martes, 1 de diciembre de 2015

LA IMPUNIDAD DEL DINERO.

En una entrevista que le hice a Robert Towne en Sherwood Oaks, éste dijo que abordó Chinatown desde el punto de vista de que «algunos crímenes son castigados porque pueden ser castigados. Si usted mata a alguien, o roba o viola a alguien, será capturado y enviado a la cárcel. Pero los crímenes contra toda una comunidad no pueden ser castigados realmente, así que se acaba recompensándolos. Ya sabe, todas esas personas que tienen una calle con su nombre o placas conmemorativas en el Ayuntamiento. Y ése es el punto de vista básico de la historia.»

—¿Sabes una cosa, Jake? —le dice Curly a Gittes en la página 2—. Creo que voy a matarla [a su mujer].

Gittes responde con las proféticas palabras que ilustran el punto de vista de Towne. «Tienes que ser rico para matar a alguien, a quien sea, impunemente. ¿Crees que tienes la pasta suficiente, crees que tienes la clase suficiente?» (Irónicamente, ésta fue una de las escenas que se suprimieron cuando se acortó la película para su pase por televisión.)

Desde luego, Curly no podría matar a alguien impunemente, pero Noah Cross (John Huston), el padre de Evelyn Mulwray y antiguo director del Departamento de Agua y Energía junto a Hollis Mulwray, puede hacerlo y lo hace. El final de la película nos muestra a John Huston perdiéndose en la noche con su hija/nieta después de que Faye Dunaway ha sido asesinada al intentar escapar. Ése es el punto de vista de Towne: «Tienes que ser rico para matar a alguien, a quien sea, impunemente.»



Esto nos lleva al «crimen» de Chinatown, un plan basado en el escándalo del agua conocido como el robo del valle del Owens (The Rape of the Owens Valley). Es el telón de fondo de Chinatown.



En 1900, la ciudad de Los Ángeles, una «comunidad desértica», como nos recuerda el antiguo alcalde Bagby, estaba creciendo y extendiéndose con tanta rapidez que literalmente se estaba quedando sin agua. Para sobrevivir, la ciudad tenía que encontrar otra fuente de agua. Los Ángeles está pegada al Océano Pacífico. «Pueden ustedes bañarse en él, pescar en él, navegar en él… pero no pueden bebérselo, no pueden regar el césped con él, no pueden regar un naranjal con él», argumenta Bagby.

Owens Valley
La fuente de agua más cercana a Los Ángeles es el río Owens, localizado en el valle del Owens, una zona verde y fértil situada a unos cuatrocientos kilómetros al nordeste de Los Ángeles. Un grupo de hombres de negocios, líderes de la comunidad y políticos —algunos los llaman «hombres con visión de futuro»— advirtieron la necesidad de agua e idearon un plan maravilloso. Comprarían los derechos de explotación del río Owens, a la fuerza si era necesario; luego comprarían toda esa tierra sin valor del valle de San Fernando, a unos treinta kilómetros de distancia de Los Ángeles. Luego someterían a votación una emisión de bonos que serviría para costear la construcción de un acueducto que atravesara cuatrocientos kilómetros de ardiente desierto y escabrosas estribaciones montañosas desde el valle de Owens hasta el de San Fernando. Después se darían media vuelta y venderían las ahora «fértiles» tierras del valle de San Fernando a la ciudad de Los Ángeles por una astronómica suma de dinero; unos trescientos millones de dólares.

L.A. Aqueduct Political Cartoon
Ése era el plan. El gobierno estaba al tanto, los periódicos estaban al tanto, todos los políticos locales estaban al tanto. Cuando llegara el momento, las autoridades «convencerían» al pueblo de Los Ángeles para que aprobara la emisión de bonos.
En 1906, Los Ángeles sufrió una sequía. Las cosas se pusieron mal, y luego peor. Se prohibió lavar los coches y regar el césped; sólo se podía tirar de la cadena del inodoro unas pocas veces al día. La ciudad se secó por completo; se murieron las flores, las praderas adquirieron un tono marrón y los titulares alarmistas clamaban: «¡Los Ángeles se muere de sed!», «¡Salvad nuestra ciudad!»
Para acentuar la urgente necesidad de agua durante la sequía y asegurarse de que los ciudadanos aprobaban la emisión de bonos, el Departamento de Agua y Energía tiró al océano miles de litros de agua.

