De Las puertas de Babilonia
Thursday, September 24, 2009
LA GRAN AVENTURA CON MI HERMANO
Probablemente no tengo el menor derecho a endosarle mis sentimientos a cualquier lector de buena fe que se acerque a este blog, pero hoy estoy cargado de nostalgia (sin ninguna razón aparente) y he decidido dedicarle este post a una persona muy importante de mi niñez: mi propio hermano Paco.
Hubo años en los que la imaginación suplía a la vacía realidad. Un tiempo en el que existía Robin Hood. Pero también eran tiempos en los que aplastabas tu nariz al escaparate donde brillaban los juguetes y tus ojos se abrían, hasta dolerte, contemplando el maravilloso fuerte donde luchaban los cowboys y los indios. Allí el chavalín se pasaba las horas y cuando el pobre Toñín volvía a casa se encontraba con una riña y algún cachete por haber tardado tanto en el recado.
Había noches de inviernos muy fríos. Veías rostros de tristeza en torno a la mesa. Veías a las hermanastras mayores rezar el rosario con devoción (habían sido abducidas al lado oscuro) mientras el aburrimiento cerraba mis ojos. De repente se iluminaba la luz del pasillo y aparecía mi hermano con un fleje de "Macacos" debajo del brazo y todo se volvía optimismo y alegría.
Ese era el hermano que yo tenía cuando era un chaval.
Apenas tenía cinco años más que yo pero para mí era el vértice que unía mi pequeña visión del mundo con el horizonte de los mayores. Trabajaba de aprendiz en una oficina pero yo pensaba que era poco menos que el director. Me contaba todo lo que ocurría en aquel lugar y solía traerme algún que otro folio y lápices. Era un hermano cariñoso y yo lo consideraba mi gran protector. Toda mi familia por encima de él eran personas serias y permanentemente enlutadas. Él con sus ideas y su vitalidad representaba la aventura y el color que faltaban en mi casa. Él puso en mi alma la semilla de varias cosas importantes en mi vida futura: el amor al cine, a la literatura y al arte.
Un día caluroso de agosto me dijo:
- ¿Te gustaría ir al cine, Toñín?. Me han dado unas pelas de propina y en el Cinema Jaén ponen una peli que a lo mejor te va a gustar.
Creo que aquel día hasta la comida me sentó mal del nerviosismo provocado por el entusiasmo que me embargaba.
Ya caída la tarde marchamos hacia el cine. Por el camino me dijo mi hermano:
- ¿Te gustan los higos chumbos?
En la plazuela había un gitano que arrimaba al bordillo una cesta de hermosos higos chumbos recién cogidos.
- !A gorda la tirá!- pregonaba.
La cuestión estribaba en que te situabas a la altura de la cesta y con una navaja abierta la dejabas caer y si pinchabas un higo, pues pagabas una perra, pero si pinchabas dos pagabas igualmente una perra gorda.
Pues mi hermano fue todo chulo y pinchó tres.
- ¡Joé, con la puntería der chico! ¡mushos como ezte y m'arruina la talde!- dijo el gitano. Pero lo pactado era lo pactado y nos peló los tres higos. Mi hermano se comió uno y yo me comí dos.
Ya en el cine hicimos cola para comprar las entredas de "general". Entonces me dijo, (era un maestro en pinchar, en eso era un cabroncete)
- Al igual no te gusta. Como va de un submarino seguro se pasan toda la peli subiendo y bajando el periscopio. Además no estoy seguro si es en color (la película que ibamos a ver era 20.000 leguas de viaje submarino y bien sabía él de qué iba la cosa).
Me dio un pellizco en el estómago y cierta desilusión me hizo pensar "entonces para qué me has ilusionado jodido cabrón", pero no dije una palabra. Al fin y al cabo por aburrida que fuera, el caso era ir al cine.
Nos acomodamos en las gradas y empezó la peli. Creo que en mi vida he gozado tanto con una peli como en aquella ocasión. De vez en cuando miraba a mi hermano mayor y me daban ganas de pegarle un gran abrazo.
