miércoles, 24 de noviembre de 2010

LA SILLA.

Cuando mi hija tendría unos... no sé... dos?, tres? cuatro  años?... la llevaba hasta dentro de la clase y después me marchaba. En la clase, los niños se sentaban en dos bancos alargados, colocados en forma de L, y cada vez que entrábamos en el aula, mi hija me hacía colocarle una sillita justo al final del banco, en la que se sentaba. La verdad es que yo no entendía por qué no se sentaba en uno de los bancos alargados con el resto de sus compañeros y estaba todas las mañanas pidiéndome una silla (que estaban algo más alejadas o desperdigadas por la clase) para sentarse sola. Así que después de unos días le dije que fuera a sentarse en uno de los bancos. Cuando fue hacia allí, uno de los niños le puso la mano tapándole el asiento. Reservaba con toda su inocencia el sitio a un compañero que él prefiriera. Mi hija comenzó a llorar cuando vio que no la dejaban sentarse y que yo encima no había querido proporcionarle su silla "de seguridad".  Lo que comprendí fue que ella ya habría experimentado anteriormente ese rechazo y por eso quería una silla que no le obligara a pasar por aquello cada día.
Por suerte, ese día no había salido corriendo por la puerta y al ver lo ocurrido fui hacia allí... La profesora se percató del asunto y antes de que yo pudiera estrangular y golpear a aquel niño con mis propias manos le recriminó que eso no se hacía, que los sitios eran de todos, que no se "guardaban", etc... (y sí... ya sé, ya sé...la violencia, y más hacia un menor no es algo que debamos fomentar... espero que aquí se entienda que se usa como un no muy conseguido recurso literario)
Después de consolar a mi hija, me marché. Pero aquello, no me digáis por qué, se me quedó grabado. De alguna manera fue una de esas cosas a las que asocié el funcionamiento del mundo y el comportamiento de las personas.

43 comentarios:

Desclasado dijo...

Jajajajaja, me río por lo de estrangular al niño, lo del comportamiento del mundo y las personas no lo tomo en serio: las personas son peores aún.

David dijo...

-Desclasado: No sé. Algunos hacen uso privado y se apropian de algo público de manera indebida causando daño al que ha llegado más tarde. Eran niños muy pequeños. Yo lo tomé como metáfora de muchas situaciones y comportamiento por parte de adultos. Funcionamos de formas muy similares, me parece.
Un saludito.

Marcos Callau dijo...

Yo también me he reído, se entiende perfectamente tu manera de expresarlo. Pues sí, existen sucesos que se nos quedan grabados sin que sepamos la razón. Yo creo que es un suceso que te resultó especialmente conmovedor por haber sido el primer día que no le dejabas su "silla de seguridad". Un saludo.

Blue dijo...

En el caso de los niños se entiende porque son muy egoístas, pero con los mayores se entiende menos.
A mí me pasó lo mismo que a tu hija, pero con 30 años y no lloré por vergüenza. Me explico: Soy nueva en el "sitio" y cuando llega la hora del descanso me voy al lugar de reunión. Me siento en un sofá cualquiera y alguien me dice: Ah!, pero si ese es el sitio de Fulanito!. Me quedé allí sentada con risitas y demás, pero no volví. El resto de los días me fui a tomar el café fuera, yo sola. Que felicidad.
Eso de "mejor solo que mal acompañado" es una gran verdad.
Ya estoy acostumbrada a las llantinas de las niñas por esas cosas. No queda más remedio que defenderse o coger otra sillita aparte.
Saludos.
Me ha encantado este tierno relato.

David dijo...

-Marcos: Sí. Se me quedó grabado porque yo fui responsable y culpable indirecto de su llanto... cuando ella sabía mejor que yo (a pesar de sus años) por qué hacía falta esa sillita (ja,ja). Un saludo.

-Blue: Joder! Ya puede ver Descla que no andaba tan desencaminado.
Lo de "mejor solo que mal acompañado" lo he aplicado muchas veces en mi vida... así que te entiendo perfectamente.
Si llego a estar allí hubiera ido a buscarte para que volvieras...
o te hubiera acompañado a tomar café.
Me alegro que te haya gustado la entrada...pero no es un relato, te lo aseguro... real como la vida misma.
Saludos.

ANRO dijo...

