miércoles, 18 de noviembre de 2009

VUELTAS AL TIEMPO...QUE NO LO CURA TODO


Es curioso, porque después de editar el post que tenéis a continuación de éste sobre la autobiografía de Asimov, he recordado otra autobiografía que me encantó y a la que también le puse una pega tiempo después de haberla leído... esta vez no pequeña como en el caso de la de Asimov, sino la más grande que podáis imaginar.

Ya sé, como dijo Groucho Marx en su autobiografía, que todas las autobiografías mienten, que en la mayoría de los casos pretenden dar una imagen positiva del interesado. Es así, vale. Pero en ocasiones, hay cosas que no deberían pasarse por alto si el autor pretende que la "imagen" que ha proyectado al exterior no se derrumbe como un castillo de naipes.

La autobiografía en cuestión es Vueltas al tiempo de Arthur Miller (editada por Tusquets) y si os interesa este dramaturgo os la recomiendo de verdad. No es tan divertida y amena como la de Asimov, pero aún así, muy recomendable.
¿Cuál es la mayor pega que le pongo a este libro?
Pues que si en 312 páginas Miller tiene tiempo para hablarnos de sus trabajos como obrero de cuello azul que alternaba con su labor como dramaturgo, de la creación de algunas de sus obras más famosas (como la magistral Muerte de un viajante), su primer matrimonio, su segundo matrimonio con Marilyn Monroe, sus problemas durante la caza de brujas, la traición del director Elia Kazan, su tercer matrimonio con la fotógrafa Inge Morath y lo fantástica que es su hija Rebecca, fruto de esta unión, así como de muchas otras cosas igual de interesantes... se olvida de un pequeño detalle que a mí, francamente, me deja a cuadros.

Miller tuvo un segundo hijo con Morath, Daniel, nacido en 1966 con sindrome de Down y que entregó a una institución al poco de su nacimiento. Fantástico. Lees una biografía sobre un hombre al que supones de principios e íntegro... Y descubres que "abandona" a un hijo al que no dedica ni una línea en un volumen de 312 páginas. No voy a entrar en si estuvo mal lo que hizo (que obviamente, lo estuvo)...pero pasados los años, no ajustar cuentas con el tiempo y no mencionar ni el hecho, dice muy poco de Miller como padre... otra cosa es su calidad como dramaturgo, que nadie pone en duda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, David, sino estoy equivocado al final de su vida si ajustó cuentas con el tiempo pues segñun creo hizo algunas apariciones públicas con su hijo Daniel.Quizá reparó en su vida real, en su biografia, lo que habia dejado abandonado en su autobiografía.El tema de la autoría y su relación con la paternidad-filiación...daría mucho que hablar.

David dijo...

Pues sí. También lo había leído yo. Y tb que fue gracia otro Daniel, el Day Lewis, su yerno.
Y sí. Es como dices.. Pero aún así, debería haber escrito algo sobre el tema (creo yo)...o haberlo reflejado en su autobiografía para futuras ediciones o lo que fuera. Es muy de final feliz que ahora su hija Rebecca le tenga por hermananísimo y al final no sabes muy bien si fue porque se destapó el asunto, que vinieron estos "arrepentimientos"... Pero bueno, que estuvo bien que al final pasara eso, sí. No voy a poner pegas.
No sé quién eres, pero supongo que a pesar de tu "anónimo" me conoces...porque como bien dices... el tema paterno-filial daría para mucho, al menos en mi caso..Supongo que eso tb fue lo que me animó a colgar este post.

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