martes, 11 de mayo de 2010

UNA MENTIRA DIRIGIDA POR JOHN FORD.

"Normalmente, cuando se rodaba un western, tan pronto como un caballo se aliviaba, el director, por una razón que ignoro, gritaba "corten", y alguien se apresuraba con una escoba y una pala a recoger la cagada. Vea cualquier western, incluidos los de Ford, y le apuesto a que no ve ni una en el suelo."
Joseph L. Mankiewicz a Michel Ciment.

En realidad, todo lo que dirigió Ford era mentira. También sus documentales.
Es más, creo que todo trabajo audiovisual que ha seguido un proceso de elaboración (incluido el documental) no deja de ser una "ficción", que por mucho que lo pretenda no va a ser fiel a la "verdad". Incluso la grabación de un suceso por una cámara sin ninguna edición en su imagen pierde su veracidad depende del contexto en el que se transmita.
¿Recuerda alguien aquellas imágenes en las que la cámara recogía un misil y la información decía que eran del día anterior en una determinada guerra cuando en realidad tenían varios años y reflejaban otro conflicto?
Así que ya va siendo hora de que en lugar de "una película de..." los créditos digan "una mentira de..."

A pesar de lo cual, y como afirman en el libro con el que me tengo que atragantar este mes, poco importa que las películas o los documentales sean "ficción", porque "la ficción (...) limpia el mundo imperfecto y nos hace disfrutar la realidad en un plano más profundo, elevado, verdadero, despojado de las ilusiones y engaños que nos impiden ver la auténtica naturaleza". Así que, después de leer esto...

...qué importa que West Point fuera una academia militar en la que las "novatadas" de los cadetes eran crueles, violentas e indignas del prestigio que acompañaba el honor y la fama que tenía la institución, que la camaradería entre los compañeros brillara por su ausencia y que al primer cadete negro le hicieran la vida imposible oficiales y compañeros...





Qué importa si la vida de los mineros probablemente se parecería más a la magnífica novela de D.H. Lawrence, Hijos y amantes que a ese valle que era tan verde que filmó Ford.

Qué importa si la vida familiar de John Ford era un auténtico desastre, pasando más tiempo en su "yate de recreo" que en el hogar, y con unas relaciones paterno-filiales muy lejanas y diferentes de las que mostraba su filmografía.




O qué importa que utilizara a navajos para interpretar apaches, sioux o cheyennes, o a un alemán y a un negro (o afroamericano, para que nadie se moleste, aunque con octava de sangre india este último) para que hicieran de jefes de las tribus nativoamericanas.

Y por último, qué importa que Pauline Kael dijera que Las uvas de la ira, "arriba en la mayoría de las listas de las mejores películas de todos los tiempos, parece totalmente equivocada y falsa cuando debería parecer real."
¿Emociona y transmite esa realidad su crítica del modo en el que no lo hace la película de Ford?


Ford sublimaba la vida en sus películas al igual que muchos otros artistas. Y así es como debe ser. Para ver la realidad (o un aspecto de esta) ya tenemos nuestras vidas, pero para vivir las cosas como deberían ser, para eso tenemos a cineastas como John Ford.

21 comentarios:

Marcos Callau dijo...

Muy buena reflexión, David. "Las uvas de la ira" es un excelente ejemplo de ello y una de las obras maestras que nos dejó Ford que más me han impactado. ¿y qué importa si la señorita Kubelik nunca apareció por la puerta para jugar a las cartas esa última partida que es en realidad la primera de toda una vida juntos?. Gracias a esa ficción se crean historias que facilitan nuestra vida en la realidad. "Mentiras piadosas".

Juan ORTiz DELgado dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, qué importa tratándose de Ford.

Nemo dijo...

Estupenda entrada. Ya era hora. Sí, vale, suena a coña, pero no lo es. He vuelto a disfrutar leyéndote como hacía ya demasiado. Cuánta inteligencia y qué desperdiciada, miamol.

Pepe Cahiers dijo...

Eso me recuerda a "Murieron con las botas puestas" de Raoul Walsh o como falsear la historia de forma tan sublime como magristral, y es que los maestros son los maestros.Lo que cuenta usted de West Point es el argumento de una interesante película de Franc Roddan del año 1983 que se titulaba "Hombres de Hierro".