Ja, ja, ja, si yo te dijera a la cantidad de niños y niñas que he estrangulado (figuradamente, entiéndase)...y si te contara de los adolescentes que se acercaban a mi hija, ya ni te cuento. Como diría aquel, humano, demasiado humano. Y deja que se acerquen los novietes. Ya te veo escondiendo un afilado cuchillo y sonriendo torcidamente cuando llamen a la puerta y pregunten por tu hija. Tómatelo con calma, amigo.
Un abrazote.

Pepe Cahiers dijo...

En mi caso, en el colegio de mi hija cada niño tiene adjudicado un asiento y no hay problema. Eso si, cuando voy a recogerla y me encuentro a todos los niños campando a sus anchas en el patio, alguna vez me han dado ganas de darle un capón a más de uno por ser pequeños prototipos de abusones.

emejota dijo...

¡Que gracia! A mi hijo le mordían algunos "violentos". Con dos añitos se apartó del grupo voluntariamente y no se unió a él hasta sentirse seguro de poder comérselo con su capacidad intelectual. Luego llegó el futbol y cesaron los desequilibrios.
Recuerdo que de niña, 8-10 años "zurraba" a algunos de mis compañeros (chicos siempre por supuesto), por eso de la igualdad en que nos educaban. ;) .
Ahora mi nieta se queja que un tal Carlos le chupa, ya le he explicado lo que debe hacer. ¡Que tiempos!
Un abrazo.

Antonio de Castro Cortizas dijo...

Pues si, "that's the way of the world". Yo vivi unas cuantas asi en mi mas tierna infancia. Ahora me duele ver a otros pasar por esas mismas situaciones, pero en realidad creo que sufrimos mas los que lo vemos que los propios ninos. Yo por lo menos no tengo ningun trauma (que yo sepa) y son recuerdos muy lejanos.
Eso si, fue un punto lo del estrangulamiento infantil, pero tal y como esta el patio con lo de la correccion politica, igual lo lee alguien de uno de esos ministerios que hay ahora, y te cae un paquete...
Un saludo.

Blue dijo...

David, no dudé que el relato fuera real. Se nota, además.

Saludos.

(Y al café, por supuesto. Opción A descartada, ja, ja)

Myra dijo...

Hola, David. Qué entrada tan bonita. No sabes lo bien que entiendo tu recurso literario además, no sé..me gusta la manera de contar esta historia. Cuando una de mis hijas era pequeñita, fui a recogerla al parvulario y tenía la espalda con más de un mordisco. Recuerdo que se lo comenté al director y su respuesta fue que era una manera de comunicarse entre los niños. Aquella respuesta me pareció surrealista..Te puedes imaginar las ganas que me entraron de agarrar a aquél crío y comunicarme con él..

Esta entrada también daría para un cortometraje..

Un saludo.

Anónimo dijo...

Myra: Y ate digo, y tendría el nervio que no tiene el otro, con el estrangulamineto y tal....jejejeje

Kinezoe dijo...

Los niños pueden llegar a ser muy crueles, tanto o más que los adultos. Pero aún están a tiempo... El adulto cruel sólo va a peor. Algunos, con los años, pierden fuerza; pero pocos, llegado a cierta edad, son capaces de reconducir sus actos.

Y hablando de sillas: ¿por qué harán los sofás tan incómodos últimamente? Hay veces que prefiero la silla, te lo digo en serio. El sofá sólo es bueno si te tumbas.

Saludos.

marcela dijo...

David, además de que me cuesta escribir con todas las letras, hay comentarios que desaparecen. Creo que es "interior".
Te decía que yo siempre pertenecí a la "liga de las sin bata", y además no admitía socias así nadie me robaba el chocolate.
Pasé una infancia solitaria, pero aprendí a pensar sola.
Bueno, no lo tomes al pie de la letra, que también jugaba a los cromos.
Besos.

David dijo...

-Anro: Pero que tiene 12!!! No me vengas ahora con lo del novio (ja,ja). Lo del cuchillo y dejar que se acerquen me ha gustado.

-Pepe Cahiers: A mí me ha pasado igual en eso. A algunos se les ve ya desde chiquitines.

-emejota: Por lo visto siempre va a haber unos que reciben y otros que dan en todas las etapas de la vida. Puede que los niños sean "inocentes", pero no "inofensivos". Un abrazo.