Cuando llegó el momento de la votación, la emisión de bonos fue aprobada con facilidad. Se tardaron varios años en terminar el acueducto del valle del Owens. Cuando estuvo terminado, William Mulholland, a la sazón director del Departamento de Agua y Energía, entregó el agua a la ciudad. —Aquí la tenéis —dijo—. Tomadla.

Los Ángeles floreció y se propagó como un reguero de pólvora; el valle del Owens se secó y murió. No es de extrañar que se llamara el Robo del valle del Owens.


Robert Towne tomó este escándalo ocurrido en 1906 y lo utilizó como telón de fondo de Chinatown. Cambió la época de principios de siglo a 1937, cuando los elementos visuales de Los Ángeles tenían el aspecto típico y característico de la California del sur.



Extraído de "El libro del guión" de Syd Field. Traducción de Marta Heras. Las negritas han sido añadidas.

14 comentarios:

Josep Lloret Bosch dijo...

El guión de Towne es una maravilla que fructifica esplendorosa bajo la sabia dirección del proscrito Polanski. El gran Jack y su "suegro" bordan la función e incluso Faye realiza su mejor trabajo.
En mala hora he leído esta entrada, porque ya me dan ganas de volver a ver y disfrutar ese magnífico ejemplo de cine negro, ése donde la acción bien contada explica cuestiones de calado.
Un abrazo.

p.d.: debería haber leído el libro de Field antes de publicar nada sobre Chinatown.
p.d.2: vaya poster más pequeño ofreces de la película. Con lo bonito que es. Ya te vale. El mío, retocado a mano, es mayor... :-)

V dijo...

A propòsito de lo dicho por Towne en el primer pàrrafo....si tu mismo o alguien tiene curiosidad, esas palabras son el centro de debate de una pelìcula argentina titulada Paulina....barajando soluciones diferentes, muy diferentes a las de Towne....
Interesante historia....podrìa decir que ni la corrupciòn institucionalizada evita que en otros muchos sitios sigan muriendo de sed....pero bueno es algo tangencial.
Curioso que trasladase tres decadas la acciòn de la pelicula.
No solo nos manipulan en el futuro de 1984....a principios de siglo tb. Gran pelìcula....pero sea para pobres o ricos x ejemplo los Cohen ya nos dijeron que matar "no" es facil. Saludos

LLG dijo...

Estupenda entrada David, muy instructiva sobre los privilegios criminales que se concede el "capital" en "su" sistema capitalista...
magnífica película: guión, dirección, actores... que se convierte en una buena y entretenida coartada para pensar...

Un abrazo.

David dijo...

-Josep: El guión de Towne es una pasada. Y eso teniendo en cuenta el cambio que impuso al final Polanski, que me parece que tiene más fuerza dramática. La verdad es que es un peliculón. Luego paso a leer tu entrada.
Pd1: A mí lo que más me gustó del libro de Field fue esto. Luego insiste una y otra vez en el paradigma del guión: Tres Actos (planteamiento-confrontación-resolución con dos nudos en las tramas), tiene algún que otro comentario peyorativo hacia el teatro ("cabezas parlantes") y no recuerdo mucho más. Pero esta historia de dónde provenía Chinatown y el análisis que hace me gustaron.
Pd2:Lo del cartel ya te he explicado por mail.

-V: No he visto la de Paulina. de hecho, ni sabía de ella. Apuntada. La verdad es que el tema de la corrupción y la impunidad ya viene desde lejos. Mmm... "Matar no es fácil", pero si eres rico dejas que se haga cargo otro del asunto. Luego está el tema de las matanzas indirectas o institucionalizadas. Políticos que llevan a guerras, multinacionales que permiten salvajadas que acarrean tremendas consecuencias, etc... Me da que esas no plantean ningún problema de conciencia. Saludos.