Otra peli inolvidable que gocé también gracias a Paco fue "Los caballeros del Rey Arturo". Él fue quien vino con la noticia.
- ¡Ponen en el Darymelia una peli en cinemascope y en sonido estereofónicomagnético.
Hubo años en los que la imaginación suplía a la vacía realidad. Un tiempo en el que existía Robin Hood. Pero también eran tiempos en los que aplastabas tu nariz al escaparate donde brillaban los juguetes y tus ojos se abrían, hasta dolerte, contemplando el maravilloso fuerte donde luchaban los cowboys y los indios. Allí el chavalín se pasaba las horas y cuando el pobre Toñín volvía a casa se encontraba con una riña y algún cachete por haber tardado tanto en el recado.
Había noches de inviernos muy fríos. Veías rostros de tristeza en torno a la mesa. Veías a las hermanastras mayores rezar el rosario con devoción (habían sido abducidas al lado oscuro) mientras el aburrimiento cerraba mis ojos. De repente se iluminaba la luz del pasillo y aparecía mi hermano con un fleje de "Macacos" debajo del brazo y todo se volvía optimismo y alegría.
Ese era el hermano que yo tenía cuando era un chaval.
Apenas tenía cinco años más que yo pero para mí era el vértice que unía mi pequeña visión del mundo con el horizonte de los mayores. Trabajaba de aprendiz en una oficina pero yo pensaba que era poco menos que el director. Me contaba todo lo que ocurría en aquel lugar y solía traerme algún que otro folio y lápices. Era un hermano cariñoso y yo lo consideraba mi gran protector. Toda mi familia por encima de él eran personas serias y permanentemente enlutadas. Él con sus ideas y su vitalidad representaba la aventura y el color que faltaban en mi casa. Él puso en mi alma la semilla de varias cosas importantes en mi vida futura: el amor al cine, a la literatura y al arte.
Un día caluroso de agosto me dijo:
- ¿Te gustaría ir al cine, Toñín?. Me han dado unas pelas de propina y en el Cinema Jaén ponen una peli que a lo mejor te va a gustar.
Creo que aquel día hasta la comida me sentó mal del nerviosismo provocado por el entusiasmo que me embargaba.
Ya caída la tarde marchamos hacia el cine. Por el camino me dijo mi hermano:
- ¿Te gustan los higos chumbos?
En la plazuela había un gitano que arrimaba al bordillo una cesta de hermosos higos chumbos recién cogidos.
- !A gorda la tirá!- pregonaba.
La cuestión estribaba en que te situabas a la altura de la cesta y con una navaja abierta la dejabas caer y si pinchabas un higo, pues pagabas una perra, pero si pinchabas dos pagabas igualmente una perra gorda.
Pues mi hermano fue todo chulo y pinchó tres.
- ¡Joé, con la puntería der chico! ¡mushos como ezte y m'arruina la talde!- dijo el gitano. Pero lo pactado era lo pactado y nos peló los tres higos. Mi hermano se comió uno y yo me comí dos.
Ya en el cine hicimos cola para comprar las entredas de "general". Entonces me dijo, (era un maestro en pinchar, en eso era un cabroncete)
- Al igual no te gusta. Como va de un submarino seguro se pasan toda la peli subiendo y bajando el periscopio. Además no estoy seguro si es en color (la película que ibamos a ver era 20.000 leguas de viaje submarino y bien sabía él de qué iba la cosa).
Me dio un pellizco en el estómago y cierta desilusión me hizo pensar "entonces para qué me has ilusionado jodido cabrón", pero no dije una palabra. Al fin y al cabo por aburrida que fuera, el caso era ir al cine.
Nos acomodamos en las gradas y empezó la peli. Creo que en mi vida he gozado tanto con una peli como en aquella ocasión. De vez en cuando miraba a mi hermano mayor y me daban ganas de pegarle un gran abrazo.
Otra peli inolvidable que gocé también gracias a Paco fue "Los caballeros del Rey Arturo". Él fue quien vino con la noticia.
