lunes, 31 de octubre de 2011

DEJÉMONOS DE "historias"...

La verdad es que lo único que sabía hasta hace poco sobre la historia de Estados Unidos es que a Liberty Valance no lo mató Ransom Stoddard, que Superman se había criado en Topeka, Kansas, y que la bebida oficial de los norteamericanos es la Coca-Cola aunque parece que ahora se vende más por allí la Pepsi.
Es por esto que un amigo, perplejo ante mi ignorancia, me regaló "Una historia del pueblo de los Estados Unidos" de Howard Zinn (aunque aquí creo que lo han traducido como "La otra historia de Estados Unidos").
Pero como no he terminado el libro, lo dejaremos para próximas entradas..

Ahora me gustaría hablaros de otras historias. Aunque lo cierto es que fue el libro de Zinn el que me hizo pensar en ellas.

Sé que a algunos de los que pasan por este blog les gusta Peréz Reverte. Aún  no he leído sus novelas, así que no es que pueda opinar (y no lo voy a hacer) de él en ese aspecto. Pero como columnista,  reconozco que me acaba cansando. No digo que a veces no tenga razón, o que pueda opinar parecido en algunas de las cosas que expone, pero sus modales, y me da igual que él diga que son una pose o que en en persona es muy educado y correcto y bla,bla...  sus modos o modales me acaban aburriendo y hartando...
Los puedo aceptar y hasta me gustan en un blog, pero cuando te están pagando una pasta por rellenar una página. En fin...  Sin comentarios.

Otra cosa que empieza a cansarme de él es cuando le da por contar "batallitas" históricas hablando de hazañas y gestas de nuestra historia. De cómo les dimos a los ingleses en tal batalla, o a los franceses en tal otra, o cómo cinco españoles de pelo en pecho se cepillaron a todo un regimiento, porque bestias, maleducados y pobres, sí, pero qué huevos tenían...

Y el caso es que leyendo el libro de Zinn y cuando trata el tema del genocidio (genocidio, sí) de Cristobal Colón sobre los indios arawak, así como las escabechinas que llevaron a cabo insignes hombres como Pizarro o Cortés... me dio por pensar en las columnas de Peréz Reverte.

Y sí, podemos hablar luego de que los ingleses también exterminaron a los indios en otro genocidio, y que encima ni se mezclaron con ellos como hicieron los de por aquí. Pero a mí me interesaba otra cosa. Algo sobre lo que el libro de Zinn vuelve una y otra vez a lo largo de la historia de Estados Unidos, pero que en esta ocasión hacía referencia a nuestra historia, citando el texto de otro historiador, Hans Koning, en su libro sobre el descubridor con estatua en Barcelona:
"...porque todo el oro y la plata robados y embarcados hacia España no hicieron al pueblo español más rico. Le dio a sus monarcas más tiempo en la balanza de poder, una oportunidad para contratar más soldados mercenarios para sus guerras. Terminaron perdiendo todas esas guerras de todas formas, y todo lo que quedó fue una mortal inflación, una población hambrienta, unos ricos más ricos, unos pobres más empobrecidos, y un campesinado arruinado."
Lo que quiero destacar, es que después de eso, me importa muy poco que veinte soldados españoles acabaran en "las Indias" con quinientos sanguinarios salvajes armados solamente con una espada y un cepillo de dientes.

domingo, 30 de octubre de 2011

AQUÍ NO ESTÁN LAS AVENTURAS DE TINTÍN

Podía haber sido peor.
Mi mujer suele decir a veces que soy un inmaduro y que tengo cosas de niño de primaria.  Y el caso es que ayer me quedé con las ganas de saber qué hubiera dicho del espectador con el que me tocó compartir asiento en el cine.