-Antonio de Castro: Yo las vivi en mi infancia, adolescencia y bueno, ahora como que me aparto yo solo muy tranquilito si me encuentro con ese tipo de actitudes.
Y en lo del trauma tienes razón. Mi hija no recordó la anécdota cuando se la conté añitos después...Pero yo todavía recuerdo el nombre del "culpable" (ja,ja)
Un saludo.

-Blue: Blue, lo del café tenemos que hacerlo. A ver cuándo....

-Myra: Entiendo esas ganas perfectamente... Lo del cortometraje... no sé...sí, supongo que sí, pero con el estrangulamiento del que habla el siguiente comentarista.

-lokodatar: A ver... El estrangulamiento sería figurado, supongo. ¿o vamos a estrangular y golpear a un niño para hacer que el corto tenga más nervio?
Aunque ahora que lo pienso no sería mala idea. Eso vende. Lo sacamos con detalle. El niño rojo...luego unos golpes en la cara, sangre salpicando la pantalla (ja,ja) Venga, en serio...
Prefiero la idea del corto anterior.. Además, esta en realidad no la trabajé nada, y tendría que compartir créditos con hija, compañero y maestra (ja,ja).

-Kinezoe: De tu primera frase. Bueno, como digo siempre. Habrá de todo. Pero sí, pueden llegar a ser muy crueles... Y en los adultos (salvo excepciones, como dices) la cosa empeora..
Yo siempre prefería tumbarme en la cama para leer. Ahora, como paso tanto tiempo delante esta pantalla en la silla... no sé..
Un saludo.

-Marcela: El comentario no ha desaparecido, Marcela. Está en el post anterior. Y "vale", no lo tomo al pie de la letra.
Besos.

abril en paris dijo...

Por esa experiencia creo que más o menos hemos pasado todos. Qué sí que tienes razón David inocentes sí, inofensivos no. El egoismo y el favoritismo ya lo " ejercemos" desde crios... Lo bueno es aprender
( preferiblemente no a golpes )que no se puede ser asi de " borde" y buscarse una " sillita de seguridad" cuánto antes mejor.
Se comprende tu furia ¡ padrazo!
Saluditos :-)

egoitzmoreno.com dijo...

Mi hija (año y medio) procuramos que nos vea
en los momentos buenos o mejores:
cuando nos abrazamos y besamos,
cuando las cosas discurren con lisura y eficacia,
cuando no hay gritos ni vajilla amenazada,
cuando nuestro roce cotidiano es fluido
y no hay asperezas que nos hagan estallar.
Es obvio que lo otro -lo regular, lo malo, lo peor-
también lo ve, y lo oye; pero creo
que después de todo
no nos las arreglamos
demasiado mal.
Es alegre, nuestra hija; y no hay foto ni momento
en que no sonría.
Le ha dado, quizá por todo ello,
por abrazar a otros críos cuando los ve.
Se lanza sobre ellos, los envuelve
con los brazos y les planta un beso en la mejilla.
A cambio de sus esfuerzos ya le han dado
algún que otro tortazo.
Delante de los ufanos padres en cuestión.
Y ayer llegó, a modo de confirmación definitiva,
la guinda del patrón de conducta habitual:
una niña, algo mayor que ella,
al verla repartir sus holas y sus besos
entre un grupo de críos,
se volvió hacia un niño y le susurró en voz baja:
"esta niña es tonta".
Me habría gustado
estamparle la jeta en el asfalto.
Y a sus progenitores
machacarles luego la cabeza.

Pero a eso
lo habrían llamado
violencia.

VIOLENCIA, de Roger Wolfe.

(De El arte en la era del consumo, Sial/contrapunto).

David dijo...

-abril en paris: Gracias por tu comentario y por lo de padrazo...Pero no lo soy. En realidad creo que dejo bastante que desear en ese aspecto (ja,ja)...
Saluditos.

-Egoitz: Me ha gustado el comentario de Roger Wolfe que has traído. No sé... Creo que lo prefiero antes como comentario que como texto poético. Y sí, ya sé que un comentario puede ser un texto poético...Pero lo leo y sigo pensando que es un comentario (lo que hace distorsionar esto de los blogs y el espacio en el que lees (ja,ja)). Por cierto, creía que el texto era tuyo hasta que he llegado al final. No tenía ni idea de quién era Roger Wolfe.
Un saludito.