Josep dijo...

Suscribo por entero el último párrafo y aun diría más, aprovechando una frase de no sé -mejor no me acuerdo- que director ni en que película, asegura que nadie pagaría por ver la vida real en el cine.

Yo, desde luego, no...

Saludos.

LLG dijo...

"Hay cosas que solo funcionan bien en el cine, como las novias y la policía" más o menos esto decía Juan Benet. Y efectivamente esto es así por que en el arte "se escoge" y en la vida "no".Por eso todos, bueno casi todos, preferimos el paraguas de los sueños.De ahí a que Ford, le de la vuelta a la historia y convierta a las victimas en verdugos, hay mucho trecho; pero bueno nadie es perfecto y yo me quedo con sus personajes secundarios y con escenas como la llegada a la estación de "El hombre tranquilo" que aunque parece de ensueño yo la veo muy "real".
Un saludo.

Anónimo dijo...

Tengo fresca la película, como te comenté, la ví ayer. Hoy veré Las uvas de la ira, ya te comentaré. De todos modos...tampoco pinta las cosas tan tan felices...por lo menos en la que ví ayer. Pensé, ¡fotre con mi hermano! otra película triste. Porque:
-le dan paga a todos los hijos varones pero la chica se queda sin nada y es que fregar se hace por amor al arte.
-(sigo con la chica)se dice así misma como la reina de la cocina, menos mal que el predicador le dice algo grande y bonito.
-(y sigo con la chica)no se casa con quien ama, resulta que por dinero. Le da igual que su padre no le de paga pero si casarse con un predicador que le dice que no tiene ni para pipas. ¿Tan mal vivían en esa época los que se dedicaban a despotricar? No me lo puedo creer.
-Al niño lo hacen negro en el colegio y tiene que caminar mal herido (física y emocionalmente)hasta otro valle (con pantalones cortos).
-Los hijos se marchan lejos de su tierra y familia porque el curro anda mal.
-el niño decide no estudiar
-el padre muere
etc.
Asi que no veo que lo ponga todo bonito y esterilizado.
¡A los mineros les saca negros de polvillo!

Kinezoe dijo...

Qué importa si a los indios no se les ocurrió disparar a los caballos para detener la diligencia en la película homónima de John Ford... Nos habríamos quedado sin un buen trozo de film...

Excelente entrada, David. ¿Por qué será que tu post me hizo recordar el Principio de incertidumbre de Heisenberg?...

Saludos.

ethan dijo...

Para Mankiewicz: Es que no queremos ver las cagadas de los caballos en el suelo. Para eso están los documentales de "Cagadas de los caballos en el suelo de ayer y hoy". Yo quiero ver a Wayne regresando hecho polvo de una de las patrullas contra los indios, quiero ver ese travelling de todo el destacamento entrando en el fuerte y de como se acercan sus mujeres para comprobar que están vivos, y no quiero que una cagada inoportuna del animal me fastidie el plano.
Saludos y... ¡viva John Ford!

David dijo...

- Marcos: Gracias por el comentario. Mentiras piadosas, verdaderas, educativas, tiernas, esperanzadoras...

-Juan: Pues de acuerdo entonces.

- Nemo: Ha sido un despiste (de hecho esta entrada la redactó mi hija)... Enseguida volveré a la tónica habitual.

- Pepe: Sí! Otra genial y maravillosa mentira esa gran película de Walsh. No conocía esa película. Gracias por la información.

- Josep: Welles dijo algo parecido. Si no recuerdo mal como que el cine no estaba hecho para filmar a alguien pelando patatas (depende, ¿no? Ja,ja) Un saludo.

- Luis: Estupenda la frase de Benet, pero bueno, en algunas películas la poli solía ser muy torpe (tenía que lucirse el héroe (ja,ja)) Yo me quedo con todo El hombre tranquilo además de con la escena inicial. Gracias por tu comentario.

- Anónimo: A ti te respondo luego.

- Kine: Gracias. No conocía ese principio... pero por tu enlace me hago una idea de qué te hizo pensar en él.

