lunes, 4 de febrero de 2013

NO SOLO CAMBIA LA MODA...

Cristóbal Balenciaga 1952. Ilustración de René Gruau
El modisto Pedro Balenciaga* prefería que las modelos de sus desfiles no fueran muy agraciadas, para que su presencia no distrajera la atención del público del vestido, el auténtico protagonista. Balenciaga pedía la atención para su obra, porque pensaba todavía en los términos de una fama que provenía de lo hecho, de lo logrado. Hoy día, puesto que la fama se ha deslindado del territorio de los logros, dado que sólo se es reconocible porque se aparece en los medios de difusión, puede conseguirse mucho ruido social con muy pocas nueces, incluso con ninguna. El reconocimiento social no se consigue ya a través del verbo hacer, sino a través del verbo aparecer. La importancia del talento o del mérito tiende a ser la mínima allí donde la estrategia de la industria de la imagen es lo esencial; y si la cumbre del reconocimiento social se alcanza a base de apariciones, la apariencia se convierte en algo fundamental.

(...)



Versace puso a sus diseños unos precios lo bastante inalcanzables como para sugerir que se trataba de una broma, de un acto de cinismo, o de la obscenidad del mundo de los deseos; y triunfó tasando el deseo, porque sus precios no están diseñados para un mundo de dudas, sino que, muy al contrario, su indudable misión es señalar muy claramente a aquellos que los pueden pagar. Comprar los diseños de Versace permite a una selecta minoría de ricos y famosos mostrar radiantes a todos los demás que ellos son seres excepcionales porque pueden pagar cualquier tipo de privilegio, por más absurdo y exorbitante que sea el precio. Si algunos de los fantásticos vestidos de Versace no tienen ni forro, es precisamente, para acabar de dejar bien sentado que su negocio no tiene nada que ver con el buen oficio mal pagado de las costureras o los sastres, sino con el siempre bien retribuido oficio de la imagen triunfadora. El éxito genera éxito, como el dinero genera dinero, según la máxima de Chamfort. Lo importante de los catálogos de Versace no es la ropa, sino la fama que los ampara. Los fotógrafos más caros y famosos fotografiando a las estrellas más caras y famosas presentando la ropa más cara y famosa. Todo un éxito.


Los dos fragmentos, extraídos de "El factor fama" por Mercedes Odina y Gabriel Halevi. Editorial Anagrama. (1998)

* Creo que se trata de una errata y que los autores del texto se referían a Cristóbal Balenciaga.

18 comentarios:

abril en paris dijo...

Oppppss ¡ Voila ! otra entrada..¡ eres increible David ! el correcaminos y tú..jaja

El texto tremendo. No se "cortan" un pelín en reconocer lo que es obvio. Ostentación y lujo, exhibición de la riqueza, el status social, el dinero..¡ justo lo que ésta sociedad necesita ! más glamour..pero que asquito me da..claro que será porque yo no forma parte de esos privilegiados.

Las ilustraciones muy bien.

David dijo...

-abril: Beep Beep! ;-)

Del texto no digo nada, que ya lo dicen los autores. Me encantan las ilustraciones de René Gruau. Tengo un librito de él por ahí (que ahora no sé dónde está).

Kinezoe dijo...

Ups, ¡¿estoy viendo tres entradas en un mismo día?! Esto sí que es una dinámica, amigo... Interesantes fragmentos. Al principio pensé que eran tuyas las reflexiones...

Saludos.

PD: «No se vayan todavía, aún hay más», jajaja...

David dijo...

-Kine: Como ya te dije...veremos lo que dura la dinámica.
Hago en parte mías esas reflexiones... no todas (me da que con Balenciaga también se pagaba la firma y el estatus que esta daba).

PD: no lo sé ;-) Por hoy creo que ya está bien, ¿no? (jaja)

Un abrazo.

abril en paris dijo...

¡Y otra cabecera..! beep beep ;-D

¡Buenas noches !

Blue dijo...

Muy bueno. Dos filosofías totalmente opuestas. Claro que, la ropa de Balenciaga llegaba a un mercado muy reducido y, en cambio, la de Versace no, es para más gente, menos rica y menos exigente.
En fin, alta costura contra alta impostura.
Un abrazo.