- ¡Ponen en el Darymelia una peli en cinemascope y en sonido estereofónicomagnético.
- Eso tiene que ser la porra, Paquito.
- ¡Claro, imagina que el sonido te sale por todas partes y la pantalla es tan grande que se sale por los lados!
Pero no era solo el cine lo que gozaba con mi hermano. Paco tenía un gran sentido del espectáculo improvisado. Mezclaba algo (pensándolo hoy era un poco peligroso) como clorato de potasa, azufre y pólvora negra, lo pegaba en unos palitos y montaba unos fuegos artificiales ¡dentro de la casa!
Cuando podía traía recortables de soldaditos y montábamos un enorme campo de batalla en unos grandes escalerones y se escenificaba una guerra majestuosa en pocos minutos. Para qué quería los indios, los cowboys y el fuerte. Este juego era muchisimo más divertido y los soldaditos se podían suplir por unas perras.
No entiendo cómo no provocamos una catástrofe. Pero la verdad es que aquellas memorables batallas no se han borrado de mi memoria.
Cuando un día vi aparecer a Paco con la colección de tebeos del "El Hombre Enmascarado", toda la triste vida llena de broncas, estrecheces y beateríos que reinaba en mi casa se llenó de sueños que igual podían hacerse realidad. Los héroes existían porque Paco creía en ellos. Existía aquel ser extraordinario con su extraño anillo de la calavera con el que tumbaba a todos los villanos. Existía Superman, que volaba por aquella maravillosa ciudad de rascacielos. Existía el Capitán Trueno, que viajaba a los paises más exóticos y existía el Jabato, valiente e invencible. El mundo de los tebeos se metió como un cohete brillate en mis retinas. Un día que hubo una dolorosa muerte en la familia, yo me refugié en una buhardilla con un taco de tebeos. Desde allí, por una ventanuca vi cómo sacaban el ataúd con un ramo de azucenas en la tapa. Nadie se acordaba de mí, y allí acurrucado hasta que oscureció soñé con aquellos heroes a los que la muerte no tocaba nunca.
Dias despues de aquella muerte mi querido hermano nos llevó a una excursión. La tristeza se había evaporado y su dinámico optimismo le llevó a construir una fantástica maqueta de avión, meticulasamente construída, que probó en aquella ocasión.- ¡Claro, imagina que el sonido te sale por todas partes y la pantalla es tan grande que se sale por los lados!
Pero no era solo el cine lo que gozaba con mi hermano. Paco tenía un gran sentido del espectáculo improvisado. Mezclaba algo (pensándolo hoy era un poco peligroso) como clorato de potasa, azufre y pólvora negra, lo pegaba en unos palitos y montaba unos fuegos artificiales ¡dentro de la casa!
Cuando podía traía recortables de soldaditos y montábamos un enorme campo de batalla en unos grandes escalerones y se escenificaba una guerra majestuosa en pocos minutos. Para qué quería los indios, los cowboys y el fuerte. Este juego era muchisimo más divertido y los soldaditos se podían suplir por unas perras.
No entiendo cómo no provocamos una catástrofe. Pero la verdad es que aquellas memorables batallas no se han borrado de mi memoria.
Cuando un día vi aparecer a Paco con la colección de tebeos del "El Hombre Enmascarado", toda la triste vida llena de broncas, estrecheces y beateríos que reinaba en mi casa se llenó de sueños que igual podían hacerse realidad. Los héroes existían porque Paco creía en ellos. Existía aquel ser extraordinario con su extraño anillo de la calavera con el que tumbaba a todos los villanos. Existía Superman, que volaba por aquella maravillosa ciudad de rascacielos. Existía el Capitán Trueno, que viajaba a los paises más exóticos y existía el Jabato, valiente e invencible. El mundo de los tebeos se metió como un cohete brillate en mis retinas. Un día que hubo una dolorosa muerte en la familia, yo me refugié en una buhardilla con un taco de tebeos. Desde allí, por una ventanuca vi cómo sacaban el ataúd con un ramo de azucenas en la tapa. Nadie se acordaba de mí, y allí acurrucado hasta que oscureció soñé con aquellos heroes a los que la muerte no tocaba nunca.