Josep Lloret Bosch dijo...

Eso de estrangular criaturitas, aparte de ser muy cinéfilo, está muy visto, David, aunque en tu caso es perfectamente comprensible: lástima que la maestra estaba delante, que si no....

Y no hagas caso a Anro, aunque él sabe de esto mucho más que yo: deja el cuchillo en la cocina y ya que la nena tiene doce años, piensa que tienes tres por delante para afinar la puntería: a los novietes y pretendientes hay que enfriarlos con sal: con unas buenas postas; en las sentadillas, oye, tampoco hay que pasarse de bestias... ;-)

¿Y lo rápido que pasa el tiempo?

Un abrazo.

edu dijo...

Yo confieso. De niño he puesto la mano para que alguien no se sentara a mi lado. Ahora, venid a estrangularme...

David dijo...

-Josep: Ja,ja... Y después de tu comentario tengo que reconocer que sí que pasa rápido. Otro abrazo.

-edu: No me lo puedo creer. Fíjate que no te imaginaba como un niño de esos (ja,ja)... Sería antes de que nos conociéramos. Supongo que con la edad, a pesar de que no sólo pondrías la mano, sino que le quitarías la silla a ciertas personas... vamos aprendiendo a ser menos sinceros (y crueles) al mismo tiempo.
En fin...el delito ha prescrito, o como se diga.
Un saludito.

Lughnasad dijo...

Lo peor es que esa actitud es la misma que hacen los mayores. Este mismo verano en un concierto de aforo limitado, había gente que llegaba tempranito para reservar un montón de sitios. Era un poco esperpéntico ver un montón de sitios vacíos y un montón de gente de pie sin poder sentarse. Hasta que a una señora se le hincharon, habló con un responsable que le dijo que no se podían reservar lo sitios. Ni corta ni perezosa, apartó unas chaquetas y se sentó. Las miradas asesinas a lo largo del concierto fueron espectaculares.
Joder, qué ladrillazo he soltado.

Bruja Truca dijo...

Eso lo veo yo todos los días. Y en niños no tan pequeños, de hasta 12 años. Aún tengo que decirles que no ocupen sitios.Trabajo en un comedor escolar y ya como ven que les decimos que no ocupen las sillas de al lado meten la cuchara en el plato que tienen al lado. Evidentemente nadie se sentaría a comer en un plato donde hay una cuchara.
Harta me tienen. No me extraña que la sola idea de tener hijos me de repelús.

David dijo...

-Lughnasad: Ese tipo de cosas ya las he visto. Lo que cuentas me parece muy fuerte. Vale que alguien reserve un sitio para su chica, o su amigo que llega algo más tarde...pero cogerse sitios y sitios. Bien por la señora y lo cierto es que el responsable tenía que haber actuado antes.
Lo único que me consuela es que de mayor te jode, pero sabes que no es algo directamente "personal", sino mala educación, pero de niño el rechazo lo sientes de otra manera.
Y de ladrillazo nada, que es una anécdota estupenda.
Un saludo.

-Bruja Truca: Ja,ja... Me ha hecho gracia cómo lo cuentas.
Lo de que metan la cuchara en el plato, qué te voy a decir... ¡Qué cabritos! En fin... Piensa que tú también fuiste niña en algún momento.
Un saludo.

MrMierdas dijo...

David, me ha encantado tu historia...seguro que ese pequeño bastardo será un buen director de banca!

un abrazo!

David dijo...

Mr.Mierdas: Ja,ja,ja... Podría ser, pero no lo creo. Además, con los años, la verdad es que el chaval ha sido de los "mejorcitos" en el trato con las chicas de la clase de mi hija, porque el resto son una panda que vamos, mejor me callo (ja,ja)... Supongo que todos somos así... y además le disculpa que era muy-muy niño y por supuesto incapaz de pensar en el daño que provocaba a mi hija con lo de reservar el sitio.
Otro abrazo de mi parte.

Crowley dijo...

Amigo David, así funcionaa el mundo, con manos tapando los sitios a los demás en todos los ámbitos... Por suerte, casi todos llevamos una silla interior que nos sirve de salvavidas.
Saludos y buenas noches.

MucipA dijo...

