sábado, 16 de enero de 2010

MEAD SCHAEFFER

¿Habéis pensado alguna vez lo que debe sentir un artista cuando sabe que es muy bueno en lo que hace, pero que a los ojos del público siempre hay otro que es "el mejor", el más querido o apreciado? ¿Qué es lo que debe sentir cuando sabe que siempre hay alguien que ocupa el primer puesto en el podio artístico y él, por muy bueno que sea, siempre será un "segundón"?

Y no pensaréis que no hay "competiciones" en el arte, ¿no? Puede que las carreras no se ganen por milésimas de segundos, sino por millones de fervientes seguidores, reseñas favorables o un consenso general que sitúa (equivocadamente o no, eso es otra historia) al artista de turno como el número uno.

¿Creéis que Keaton, Lloyd o el resto de cómicos de aquellos años no sabían qué personaje tenía el "cariño" y "reconocimiento" del público y la crítica?

Sabemos cómo se tomó Brian Wilson el no poder desbancar a los cuatro melenudos. Y no me preguntéis dónde lo encontré, pero recuerdo unas declaraciones de Ray Davies en las que se quejaba de que las tensiones dentro de su grupo no les permitían ocupar el segundo puesto (porque sabía que el primero era muy difícil arrebatárselo a los melenudos)...
Y no os engañéis...puede quedar muy bien decir ahora qué buenos eran estos o los otros, o que en realidad los mejores eran aquellos, pero me parece que nadie puede dudar qué grupo dominó la escena a los ojos del público en los años sesenta.

¿Qué pensarían John Buscema, Gene Colan, John Romita (Ditko es un caso aparte) cuando comenzó el reinado de Jack Kirby y la era Marvel?

¿Qué pensarían todos los dibujantes cuando llegó Neal Adams?
Carmine Infantino: "Es realmente un oficio curioso. La gente pasa. Cuando lo dejé, recibí montones de cartas diciéndome que era irremplazable. Llegó ADAMS... Cuando se marche él, habrá otro ADAMS. Lo nuevo reemplaza lo viejo. Es la vida. " (de una entrevista de J.P. Dionnet y F. Bharucha en "Phenix", 1974).

The Saturday Evening Post se asocia en gran medida al ilustrador Norman Rockwell. Pero lo cierto es que él no fue su único portadista. Era una revista en la que participaron grandes ilustradores, algunos tan buenos como Rockwell, o mejores si alguien va a tratar de aplicar ese criterio a algo tan subjetivo como esto del arte . Ilustradores que sabían que a los ojos del público norteamericano, la estrella siempre era Norman Rockwell, y que aunque ellos se acercaran o alejaran de su sombra, estuvieran influidos o no por su obra, era el artista con quien les compararían los lectores del Post.

Eso fue lo que le ocurrió a Mead Schaeffer, por ejemplo.

Mead Schaeffer (1898-1980), nacido en Nueva York, decidió desde muy joven que quería ser artista. Cursó estudios en el instituto Pratt y estudió con Dean Cornwell y Harvey Dunn (cuya influencia se reflejaría en las composiciones de Schaeffer). Siendo un veinteañero ilustró clásicos como El conde de Montecristo, Los Miserables o Moby Dick.

Trabajó como ilustrador en diversas publicaciones, y entre ellas, el Saturday Evening Post.
Pero con Rockwell no compartió sólo publicación. Durante un tiempo fueron vecinos en Vermont y tanto él como sus hijas posaron como modelos para algunas ilustraciones de Rockwell.

El arte de Rockwell y su cercanía acabaron influyendo en la posterior trayectoria artística de Mead. Así, según una cita de Susan E. Meyer's en el libro Norman Rockwell's People, Schaeffer dijo "De repente me di cuenta que estaba harto de todo - harto de pintar finolis y dandis. Tenía ganas de hacer un trabajo sincero, basado en lugares reales, gente real y cosas reales."

Durante la Segunda Guerra Mundial Schaeffer creó catorce ilustraciones para el Post sobre los cuerpos de las fuerzas armadas que fueron exhibidas en más de 90 ciudades.
Su última portada para el Post es de 1953 . Poco después se retiró de la ilustración comercial.

Os dejo con algunas de sus ilustraciones.































5 comentarios:

Marcos Callau dijo...

Realmente estas ilustraciones eran puro arte. Me encanta el dibujo del botones al que se le caen las maletas ante la gran dama y el hombre del sombrero. También me ha gustado mucho la del hombre de blanco apoyado en el muelle y el de azul con el pañuelo rojo y un puñal en el cinturón.

Nemo dijo...

Vaya, yo pensé que ibas a hablar de Lennon y McCartney, y de lo que a veces se le nota al segundo lo mal que lleva que Lennon sea la leyenda, y lo que se esfuerza en demostrar que él también era intelectual y experimental y artista inquieto... Pero, claro, a ti no te gustan esos dos, tal vez ni sepas de quienes te hablo.

David dijo...

Sí. Los conozco. Son dos de los cuatro melenudos...ese grupo que nos han querido vender como el mejor de aquellos años, opinión con la que estoy en total desacuerdo.
A esos dos los mencionaban en otras entradas del blog algunos artistas de cómic que a mí me interesaban. Pero ya sabes, los gustos de la gente que me gusta no tienen por qué ser mis gustos.

Vivian dijo...

He de confesar que en el tema “ilustradores”, no tengo ni idea.
No conocía ninguno de los nombres que mencionas en la entrada. Eso sí, gracias a ella los he descubierto.
Desconozco que tal sería, a nivel de talento me refiero, ese número uno del que hablas, pero, viendo las ilustraciones que colgaste en la entrada, en mi opinión, Mead Schaeffer merece el reconocimiento que le diste en esta entrada, por su talento. Me gustaron especialmente la quinta, sexta y séptima que colgaste.

Me gustó descubrirlo aquí, gracias a tu blog.

Saludos

Mister Lombreeze dijo...

jolines, es que Rockwell era deslumbrante. Yo todavía me emociono con sus ilustraciones de las 4 Freedoms de Roosevelt.
Pero cierto es que Mr. Schaeffer no le iba a la zaga.
joder, qué genios. Me ca*o en el abstracto cuando reviso su obra.
Un amigo mío dice que los grandes artistas plásticos del XX son los ilustradores y los decoradores.
A veces estoy de acuerdo.

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