Y es que mi hija y yo fuimos a ver "Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio", y al llegar y sentarnos, el  mencionado  espectador nos ofreció muy amablemente palomitas. Le dimos las gracias y mi hija cogió unas pocas. Pero el hombre insistió como cuatro veces más para que siguiéramos cogiendo... que él no las iba a acabar, que eran demasiadas...  Su mujer, sentada a su izquierda, le llamaba "suavemente" la atención como para que no molestara. Él bromeaba poniéndola mal: "Es una tacaña. Las quiere para ella. No me deja"   Y después, y sin habernos presentado me preguntó a bocajarro: "¿Eres tintinófilo?"  A lo que respondí que no. Me miró como decepcionado. Dije que los había leído y que los tenía pero que no me consideraba tintinófilo. No tenía "Tintín y el Arte Alpha" (todavía);  Él sonrió y preguntó cuándo había empezado a leerlos.  "Como a los ocho o nueve años." respondí.

Y se acabaron los trailers y empezó la película, y el hombre dejó de hablar. Pero nada más terminar unos estupendos títulos de crédito, dijo emocionado: "¡Hergé! ¡Es Hergé!"... Me temí lo peor... Y lo cierto es que apenas medio minuto de película empezó a decir: "No, no...", para seguir cada treinta segundos con su no, no. Su mujer le mandaba callar, y yo también le hice una señal de que permaneciera en silencio. Pero daba igual.  Por suerte... a los tres minutos de película, sacó el móvil y empezó a jugar con él.  No sé si estaba escribiendo a alguien comentando la desilusión que se había llevado con la película, si miraba viejos mensajes, o si jugaba con el aparato... Traté de olvidarme de él y centrarme en la película. En la película de Spielberg, no en el tebeo de Hergé. Ese lo tenía en casa. Y esto era otra cosa.

 Si queréis encontrar al Tintín de vuestra infancia o sois tintinófilos, es probable que acabéis como el espectador que tenía al lado y salgáis decepcionados de la sala. Si vais a ver la película sin pensar en todo momento que está "traicionando" la obra de Hergé, es probable que paséis un buen rato. Porque os encontraréis con una película de aventuras, apta para todos los públicos, entretenida, y que se ve con agrado. Sin más.

Y ahí está el problema... que tal vez, yo le pediría algo más. Ese algo más que por ejemplo ofrecen las películas de Pixar.

Porque desde que vi las primeras imágenes de lo que iba a ser la película, no me temía nada bueno. Y es que el aspecto gráfico de las producciones Dreamworks no me suele convencer. Sus películas tienen un diseño de personajes y un "acabado" gráfico  mucho menos logrado que el de las de Pixar...  Y si bien empezada la película te habitúas a los personajes, me queda la duda de cómo hubiera resuelto esta adaptación alguien como Brad Bird, por ejemplo, que ya con el diseño de personajes de Los increíbles me parece más cercano al universo gráfico de Hergé.

Pero esta película la dirige Steven Spielberg, director de algunas películas que me impresionaron y enamoraron tanto en mi niñez, como en mi adolescencia o en mi ¿madurez? (recuerden lo que dice mi mujer)...

... y más allá del aspecto gráfico de la película (mejorable, en mi opinión), de la fidelidad o infidelidad hacia la obra de Hergé (¿eres tintinófilo?), del guión ( demasiado "ligero", a pesar del "mensaje" metido con calzador de Haddock;  me sobran unas cuantas escenas, como la pelea de grúas, por ejemplo), de algunas escenas muy bien resueltas (la persecución del halcón) o de la sensación de que estaba viendo cosas de sus viejas películas continuamente (¿por qué no hacía más que pensar en Indiana Jones en ciertos momentos?)... estamos hablando de Steven Spielberg.  Incluso sus malas películas (y no me hagan recordar lo de la calavera de cristal) se dejan ver.  Como esta.

PD: Si me animé a ver la película fue por la reseña que hizo Jero, que no es tintinófilo, y a quien la película de Spielberg le gustó más que a mí: Aquí

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