Hola, David!
Como es sábado y tengo un poco más de tiempo por fin me siento a comentarte mi punto de vista.
Comprendo tu indignación como padre y la de todos los padres/madres que comentan tu entrada. Yo no soy madre (de momento, jeje), pero tal vez me compre un cuchillo de ésos y lo tenga escondido por si algún día tomo la decisión de serlo...
No obstante, sí que soy profesora y voy a dar mi opinión como persona que día a día presencio tantas y tantas situaciones como ésta en las aulas.
En primer lugar, permíteme una puntualización, no es lo mismo que tu hija tenga dos, tres, que cuatro años cuando ocurrió el suceso de la silla. Con dos o tres años un niño no es consciente de que está haciendo daño (¿y si miramos su forma de actuar como una actitud de cariño hacia un compañero que es su amigo?, entonces la cosa cambia...). Con cuatro o cinco años, incluso seis, los niños tienden a ser excesivamente egoístas, pero no por fastidiar a los demás, sino por el propio descubrimiento de tantas y tantas cosas que les ofrece la vida en sociedad.
Un ejemplo claro de egoísmo que me canso de contemplar año tras año es que en una clase de 4, 5 o 6 años (y a veces con 7) cuando el material es de la clase y lo tienen que compartir todos los niños/as de la clase siempre aparece alguna situación conflictiva. Si repartes colores nuevos (por poner un ejemplo) todos los niños/as empiezan a manipular el material inmediatamente porque les llama la atención, aunque no tengan todavía la ficha delante para pintar. Y si dos alumnos/as necesitan el color rojo a la vez el problema ha llegado (pero no se quieren fastidiar el uno al otro, la explicación que te dan es que "necesito el color rojo para pintar la nariz del payaso").
Lo que quiero expresar con esto es que no es lo mismo el egoísmo entre niños que entre adultos, no se puede comparar. Lo cierto es que cuando ocurren estas situaciones hay que dejar actuar al docente y no llevar la situación al extremo, pues nuestros niñ@s también pueden caer en la tentación de guardarle el asiento a otro compañer@ y entonces otro padre puede querer estrangular a nuestro angelit@…
Por último, añadiré que, aunque no sé cuánto tiempo hace de este suceso de la silla, se me hace extraño que las maestras dejaran entrar hasta dentro del aula a los padres. Esto hoy en día sólo suele ocurrir en la guardería porque ¿imaginaos en una aula de infantil o primaria a 25 padres consolando a sus niños a primera hora de la mañana? ¡Esto sería de locos! Los profesores sobrarían si es que realmente algún padre/madre piensa que servimos para algo…
Perdón por extenderme tanto. Es que es un tema que me toca de pleno y no he podido contenerme.
Un saludito, David, y que tengas un buen fin de semana!

MucipA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MucipA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MucipA dijo...
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MucipA dijo...

Perdón por la supresión de comentarios, he sido yo.
Es que me decía que el comentario era demasiado largo y estaba intentando resumirlo, pero resulta que me lo estaba publicando igualmente.
Lo siento, no quería acaparar de esta manera tu espacio...
Mil disculpas!!

David dijo...

-Mucipa: Sería el aula de dos años, y ella tendría dos o tres como mucho. Fue hace ya 10 años entonces...
Los padres no estábamos en el aula, pero sí íbamos con los niños y los dejábamos dentro al principio-principio (luego ya no dejaron... así que debía ser con dos años).
Y claro que el niño no era consciente de lo que estaba haciendo. Así que entiendo y estoy de acuerdo con todo lo que comentas, pero no voy a renunciar a esa "visión" que me provocó el suceso ni a las ganas que tuve de estrangular al niño (ja,ja).

No te preocupes por lo de la supresión de comentarios. A veces me pasa a mí también.
Un consejo cuando sea largo.
Primero copia el comentario. Dale al botón... comprueba si te ha dejado meterlo. Si es así, ya está... Y si no, pues pégalo de nuevo, pero esta vez, por partes (es lo que hago yo).
Un saludito y lo mismo, disfruta del fin de semana (que no hay niños de por medio ;-) )

Crowley dijo...

Vaya, vaya... así que pasamos mi comentario por alto... y yo que pensaba que me apreciabas... jejejeje.
Buen finde, Bud Spencer (por lo de los guantazos a mano abierta, digo, jejeje).

David dijo...