-LLG: Gracias por lo que me toca. Y sí, a mí me parece que tanto lo que cuenta la entrada como la peli sirven perfectamente para los tiempos que corren. Me da que lo de pensar no se lleva mucho (o no en estos temas, por lo menos).
Un abrazo.

ricard dijo...

No conocía esa historia. Muy ilustrativa sobre el proceder de los poderosos. Estamos totalmente de acuerdo en que el guión de "Chinatown" es una auténtica maravilla; que esté inspirado en un caso real no le resta mérito, incluso al contrario.

Saludos.

David dijo...

-ricard: Yo tampoco la conocía hasta que la encontré en este libro. Coincidimos en que guión y película son una maravilla.
Saludos.

ethan dijo...

Ni todo el agua del mundo aclara esta trama de los más negra. Corrupción, no en Miami, sino en Los Ángeles.
Saludos.

abril en paris dijo...

Peliculón.

¡Hay que ver la corrupción qué bien funciona en el cine! (entiendase), lo malo es que NO sólo en la ficción

Se podía hacer un repaso muy interesante de las películas que abordan este tema. La lista sería larguisima. Chinatown es una de las buenas.

Buena entrada, David. El cartel, espectacular.

Saluditos

abril en paris dijo...

Posdata tengo una entrada tambien sobre ésta pelicula bajo la etiqueta "cine negro" por si te interesa.

David dijo...

-Ethan: Sí, aguas turbias y revueltas.
Saludos.

-abril: Si solo funcionara en la ficción. Pero mira, Chinatown, creo que está bien porque termina como suelen acabar las cosas en realidad. Los buenos "pierden", y los malos acaban ganando y quedando impunes.
PD: Voy para allá.
Un saludito.

Pilar Mandl dijo...

¡Caray¡Todo eso está en el libro de Syl Field sobre guiones? Tendré que leerlo.
Yo he leído el de Robert Mckee que también habla del guión de Chinatown como uno de los mejores, pero no conocía este... Lo buscaré.
Buena entrada una vez más.
Un abrazo

David dijo...

-Pilar Mandl: Todo eso y algunas cosas más ;-)
Pero como comento algo más arriba, A mí lo que más me gustó del libro de Field fue esto. Luego insiste una y otra vez en el paradigma del guión: Tres Actos (planteamiento-confrontación-resolución con dos nudos en las tramas), tiene algún que otro comentario peyorativo hacia el teatro ("cabezas parlantes") y no recuerdo mucho más. Pero esta historia de dónde provenía Chinatown y el análisis que hace me gustaron. El del McKee también lo leí (hace bastante más) y tampoco es que guarde un recuerdo muy preciso. Sé que cambiaba alguna cosa en la traducción que me chirriaba bastante. Algún ejemplo de que si alguien andaba por alguna mala zona de ¿escribían Madrid? Y te quedabas pensando si McKee había pensado justo en eso o en alguna zona de N.Y o L.A.
Gracias (una vez más).
Y otro abrazo.

miquel zueras dijo...

Inolvidable ese Noah Cross (curioso nombre: la Cruz de Noé) de John Huston. Y mi particular homenaje al secundario John Martel que acaba de fallecer, es el que le dice a Nicholson al final de la película una frase célebre: "Olvídalo, Jake. Es... Chinatown".
Saludos!
Borgo.

David dijo...

-miquel zueras: Joe Mantell, ¿no? El otro me sale en google que es un novelista o un actor porno gay. Pues "supe" de Mantell hace nada porque al ver uno de los episodios de "The Twiligth Zone" que él interpretaba pensé que el tipo estaba magnífico. Quise saber qué más había hecho y salió lo de la peli de Chinatown. Pero falleció hace unos cinco años. Si tú tenías reciente su muerte, piensa lo rápido que pasa el tiempo.
Saludos!

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