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Ilustración de Arthur Rackham |
La niña partió y en una encrucijada se encontró con un bzou** que le dijo:
- ¿Para dónde vas?
- Llevo un pan caliente y una botella de leche a mi abuelita.
- ¿Qué camino tomarás? - preguntó el bzou - ¿El de las agujas o el de los alfileres?
- El de las agujas - respondió la niña.
- Bueno, entonces yo tomaré el de los alfileres.
La pequeña niña se distrajo recogiendo agujas. Mientras tanto, el bzou llegó a casa de su abuela, la mató, puso un poco de su carne en la despensa y una botella de su sangre en el estante. La niña llegó y golpeó la puerta.
- Empuja la puerta - dijo el bzou - está cerrada con paja mojada.
- Buenos días, abuelita. Te traigo pan caliente y una botella de leche.
- Ponlos en la despensa, mi niña. Come la carne que está allí y bebe de la botella de vino que hay sobre el estante.
Mientras ella comía, un pequeño gato decía:
-¡Qué puerca! Come la carne y bebe la sangre de su abuela.
- Desvístete, mi niña - dijo el bzou - y ven a la cama junto a mí.
- ¿Dónde debo poner mi delantal?
- Tíralo al fuego, mi niña, no lo necesitarás nunca más.
Y ella siguió preguntando dónde debía poner las demás prendas, el corpiño, el vestido, la falda y las medias, y cada vez el lobo respondió:
- Tíralas al fuego, mi niña, no las necesitarás nunca más.
- ¡ Oh, abuelita, qué peluda eres !
- Es para mantenerme caliente, mi niña.
- ¡ Oh, abuelita, qué uñas tan largas tienes!
- Es para rascarme mejor, mi niña.
- ¡ Oh, abuelita, qué hombros tan grandes tienes!
- Son para cargar mejor la leña para el fuego, mi niña.
- ¡ Oh, abuelita, qué orejas tan grandes tienes!
- Son para oír mejor, mi niña.
- ¡ Oh, abuelita, qué nariz tan grande tienes!
- Es para tomar mejor mi tabaco.
- ¡ Oh, abuelita, qué boca tan grande tienes!
- Es para comerte, mi niña.
- ¡ Oh, abuelita, me he puesto mala! Déjame salir.
- Hazlo en la cama, mi niña.
- No, abuelita, quiero ir afuera.
- De acuerdo, pero no tardes mucho.
El bzou le ató una cuerda de lana a su pie y la dejó salir, pero cuando la pequeña estuvo afuera ató el final de la cuerda a un gran árbol de ciruelas que había en el patio. El bzou se impacientó y dijo:
- ¿Estás haciendo mucho? ¿Estás cagando mucho?
Cuando se dio cuenta de que nadie respondía, salió de la cama de un salto y comprobó que la niña había escapado. El bzou la siguió, pero llegó a su casa justo en el momento en que ella había entrado y se había puesto a salvo.
* Relato oral tradicional recogido hacia 1885. Tomado de P.Delaure y M.L. Tenèsze. Le conte populaire français, Erasme, París, 1957.
** Un hombre-lobo.
Extraído de " Caperucita al desnudo" de Catherine Orenstein. Traducción de Luis Noriega.
Lo que te decia. Historias terribles, casi obscenas. Para nada infantiles.
ResponderEliminarNo la conocia tal que así..uff
Que es bzou?
ResponderEliminar** Un hombre-lobo.
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