-Crowley: Se me pasó... Pero la culpa es tuya, que no te reconozco por ese lifting que te has hecho... Abandonando a Fantomas (ja,ja). Además, spor lo visto se me pasan muchas cosas últimamente (lo entenderás cuando leas mi mail).
A mí me gustaría tener una silla, un sofá y una camá "interior"...pero me tengo que conformar con un taburete, que encima está cojo (ja,ja).
Buen finde.

Crowley dijo...

Sí, he leído tu mail justo después de dejarte el comentario, jejeje. Si yo te contara de despistes, amigo...
Y en cuanto al lifting... una imagen más acorde con el nombre.
Jejejeje, al menos tienes un taburete cojo, que me sé de más de uno que ni eso.
Un saludo

abril en paris dijo...

La foto que inspiró a Norman Rockwell
( fantastico ilustrador , por cierto) ¿ viene a cuento por lo del taburete cojo ? ja ja...¿ te vale una silla sin respaldo ? ;-))
En serio, me encanta la ilustración y éste es de mis "prefes".

Un saludito con asiento incluido.:-)

William De Baskerville dijo...

La mente infantil es complicada. Y al mismo tiempo que muy dulce puede ser hiriente y muy cruel.
De todas formas no dista mucho de la mentalidad que se supone "adulta".

Es complicado tambien el trabajo de profesores, pero son los que ven todo lo que no se ve en casa, y a veces lo que hacen los ñinos es un reflejo de sus casas (no siempre).

Creo que en esos momentos el papel de los profesores es importante, porque discutir o hablar con otros padres sobre sus hijos es bastante mas complicado.

Me refiero a que los padres de "notesientesaqui" negaran que sea con maldad.

Es todo tan complicato.

Yo he sido: "Elquenosepuedesentaraqui"
Y se sufre.
Aunque al final tambien sufren"Losquetienenlasillareservada" porque es a los que se les suele poner una chinchetilla.

Borra eso!! borra eso!

Abrazo y buena semana! (que extraño me resulta no desear buen finde).

William De Baskerville dijo...

Incluso complicado (que no cato).

David dijo...

-abril en paris: Ja,ja... Podría ser, pero no. Viene a cuento porque es una foto que tenía que ser cabecera de este blog. Saludito también para ti, con sillón Luis XIV ;-)

-William: Estoy de acuerdo con las dos primeras líneas. Tienen más en común las mentes infantiles con las adultas de lo que la gente piensa. Yo las confundo a menudo. Y tienes también razón en lo siguiente que comentas. Es un tema molto complicato ;-) Un abrazo y buena semana también para ti, Henry.

PAblo dijo...

Bueno,

Curiosa anécdota de la que es complicada sacar conclusiones. Supongo que en algún momento todos nos hemos comportado como los dos niños y al menos los que somos padres habríamos actuado con los mismos impulsos que tú.

La mía todavía no va al cole pero he de reconocer que me da un poco de miedo la fauna que se pueda encontrar allí.

No sé, supongo que cuando nos convertimos en padres adquirimos en el lote una serie de miedos y errores inevitables. De todos modos, mejor errar por buena intención que por omisión. No sé si me entiendes...

Impacientes Saludos.

David dijo...

Pablo: No tengas miedo por lo de tu niña en el cole. A saber si es ella de la que acaban teniendo miedo las otras fieras (ja,ja).
Será peor cuando crezca. Entonces las "maldades" ajenas no se olvidan tan facilmente... Supongo que me entiendes, como yo también entiendo lo que apuntas.
Impacientes saludos.

GCPG dijo...

La anécdota, amigo David, me toca muy de lleno. Soy maestro en un cole de primaria, y lo de niños abusones es una verdad como un templo, que muchos de nosotros haría, "metafóricamente hablando", lo que tú quisiste hacerle a aquel niño (quién sabe el trauma del otro: ¿inseguridad si no tenía a su amigo del alma a su lado?). La experiencia, por lo demás, me dice que muchas veces los propios niños solucionan mejor sus problemas solos que con la intervención de los adultos, afortunadamente, ellos aún se entienden, porque entre adultos no hay manera.

Que un aula es representativa de lo social está claro. Aquí los roles se van perfilando claramente, lo que se enseña no es más que un 5% de lo que realmente aprenden, y de este 5% la mayor parte es la actitud.

Espero que, al menos en tu imaginación, el niño aquel haya reflexionado sobre su comportamiento y hoy en día sea un poquito mejor.

Saludos

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