El caso es que al finalizar la película, hubo una charla del crítico Quim Casas con una serie de preguntas o comentarios por parte del público asistente.
Entre estos, alguien (no fui yo) comentó algo que me pareció muy interesante... Cito a grandes rasgos y supongo que tergiversando alguna cosa de su intervención (no llevaba grabadora) :
"Lo que a mí no me gusta es que nos centramos en la figura de Siegel como autor de la película. Y esta es una película típica de un productor y un estudio. Y es que Cahiers du Cinéma hizo muy bien al reivindicar a una serie de directores como Hitchcock y Fuller, pero a mí lo de su política de que el director es el autor en otras películas no me sirve. Pienso por ejemplo en Val Lewton, que era alguien muy importante en la creación de esas películas de terror..." y siguió con el tema, pero bueno, creo que veis por dónde va la cosa.
Lo cierto es que expuso algo sobre lo que yo ya había pensado aquí mismo.
Y Quim reconoció que era verdad, pero que esa política de centrar la autoría en los directores había sido criticada en los últimos años y que en los 90 (y esto sí que me hizo gracia) en la misma Cahiers, ya no hablaban de los encuadres de Anthony Mann, sino de cómo los componía o rellenaba un actor como James Stewart, por ejemplo.
Ayer, hablando con unos amigos de lo ocurrido en la charla, yo comenté que bueno, al fin y al cabo él escribía en una revista llamada Dirigido... Y uno de mis amigos dijo en tono de broma que lo había que hacer era otra revista llamada Iluminado por, o Interpretado por...
De todas formas, debo aclarar que el mismo Quim Casas se daba cuenta de este tipo de actitudes de centrar un ciclo en un director y no en un intérprete o un guionista no era del todo acertado, pero que no nos engañáramos: si la gente había ido a ver Harry el sucio en su reciente proyección durante el Festival de Cine donostiarra, no era porque estuviera dirigida por Don Siegel, sino porque era una película de Clint Eastwood.
Y aunque como ya os he dicho la charla de Quim estuvo bien, en su intervención dijo que Elia Kazan había ido a la cárcel antes de testificar durante la caza de brujas y aquello me sorprendió. Yo sabía que Edward Dmytryk sí había estado en la cárcel unos cuantos meses antes de testificar, pero no que Kazan hubiera pasado por lo mismo. De hecho, cuando leí la autobiografía de Arthur Miller (amigo de Kazan) no mencionaba nada de esto como atenuante en lo que consideró una tración por parte del director (claro que tampoco habló de su loable acción paternal, así que no sé...). Aunque le pregunté a Quim Casas si no había querido decir Dmytryk en lugar de Kazan, él insistió en el hecho de que Kazan, al igual que Dmytryk también había estado en la cárcel antes de delatar a sus compañeros, si bien no sabía cuánto tiempo. La verdad es que mirando por la red yo no encuentro nada que confirme este hecho, así que tampoco sé en este caso si Kazan pasó o no por la cárcel antes de "testificar". Si alguien sabe algo más sobre este tema, agradecería que lo comentara.
Porque creo que el hecho tiene su importancia.
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Tal vez os preguntéis cómo hemos llegado hasta aquí hablando de una película de ciencia-ficción de serie B. Bueno, supongo que todos sabéis que la película de Siegel fue vista en su momento desde dos perspectivas cuando se estrenó. Como una crítica de la caza de brujas por un lado, y como una crítica del comunismo por otro. Así de ambigua resultaba (y resulta) ser.
Pero durante la charla Casas empezó a tratar de aventurar hacia dónde se dirigía la película ideológicamente fijándose en el credo
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Es decir, ¿es Harry una película de ideología fascista o es una película que critica ese tipo de actitudes? El siguiente texto entrecomillado podéis leerlo con el tono irónico que más os guste:
"No tenéis por qué saber qué es lo que os está diciendo la película, lo que veis en ella o cuál era la intención del autor del guión. Os basta con saber que Siegel (director-autor) votaba demócrata, que era un hombre bastante liberal, independiente y progresista, así que no os sintáis mal si os gusta Harry."
La verdad es que hace tantos años que no he vuelto a ver la de Harry que ya no recuerdo si tiraba su placa o no tras acabar con el criminal. Pero sí recordaba la crítica que hizo Pauline Kael donde la tildaba de cuasi-fascista, así como de clara propaganda a favor del uso de la fuerza policial (hace ya bastantes años un amigo me definía todas las series televisivas yankis como "apología de la policía", así que sobre el cine pensaría parecido). Cosa que a Eastwood le hacía mucha gracia porque debía conocer la ideología de Siegel.
Y a mí me da que más allá de la actitud del personaje de Harry de tomarse la justicia por su mano, Siegel pensaría que era una película de acción y que esa era la característica del personaje, su fuerza o atractivo.
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En definitiva, y para dejarlo bien claro, por si quedaba alguna duda: qué votaban los directores norteamericanos o de qué pie cojeaban ideológicamente para analizar el contenido político de sus películas me parece algo poco acertado y que puede dar pie a demasiados errores.
De hecho, en la próxima entrada trataré de demostrarlo exponiendo el curioso caso de "El director de ultraderecha que hacía películas de izquierda".