Otra de las cualidades de Paco era su facilidad para el dibujo. Me entusiasmaban sus machangos que a mí me parecían el colmo de la perfección (y a fe mia que no eran malos dada la muestra).
Ese dibujo pertenece a las ilustraciones que mi hermano realizó para un album artesano de afiches de cine. Obviamente, si se fijan la ilustración cuadraba con la temática de los poster.
Como si de una sesión de magia se tratara, Paco siempre tenía una nueva ilusión que ofrecerme. Me descubrió "Hazañas Bélicas" y "El Inspector Dan" .
Con este personaje me sentía capaz de enfrentarme a todas las fuerzas del mal en un Londres lleno de niebla y donde se dejaban oir los siniestros tañidos del Big Ben.
Un día Paco me dijo:
- Esta noche vamos a ir a la Alameda. Te voy a invitar a un helado y te daré también una sorpresa.
Creo que aquel día estuve diligente en todo lo que me mandaron. Saltaba y corría a todos los recados. Mi madre estaba asombrada : "¡Qué estará tramando este chiquillo!" murmuraba con recelo.
Al llegar la tarde Paco prometió lo que me había adelantado. Me compró un enorme cucurucho de crema tostada y me mostró un brillantísimo tebeo de Superman.
No me dijo ni una palabra del proyecto que iba a acometer en la madrugada siguiente. Me habló de cosas felices y de lo bien que me iba a ir en el colegio al que volvería en pocos días.
Estábamos sentados en un banco de piedra. Una enorme cruz de granito negro se levantaba al fondo de la plaza de la Alameda evocando a los caidos de la cruzada franquista. No sé por qué sentí que algo grave estaba gravitando desde aquel ominoso símbolo. Aunque en aquel momento no lo comprendía, yo tenía el convencimiento de que él se estaba despidiendo. Que todo aquel maravilloso tinglado, del que Paco era maestro de ceremonias , se iba a venir abajo del todo. Estaba seguro dentro de mí, que aquel mecano colorista no iba a poder reconstruirse. Sabía que allí, en aquel momento y en aquel lugar mi niñez se acababa para siempre.
Efectivamente Paco se marchó de madrugada. Apenas escuché sus palabras porque estaba medio dormido: "Adios, Toñín". No se despidió de nadie más salvo de mi madre que le abrió las puertas de la casa. Era una madrugada de septiembre y un viento fino arrastraba las primeras hojas del otoño.
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27 comentarios:
Este post de Anro me parece uno de los más emotivos y hermosos que he leído en la red.
Lo descubrí hace dos días, y pensé que tenía que rescatarlo, porque como digo, merece mucho la pena.
Sé que otros como Crowley, Josep o Manuel tuvieron la suerte de leerlo en su momento cuando apareció por el recomendable blog de Anro, pero supongo que hay otros que no lo hicieron. Por eso lo traigo aquí.
Como diría aquel, me pones colorao, amigo David.
Agradezco muchísimo tu comentario elogioso. Ya sabes que hay mucho corazón en el texto y era lo que yo quería transmitir.
Muchas gracias y como siempre un gran abrazote.
Realmente emocionante este texto del amigo ANRO (un abrazote) que, además, me supone una sorpresa doble: va ser que éramos vecinos, pues deduzco que es de Jaén y, por las películas que nombra, más o menos de la misma quinta. Yo nací y crecí en Torredonjimeno, a menos de 20 km. de la capital. Allí vi todas esas películas y me interesé por ese otro cine al que iban los "raros" del pueblo.
En Torredonjimeno habían tres salas de verano y una de invierno. En verano, dos de ellas, Cine España y Cine Toxiria,se especializaron en el cine nortamericano y el español respecticamente y las dos estaban iempre a tope.
