáis Bisacquino en la wikipedia os digan que hay dos notables figuras que salieron de allí: el mafioso americano Vito Cascio Ferro y el tipo que dirigió la película esa de ¡Qué bello es vivir!.

¿Veis como el paralelismo con el Vito Corleone de ficción no era tan equivocado? Además, si lo pensáis bien, el negocio de Hollywood reunía más trapicheos y asuntos turbios que el de la mafia italiana. O andaba a la par...


Sin ser tan políticamente incorrecto como nuestro Francesco (yo no he leído el libro de Haley, que creo que tiene tanto de invención como la "sincera" autobiografía de Capra)... debo confesar que al igual que él, no siento para nada mis raíces. Es algo a lo que le doy nula importancia en mi vida...

Sé dónde nací (de hecho, veraneé allí durante muchos años), pero no me siento nada vinculado con ese sitio ni con su gente, ni con su équipo de fútbol, ni con su personaje local más célebre...
Son tan propios o extraños para mí como cualquier individuo de cualquier otro lugar..

Para colmo, Capra pudo al menos sentirse norteamericano, pero yo, por motivos que no vienen al caso, ni siquiera me siento español.

Intenté sentirme norteamericano, que lo sepáis, pero sin vivir allí, ni hablar el idioma, me resultó muy difícil.

Al menos me quedan las películas de este siciliano para "vivir" el "sueño" americano (más sobre esto en otros posts... que Capra da mucho juego.)

PD: Todos aquellos que escribáis (supongo que pocos) diciéndome que las raíces tienen su importancia.. que os sentís orgullosos de ser gallegos, chinos, camporapacinos, moscovitas, españoles, vascos, italianos, catalanes o incluso yanquis (que hay que tener vergüenza para esto último)... no me parece mal. Allá cada uno con lo que prefiera. Pero me parece que lo importante, que la raíz común que nos engloba a todos es que pertenecemos a la misma especie animal (eso que llaman homo sapiens no sé muy bien por qué, porque yo la denominaría homo imbecilis) y que vivimos en el mismo planeta...

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo creo que las raices tienen su importancia...yo me siento orgulloso de mis raíces y de mis puntas

Crowley dijo...

Yo por mi parte no tengo unas raices demasiado definidas ya que me he criado en diferentes puntos del planeta debido a la movilidad de mis progenitores, con lo cual no tengo especial apego a ningún lugar en concreto salvo ahora, que mis raices están donde esté mi mujer y mi hija, que son mi vida.
Estoy muy de acuerdo con tu planetamiento y que todos deberíamos sentirnos miembros de un único entorno, pero por desgracia no es así y cada uno trata de marcar na linea a su alrededor y entonces se piensa si deja que su semejante la cruce o no.
Saludos

David dijo...

Anónimo: Creo que ahí está el problema. Apenas tengo pelo, y ya no me quedan ni raíces ni puntas de las que sentirme orgulloso.

Crowley: Eres un sentimental. Si es que mucha peli de terror y de zombies y al final sois unos tiernos... Pero lo cierto es que ni puedo ni quiero rebatir ni una coma de tu texto. Pienso muy parecido.

Ichi dijo...

... tantos poetas han escrito de manera romántica sobre su tierra, para mí poesías bonitas pero con las que tampoco me he identificado nunca. Las raíces, las patrias, las banderas etc etc la tierra es la que trabajas, cuidas, en la que te enamoras, te diviertes...yo podría decir perfectamente que mi tierra es Salamanca, sin haber nacido allí. Pero el que la gente se sienta patriótica interesa mucho a los de arriba, a los gobiernos... prefiere a gente enraizada, quietos, en su lugar, que gente que se mueve, amplia horizontes.

David dijo...

Salmantina!!! Si te oyera tu madre, "María"...
No me lo puedo creer (ja, ja)...
Ahora en serio. Lo de las "patrias" es un tema curioso, y daría para un post que, todo sea dicho, no me apetece hacer.

Mister Lombreeze dijo...

Las raíces son imporantísimas.
Por eso se nos salta la lagrimica si estás en Tokyo y de repente oyes hablar a alguien español o te viene olor a churro en Sydney.

Capra tenía razón, pero yo también.
Es que Capra sencillamente no tenía sus raíces en Italia. Eso es todo. El nacimiento allí no era sino una anécdota en su biografía.
Y los habitantes locales, bueno, pues inflaban pecho porque allí había nacido Capra.

Vito Andolini solamente volvía a su puto pueblo a matar al asesino de su familia, y luego se volvía a su pais: América.

David dijo...

Ja,ja,ja. Muy buen comentario Mr. Lombreeze. Pero no te voy a dar premio, que no somos familia todavía (ja,ja).
Si estoy en Tokyo y oigo hablar español se me salta la lagrimita porque a lo mejor puedo entenderme con alguien, pero si ese español es un imbécil maleducado y en cambio hay un japonés que no sé si por mímica u otra manera comparte gustos o ideas conmigo, pues igual la lagrimita me sale con él, y no con el imbécil.
Pero bueno, tú también tienes razón.
A ver cuándo pued irme al país de mis raíces (ja,ja,ja)

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