jueves, 27 de diciembre de 2018

LAS DUDAS DEL TEJÓN.

La maldición que ha caído sobre el hombre es el nacionalismo, la pretensión que tienen algunas pequeñas comunidades de considerar como propiedad comunitaria exclusiva partes de la tierra. Los enemigos del hombre son esos mezquinos y bobos defensores del nacionalismo irlandés o polaco. Y también los ingleses, siempre dispuestos a luchar en una guerra de grandes proporciones “en defensa de los derechos de las naciones pequeñas”, y capaces de erigir un monumento a una mujer que fue martirizada por haber dicho que el patriotismo no era suficiente. 


Un pueblo así solo es merecedor de ser calificado de montón de imbéciles benevolentes dirigido por unos truhanes. Tampoco es justo que me meta ahora con los ingleses, los irlandeses o los polacos. Todos caemos en este mismo error. Todos incurrimos en la necedad del Homo impolíticas. Y ahora que hablo tan duramente de los ingleses en relación con este tema, quiero añadir inmediatamente que me he pasado viviendo con ellos varios siglos. Y debo decir que aunque son un montón de necios maleantes, al menos les da risa serlo, lo cual me parece que es preferible a la necedad tiránica y cínica de los hunos que luchan contra ellos. Puedes tenerlo por seguro.

—Entonces —preguntó educadamente el tejón—, ¿cuál es la solución práctica?

—Lo más sencillo y fácil del mundo. Hay que abolir todo lo que sean tarifas aduaneras, pasaportes y leyes de inmigración, y convertir a la humanidad en una federación de individuos. De hecho, las naciones deben ser abolidas, y no solamente las naciones sino también los estados; no hay que tolerar ninguna unidad más amplia que la familia. Seguramente será necesario limitar además los ingresos y rentas privadas que sean muy grandes, para evitar que los ricos puedan llegar a convertirse en una especie de nación. Sin embargo, es completamente innecesario, además de contrario a las leyes de la Naturaleza, convertir a los individuos en comunistas o algo así. Cuando hayan transcurrido mil años habrá, si tenemos suerte, un lenguaje común. Pero lo más importante es que hagamos todo lo necesario para que un hombre que vive en Stonehenge tenga posibilidad de hacer las maletas e irse a buscar su suerte, sin que nadie se lo impida, a Tombuctú…
El hombre podría llegar a convertirse en un ser migratorio —añadió al cabo de un segundo, un poco sorprendido de la ocurrencia.

—¡Pero esto traería consigo el desastre! —exclamó el tejón—. La mano de obra japonesa… ¡Se hundiría el comercio internacional!

—Narices. Todos los hombres tienen la misma estructura física y las mismas necesidades alimenticias. Si un coolí puede arruinarte viviendo con un plato de arroz al día en Japón, vete al Japón y compra un plato de arroz. Así podrás arruinar al coolí, quien supongo que para entonces estará pasándoselo muy bien en Londres con tu Rolls Royce.

—¡Pero esto supondría un golpe mortal para la civilización! Haría disminuir el nivel de vida…

—Nada. Lo que haría sería elevar el nivel de vida del coolí. Si es tan bueno o mejor que tú, mejor para él. Ese es el hombre que necesitamos. Y en cuanto a la civilización, poco se perdería.

—¡Sería una revolución económica!

—¿Preferirías entonces toda una serie de guerras mundiales? Mi querido tejón, en este mundo nunca se ha conseguido nada sin pagar algo por ello.

Extraído de "El libro de Merlín" de T.H. White. Traducción de Enrique Hegenwicz

6 comentarios:

Josep dijo...

Interesantes reflexiones.

Desconocía ese libro e indagando veo que es póstumo y del 1977.

Veo que ni en siglos ni tampoco en los últimos cincuenta años, nada cambia al punto de lo necesario para una convivencia globalizada pacífica.

Estamos mal y vamos a peor, me temo.

Un abrazo.

JLO dijo...

suena arriesgado e interesante pero ya sabés que el hombre no acepta bien los cambios o quiere estar tranquilo en su comodidad. Somos así, soy así, en fin. Me gustan estos pensamientos que se salen de la norma y si le pegan a los ingleses mucho mejor jaja.

David dijo...

Bueno, era del 41, pero publicaron ls cuatro primeros y este no (aunque se utlizan partes que ya habían salido en el primero).

Pues sí. No cambiamos. Y pienso lo mismo con lo de que parece que vamos a peor.

Otro abrazo.

-JLO: Este le pega más bien al ser humano en general. En lugar de homo sapiens propone llamarlo homo ferox...Así que ya ves. Pero bueno, como la saga la escribió durante la II G.Mundial, tira más contra los alemanes en todo caso (y tampoco; apela más a la resistencia y al valor de la democracia y la justicia frente a los bárbaros que otra cosa).
Un saludo.

V dijo...

Bueno, lo siento pero hace tiempo que estos discursos no los compro. Efectivamente no avanzamos nada. Pero nada de nada. Y seguimos con los errores de toda la vida. Los ismos son muy malos pero ya os explico yo lo que hay que abolir lo que hay que eliminar como hay que vivir etc etc...y para colmo el discurso del pobrismo y vuelta la burra al trigo. Pues nada...pobre tejón...un abrazo

David dijo...

-V: Bueno, con sus más sus menos, no le voy a llevar la contraria al mago Merlín, que ha vivido más que tú y yo.
Ahora hablando en serio...¿sabes lo que me llama la atención de este discurso?...y del "discurso" que plantea en su obra el autor utilizando la leyenda artúrica.
Resulta que el autor era un poco..eeeh..ermitaño, no le gustaba relacionarse mucho con los demás. Eeeh.. Mejor te pongo lo que dice el libro:
Fruto de una formación puritana y venal, White rechazó tercamente los alegatos de su naturaleza: su inclinación por los muchachos, la bebida, un sadismo oculto. Todo lo cual hizo de él un solitario que huía del hombre como la peor de las fieras. Y aún así, quería creer que las personas podían redimirse y ser mejores.
Es interesante su vida. Y si lees este discurso después de leer las novelas que le preceden, te llega más, claro.
Un abrazo.

V dijo...

Podría ser...tampoco es justo renegar x un párrafo, eso es verdad

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