Pero había una tercera, El Cine la Torre, donde se pasaban las películas europeas más "extrañas". Supongo que el empresario era un aficionado más bien Quijote y no le importaba perder dinero. Pero allí,entre quince o veinte espectadores por sesión como máximo, conocí a directores como Bergman, Antonioni, Goddard, Fellini, Ferreri...
Gracias a que cuando iba algún familiar a Jaén a "arreglar papeles" y me traían por encargo la revista Fotogramas, supe del Free Cinema, del Nuevo Cine Español, del la Nouvelle Vague... y aprendía reinterpretar aquellas películas del Cine la Torre que tanto me hacían pensar y me fascinaban tanto.
Yo era un niño que cada noche a las nueve ("A las nueve, cada noche".Jack Clayton)decía adiós a los amigos me apresuraba ansioso al Cine la Torre. Bueno, a las nueve no era cada noche, pues muchas de ellas veía dos películas y la primera era la elegida por los amigos, que siempree era, por supuesto, en uno de los otros dos cines. Como habían dos sesiones (9 y 11 noche)en los tres cines, raro era el día que no llegaba del cine a mi casa no antes de la una de la madrugada. Así, hasta que dejé el pueblo a los 18 años.
Todavía me pregunto cómo pude tener la suerte de que en Torredonjimeno, con 10.000 habitantes,donde la mayoría éramos simples labradores al servicio de "los señoritos",sin formación y sin horizontes, el cine, gracias a un empresario que nos exhibía todo el que se proyectaba en el resto de España (posiblemente era una imposición de las distribuidoras) yo, y algunos más como yo, sobreviviéramos a aquel erial cultural sin acabar mal de la cabeza, refugiándonos en el cine, en los cines. Para mí eran tres templos, tres altares a los que acudía religiosamente.
Al cine La torre iba casi con veneración.
Jo, Scotty, espero que te responda Anro, pero por si acaso se le pasa, decirte que tu comentario me parece estupendo. Y sí, me parece que sois de la misma quinta...
¿tú tenías treintaytantos, no? ;)
Un abrazote de los de Anro para ti, Scotty.
Gran post, de esos que me permiten viajar a través del tiempo a otras épocas, y sentir lo que otros sentían.
Excelente.
Gracias a los dos, a uno por escribirlo y a otro por rescatarlo.
Saludos
¡Qué sorpresa, paisano!...No sé si somos de la misma quinta, yo soy del 44 así que deduce por tí mismo.
¿Sabes que yo era asiduo de Fotogramas, casi desde los primeros números?....En el 70, cuando estuve destinado un año a Barcelona, frecuentaba semanalmente la redacción de esa revista....y seguía siendo mi referente del cine hasta que pegué el salto a Londres.
Mi niñez y un poco de mi adolescencia viví en Jaén capital...despues me desparramé por diversos sitios hasta recalar en Canarias.
Me emociona mucho compartir sensaciones relacionadas con el cine, pero sobre todo encontrar amigos que sienten igual que tú.
Un fuerte abrazote y seguiremos hablando.
Gracias a tí Möbius por la parte que me corresponde.
Un abrazote.
Si es que Anro es todo un maestro en describir sentimientos... consigue que sintamos con él.
EStupenda entrada no me extraña que la "rescates"...
Un beso
Estoy que no dejo de lagrimotear..Al comenzar la lectura de ésta entrada no entendia qué relación tenia contigo pero aclarado el dilema ya no me asombro porque ANRO es así según he podido comprobar desde que leo sus relatos tan cercanos,aunque nos cuente 'sus cosas' , las sentimos como nuestras.
¡ Estupenda entrada David !
Un beso para ambos :-)
Querida Pilar me alegra que me creas capaz de transmitir buenos sentimientos.
Un abrazote con permiso del dueño de esta casa.
Ya ves, querida Abril, que estoy en casa ajena. Siento un montón tu lagrimoteo, pero me alegro que compartas tu sentimiento conmigo. Prometo que la próxima vez te haré reir.
Un fuerte abrazote.
