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lunes, 3 de diciembre de 2018

La Niña y el Lobo

"La Niña y el Lobo" por James Thurber (1939)



Una tarde, un gran lobo esperaba en un  oscuro bosque a que una niña viniera con una cesta de comida para su abuela. Finalmente, apareció una niña y llevaba una cesta de comida. "¿Llevas esa cesta a tu abuela?" preguntó el lobo. La niña dijo que sí, que así era. Entonces el lobo le preguntó dónde vivía su abuela, la niña se lo dijo y él desapareció en el bosque.

Cuando la niñita abrió la puerta de la casa de su abuela, vio que había alguien en la cama con un gorro de noche. Se había acercado a no menos de veinticinco pies de la cama cuando vio que no era su abuela, sino el lobo, porque incluso con un gorro de noche, un lobo no se parece más a tu abuela de lo que el león de la Metro-Goldwyn se parece a Calvin Coolidge. Así que la niña sacó una automática de su cesta y mató al lobo.

Moraleja: Hoy en día no es tan fácil engañar a las niñas como antes.

Ilustración de James Thurber

Adaptación animada de Revolting Rhymes de Dahl de  Schuh y Lachauer,


martes, 23 de marzo de 2010

Li'l Red Riding Hood - Sam the Sham and the Pharaohs



*howl*
What's that I see walkin' in these woods?
Why, it's Little Red Riding Hood.
Hey there, Little Red Riding Hood,
You sure are lookin' good,
You're everything a big, bad wolf could want...

*Listen to me*

Little Red Riding Hood,
I don't think little big girls should
Go walkin' in these spooky ol' woods alone.

*howl*

What big eyes you have,
The kind of eyes that drive wolves mad.
So just to see that you don't get chased,
I think I ought to walk with you for a ways.
What full lips you have,
They're sure to lure someone bad.
So until you get to Grandma's place,
I think you ought to walk with me and be safe.

I'm gonna keep my sheep suit on,
Til I'm sure that you've been shown
That I can be trusted, walking with you alone.

*howl*

Little Red Riding Hood,
I'd like to hold you if I could,
But you might think I'm a big, bad wolf, so I won't.

*howl*

What a big heart I have,
The better to love you with.
Little Red Riding Hood,
Even bad wolves can be good.
I'll try to keep satisfied,
Just to walk close by your side.
Maybe you'll see things my way
Before we get to Grandma's place.

Little Red Riding Hood,
You sure are lookin' good,
You're everything a big, bad wolf could want.

*howl*

I mean baaaaa, baaaaaa, baaaaa.....


AÑADIDO: Las imágenes que acompañan al tema musical no tienen nada que envidiar al corto de Tex. Son de un corto de Betty Boop de los Fleischer y preceden en más de diez años al de Avery. Podéis ver el corto original en este enlace.

LA CAPERUCITA DE TEX

"Para Avery, los protagonistas de Red Hot Riding Hood trascendían el cuento de hadas del que habían surgido. La bailarina y su lascivo perseguidor no eran simplemente una niña y un lobo, sino personajes y símbolos del drama de la sexualidad humana. Su heroína es un objeto sexual. Su lobo, petrificado y levitando tras contemplarla, es la encarnación del pene. Semejantes chistes no eran inusuales en los dibujos animados de la primera época. El ingenioso trabajo de Avery no estaba destinado a los niños. Se trataba de dibujos animados anteriores a la difusión de la televisión que se presentaban en las salas de cine para todo tipo de públicos, como preámbulo de la atracción principal: los niños iban a las películas, pero no eran lo primero en lo que pensaba Avery."

Extraído de "Caperucita al desnudo" de Catherine Orenstein.

Traducción de Luis Noriega.

Y podéis leer también el cuento original.... el cuento de la abuela.

miércoles, 27 de enero de 2010

EL CUENTO DE LA ABUELA*

Había una vez una mujer que había hecho pan y dijo a su hija:
Ilustración de Arthur Rackham
- Toma este pan caliente y una botella de leche y llévaselos a tu abuelita.
La niña partió y en una encrucijada se encontró con un bzou** que le dijo:

- ¿Para dónde vas?
- Llevo un pan caliente y una botella de leche a mi abuelita.
- ¿Qué camino tomarás? - preguntó el bzou - ¿El de las agujas o el de los alfileres?
- El de las agujas - respondió la niña.
- Bueno, entonces yo tomaré el de los alfileres.

La pequeña niña se distrajo recogiendo agujas. Mientras tanto, el bzou llegó a casa de su abuela, la mató, puso un poco de su carne en la despensa y una botella de su sangre en el estante. La niña llegó y golpeó la puerta.

- Empuja la puerta - dijo el bzou - está cerrada con paja mojada.
- Buenos días, abuelita. Te traigo pan caliente y una botella de leche.
- Ponlos en la despensa, mi niña. Come la carne que está allí y bebe de la botella de vino que hay sobre el estante.

Mientras ella comía, un pequeño gato decía:
-¡Qué puerca! Come la carne y bebe la sangre de su abuela.

- Desvístete, mi niña - dijo el bzou - y ven a la cama junto a mí.

- ¿Dónde debo poner mi delantal?

- Tíralo al fuego, mi niña, no lo necesitarás nunca más.

Y ella siguió preguntando dónde debía poner las demás prendas, el corpiño, el vestido, la falda y las medias, y cada vez el lobo respondió:
- Tíralas al fuego, mi niña, no las necesitarás nunca más.
- ¡ Oh, abuelita, qué peluda eres !
- Es para mantenerme caliente, mi niña.
- ¡ Oh, abuelita, qué uñas tan largas tienes!
- Es para rascarme mejor, mi niña.
- ¡ Oh, abuelita, qué hombros tan grandes tienes!
- Son para cargar mejor la leña para el fuego, mi niña.
- ¡ Oh, abuelita, qué orejas tan grandes tienes!
- Son para oír mejor, mi niña.
- ¡ Oh, abuelita, qué nariz tan grande tienes!
- Es para tomar mejor mi tabaco.
- ¡ Oh, abuelita, qué boca tan grande tienes!
- Es para comerte, mi niña.
- ¡ Oh, abuelita, me he puesto mala! Déjame salir.
- Hazlo en la cama, mi niña.
- No, abuelita, quiero ir afuera.
- De acuerdo, pero no tardes mucho.

El bzou le ató una cuerda de lana a su pie y la dejó salir, pero cuando la pequeña estuvo afuera ató el final de la cuerda a un gran árbol de ciruelas que había en el patio. El bzou se impacientó y dijo:
- ¿Estás haciendo mucho? ¿Estás cagando mucho?

Cuando se dio cuenta de que nadie respondía, salió de la cama de un salto y comprobó que la niña había escapado. El bzou la siguió, pero llegó a su casa justo en el momento en que ella había entrado y se había puesto a salvo.

* Relato oral tradicional recogido hacia 1885. Tomado de P.Delaure y M.L. Tenèsze. Le conte populaire français, Erasme, París, 1957.

** Un hombre-lobo.

Extraído de " Caperucita al desnudo" de Catherine Orenstein. Traducción de Luis Noriega.

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