David dijo...

-Blue: Vale. Dos filosofías opuestas. Y sí, lo de Balenciaga ya me imagina yo que "barato" tampoco iba a ser. Pero hay algo que no he entendido... supongo que lo de Versace para gente menos rica y menos exigente será con el "prêt à porter", ¿no? Porque lo que vienen a decir los autores es que no teniendo la "calidad" de Balenciaga, sus precios no eran nada baratos y eran más bien para gente rica solo por llevar su nombre. No sé... Yo de modas no sé mucho, pero es lo que entendí cuando leí el libro.
Me gusta tu última frase.
Un abrazo.

Blue dijo...

Claro, me refiero al pret a porter, pero yo creo que esa publicidad a través de modelos conocidas va dirigida siempre a ese tipo de compradores. Los de alta costura van a comprar igual.
Versace es mucho más caro que las marcas que solemos usar pero no es prohibitivo. Un vaquero puede costar 300 euros y eso, si lleva una etiqueta de esas relucientes y bien visibles, lo vale, jaja. Balenciaga, claro, ya no vendía vaqueros. Supongo.
;-)

David dijo...

-Blue: Aclarado ;-) ¿300 euros por un vaquero?!!! En fin...

Kinezoe dijo...

Digo yo que por ese precio debe incluir también el caballo, jajaja...

Blue dijo...

Por eso es importante que lleven la "chapa" a la vista. Si no fuera así parecería un vaquero cualquiera de 15 euros, jaja.

David dijo...

-Kine: Jajaja...

-Blue: Una vez leí un artículo de los chavales que se cosían etiquetas de marca a la ropas...
Los vaqueros de la "chapa" parece que están desafiando al resto, ¿no? jaja ;-)

Mister Lombreeze dijo...

Mmmm, no sé, no sé, así como dicen los autores del libro se consigue una popularidad (y muchos euros) pero de ahí a la fama... La popularidad es efímera y la fama puede ser eterna. Esos esperpentos que se hacen populares por aparecer en la tele basura son a la fama lo que un jugador de futbolín es al fútbol. Quiero decir que la gente se lo pasa bien jugando con ellos, pero pocos los toman en serio.
De todas formas es un texto muy interesante, desde luego. Y muy bien escrito (pese a la errata).

David dijo...

-Mr.Lombreeze: La errata no es mía ;-)
mmm... hay gente que pasa de la popularidad a la fama... A veces se olvida que llegaron a la fama por ser tan solo "populares"... pero me ha gustado tu comparación del futbolín.

V dijo...

Interesante. Aunque la última frase no sé si suscribirla entera. Tengo mis dudas sobre la utilización del último adjetivo "famosa". Ese no nace per se. Aunque es cierto que muchas campañas buscan un fotógrafo de renombre y unas modelos de renombre. En ocasiones se llegó a dar la paradoja de que la gente se acercaba a ver los desfiles debido a que participaba tal o cual top model, independientemente de la ropa.
No se dónde leí que algunos modistos preferían no utilizar top models, ya que la gente se fijaba en ellas como estrellas y se olvidaba de la ropa. Otros, sin embargo no concebían, ni conciben un desfile sin ellas.
Por eso lo de que la ropa sea automáticamente famosa...En algunos casos no. Solo es famosa debido a que lo llevó una estrella de cine en la alfombra roja de Cannes o una top model en la poasarela no se cuantos. Y lo que dicen ellos, igual ni tenía forro.Saludos

David dijo...

-V: ¿solo en ocasiones? mmm... no sé...supongo que al final irían a las dos cosas...o no, no lo sé. Yo tal vez sería uno de los que se fijaría más bien en las modelos que en los modelos, aunque de estar ahí, pues tratas de ver todo, ¿no?
Pero de esto de las modas, la fama y demás... no sé mucho.
Saludos.

Josep Lloret Bosch dijo...

Es un placer encontrar escrito lo que llevo pensando hace años: en ocasiones creía que estaba lelo del todo, pero ya veo que es sólo a medias y que, de vez en cuando, acierto.
O sea, que de acuerdo en todo.

Un abrazo.

David dijo...

-Josep: Vale, entonces.

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