Pues solo me queda decir que, leída en segundas, la entrada sigue siendo genial.
Claro que, eso, yo ya lo sabía.... :-)
Saludos.
Gracias amigo Josep y un abrazote.
Pues gracias a David por recuperar este estupendo post y a ANRO por escribirlo, porque me recuerda ciertos pasajes de mi propia infancia.
De lo mejorcito que he leido nunca por estos lares de internet. Saludos a ambos!
Precioso, precioso. Esta entrada me ha teletransportado. Aquí hay argumento para una película, o para una serie ¿No hay capítulo 2?
Saludos.
Y gracias a tí, amigo Ethan, por tu comentario...me pones un poco colorao.
Un abrazote.
Lo mismo te digo, amigo Blue. Me satisface muchísimo tu comentario, pero honestamente no creo que haya un capítulo dos.
Un abrazote
Has hecho muy bien en rescatar esta entrada para aquellos que no la leímos en su dia. Yo me he sentido identificada con las palabras de Anro cuando dice: "Él puso en mi alma la semilla de varias cosas importantes en mi vida futura: el amor al cine, a la literatura y al arte." refiriéndose a su hermano. Hay hermanos y hermanas pequeños que les debemos mucho en ese sentido a nuestros hermanos mayores.
Un abrazote para tí y para Anro, por supuesto.
Maravillosa y emocionante entrada que merecería publicarse en papel, quizá al lado de otros tantos recuerdos que conformarían un historia tan fascinante como conmovedora.
No está nunca demás una entrada tan estupenda y emotiva como ésta, amigo David. Has tenido mucha suerte de poder ver "20.000 leguas de viaje submarino" en el cine. Para mí fue una de mis películas favoritas desde muy temprana edad porque la ví en la televisión y posteriormente en video. Las demás que cuentas no las he visto.
Te he pegado mi virus de entradas laaargas, jajajaja.
Es bonito lo que cuentas.
Una petición muy humildemente: me gustan los encabezados de página que pones y cambias, cada dos por tres.
Al tiempo que cambias la cabeza ¿podrías poner leyenda con los datos del tema?.
Gracias
Es cierto, amiga Bruja, que algunos de nosotros debemos mucho a nuestros hermanos mayores...pero no a todos. Yo paladeé un aspecto y sufrí otro.
Un abrazote.
Gracias Jesus Duce, por tu comentario, pero por lo pronto esta historia y algunas otras quedan en el papel virtual. En realidad no pasa de ser una pequeña historia.
Un abrazote.
En realidad te contesto yo, en vez del amigo David. El me ha delegado esta misión dado que la historia es mía.
Sin duda aquella fantástica película fue un hito en el cine de aventuras de la época.
Un abrazote.
Gracias amigo Desclasado por la parte que me corresponde. En cuanto a la segunda cuestión seguro que el amigo David te contestará convenientemente.
Un abrazote.
Esta entrada es muy entrañable y me ha hecho recordar los buenos momentos de cine que pasaba con mi hermano David y que todavía paso: una noche de Semana Santa nos quedamos los dos de Rodríguez y nos fuimos a ver la Pasion de Cristo de Mel Gibson!!!
Un saludo!!!
PD1: otro buen ejemplo de como se van perfilando los personajes es Tintín. Pero sin embargo un personaje muy bien perfilado desde el principio creo que sea Corto Maltés.
PD2: ¿Paul McCartney? ¿ese no es el padre de Stella McCartney? jajaj es broma, no me odies!!!
PD3: si cambiamos mejor por favorito/a en los MEME de Crowley, hay que cambiar los MEME por FAFA ¿no?
-Cinexim: A lo de la entrada, que te responda Anro... De tus Postdatas ya me encargo yo.
PD1: Estoy de acuerdo. En los dos casos.
PD2: Ja,ja... Muy bueno.
PP3: Ja,ja... Mejor todavía. Pero Meme no viene de Mejor. Aún así, me ha gustado tanto tu postdata, que el próximo que haga yo, será un FAFA, no un meme.
Un saludo.
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