Ethan: ¡Qué viva!, por supuesto... Pero no estoy al cien por cien de acuerdo con tu comentario. Me parece que las cagadas no habrían quedado mal si Ford las llega a filmar... y Mankiewicz usa una muy adecuadamente en su estupenda El día de los tramposos.

Un saludo a todos y gracias por vuestros comentarios.

Bruja Truca dijo...

Esto me ha recordado a la frase de Homer Simpson: "Soy un hombre mágico. Del pais feliz, de la casa de gominola de la calle de la piruleta. Por cierto, intentaba ser sarcástico" No me sé la frase de memoria, no te asustes.
Pues me ha gustado mucho el post, pero tampoco creo que por recoger las cagadas de los caballos el cine de Ford sea todo felicidad.
Estoy de acuerdo con Ethan, yo no quiero ver las cagadas de los caballos. Y además, seguro que si las vieramos, más de uno haría un post que se titularía "Ford se olvidó de barrer la mierda del caballo" (foto incluida)
Un saludo.

David dijo...

Recuerdo esa escena. Se lo dice Homer a Marge en la habitación mientras ella está en la cama, si no recuerdo mal. Pero yo tampoco me sé la frase de memoria, no te vayas a asustar tú.
Me alegro de que te haya gustado.
Y sí, en el cine de Ford no todo es felicidad (en absoluto), ni en el de Capra.
Y yo estoy de acuerdo con Ethan (y contigo) en parte... Como he dicho más arriba, a veces una mierda de caballo puede ser útil. Yo no escribiría ese pot, te lo aseguro, pero me ha hecho mucha gracia el comentario. Un saludo, Bruja.

Mister Lombreeze dijo...

No sé quién es Pauline Kael, pero tu reflexión es sabia y tu conclusión correcta. El fondo del océano es un lugar siniestro, pero con música en una pantalla Imax parece el Jardín del Edén.
Eso sí, Cuna de Héroes es demasiado pastelón incluso para mí.
Creo que hay que tener claro lo que es el cine: un lugar en el que Anthony Quinn es Toro Sentado y Marlon Brando es Emiliano Zapata.
Y es por ello que me caen mal algunas películas desmitificadoras que buscan el verismo. Para veracidad ya tenemos el Canal Historia.
Eso sí, las licencias poéticas solamente se las tolero a la ficción. Lo de noticiarios y documentales manipulados es vomitivo.

X dijo...

Lo malo de los posts es que en un suspiro, cuando menos te lo esperas "caducan" con la actualización de uno nuevo. Has escrito uno de esos sobre los que me sentaría a hablar largo y tendido. Lo real y lo fantástico, la vida y la ficción..., amigo en ocasiones la línea no parece estar tan clara.

¿Crees que, por ejemplo, si pusiéramos una cámara fija frente a nosotros mientras tú y yo hablamos en un café sobre “Ford: Realidad vs Ficción” el resultado parecería una escena "real" de la propia vida? Muchas "secuencias" en el día a día, chirrían ¿no crees?, por cómo se desarrollan, porque los diálogos hacen aguas.... Y algunas películas en cambio, las personas que las habitan y sus sentimientos son tan reales que ¿quién duda de la existencia “real”, por ejemplo, de ese Ethan Edwards a caballo en “Centauros”? Además él no desaparecerá nunca, me temo nosotros no correremos la misma suerte. ¿Acaso éso no es ser real?

David dijo...

-Mr.Lombreeze: Gracias por tu comentario.
Pauline Kael
, por si te interesa. Aunque si prefieres esperar, igual me decanto con algún post sobre ella, Ebert, Maltin, etc... a saber cuándo.
A mí me encantan los pasteles, y con Cuna de héroes repito encantado. Y sí, estoy de acuerdo y añadiría que un lugar en el que Toro Sentado era además el hermano de Emiliano Zapata.

- Xabipop: Me ha encantado tu comentario, y estoy muy de acuerdo con lo que señalas. No sabes hasta qué punto.
Espero que podamos tener esa conversación frente a un café lo antes posible. Gracias por pasarte. Tienes toda la razón con lo de la "rapidez" y la caducidad que tiene esto de las entradas en los blogs... Es una pena.

Un saludo a los dos.

Crowley dijo...

Amigo David, como ya sabes eso de la verdad y la mentira en el cine es algo que me interesa mucho. Como ya hemos comentado en alguna ocasión, incluso los documentales manipulan la imagen y la verdad para hacer su supuesta verdad y conseguir así el fin que persiguen. Me ha encantado esa frase de "una mentira de..."

La crítica de cine Pauline Kael tiene más razón que un Santo, que se suele decir, y John Ford, con parche y todo, es un genio de cuidado, como este post y sus reflexiones, señor mío.
Un abrazo

Crowley dijo...

David,
en mi comentario me he equivocado, quería decir que la crítica Pauline NO tenía más razón que... Vaya, que creo que se equivoca con su apreciación.
Sorry
Un abrazo

David dijo...

Ja,ja,ja. Crowley, tengo que confesarte que iba a mandarte un mail diciéndote: "Pues yo creo no tiene razón, o al menos, no comparto en absoluto su opinión"... pero ahí has estado, Crowley, más rápido que Ringo Kid (por seguir con Ford)

Gracias por tu comentario (y aclaración) y por tus elogios (totalmente exagerados, pero bueno... te mandaré lo acordado (ja,ja)

Un abrazo también para ti.

Nadie nadie dijo...

A mí me parece que gritar "corten" cuando un caballo se caga no tiene que ver con lo real, sino con el tono.

Una cagada, sea de caballo, de elefante o de persona, es chistosa de por sí. como un pedo. Es primario e infantil, pero es así.

No puedes currarte un tono épico o dramático y dejar que un caballo te lo arruine plantando un pino.

Del mismo modo, yo no veo ningún problema en cuanto a la irrupción de la realidad en las ficciones, siempre y cuando se controle el efecto que produce en el tono.

En el tono y en la suspensión de la incredulidad.

Si pones a un actor tocando el piano de verdad, o pegándose de verdad, o meando de verdad, el espectador se preguntará a continuación si lo va a ver follando de verdad, como en el porno, si los moratones son reales, si esa bofetada a esa actriz no es una explotación morbosa de la violencia de género, etc.

(¿Para qué voy a seguir con mi blog, amigo david, si hay quinientos blogs, como el tuyo, mucho mejores? Prefiero leer, leer.)

David dijo...

A mí me parece que más que con el tono tenía que ver con los "convencionalismos" y cosas de la época como el hecho de que no se pudieran mostrar cuartos de baño, camas de matrimonio, etc.
Pero sí. en lo del tono y en que se arruine el plano, estoy en parte de acuerdo.
Eso sí, fíjate si Ford dejaba entrar la realidad, que no cortó la filmación el día de la tormenta en She wore a yellow ribbon.
Pero tienes razón con lo de que la cosa está en buscar la verosimilitud.
De todas formas, y más allá de la cagada de caballo y la cita de Mankiewicz (que eran una coña por mi parte) con este post sólo pretendía hacer ver que Ford, con toda la realidad que transmite a veces, no busca un tono "real" en su films. Bueno, es largo de explicar y necesitaría otro post. Mejor lo dejo, si no te molesta.

Lo de tu blog. ¿Sabes lo que me reí con tu entrada? Y luego se la conté a mi mujer en la cocina y nos volvimos a reír.
Y he leído comentarios tuyos en Es muy de cómic, en 999 o en El pequeño misántropo y algún otro sitio y muchas veces pienso que es acertado o interesante lo que dices.
Esto de los blogs no es una competición, me parece. Mejores que este hay a patadas, y no por eso voy a dejar el mío.
Si prefieres leer, es otro asunto. A mí también me gusta leer... y a lo mejor me gustaría leer lo que escribes más allá de encontrarte en algún comentario ocasional aquí o allá.
Un saludo.

WODEHOUSE dijo...

Claro, por eso, cuando descubrí que los caballos sí hacían caca y mucha, viendo el desfile de las Fuerzas Armadas abajo de mi casa, me llevé una desilusión:"Ya no vuelvo...le dije a mi padre", el mundo se me derrumbó.
Por la misma regla de tres, no sé por que tras una gran trifulca de saloon nunca se despeinan el tupé los protagonistas. El cine es sueño, magia, mentira...pero hermosa mentira.

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