domingo, 30 de enero de 2011

LA DIFERENCIA ES JERRY GOLDSMITH.

No me interesan mucho los deportes... y el fútbol americano tampoco... una vez fui a ver un partido y se me hizo eterno, así que no me pidáis que vea otro.

Pero en el cine hay dos películas ambientadas dentro de este deporte (curiosamente las dos basadas en hechos reales) que sí me gustan bastante. Una es "Titanes, hicieron historia". Y la otra, que me gusta mucho más es "Rudy, reto a la gloria".

Rudy es una peli de "good-felling", sí: "Si insistes y te esfuerzas, lo lograrás". Ya sabéis. Una de esas "mentiras" que nos cuentan a veces.
Que la peli tenga mucho o poco que ver con la realidad me da igual. Me importa un pimiento que en realidad el segundo entrenador sí tuviera intención de sacar a Rudy en el último partido porque iba a cumplir el acuerdo del anterior entrenador, y que la peli en cambio lo mostrara reacio a sacarlo. De otro modo, la escena del resto del equipo dejando su camiseta para ceder su puesto a Rudy no hubiera tenido lugar. Es una película.


¿Sabéis cómo fue realmente el "momento cumbre" que refleja la película?




¿Queréis ver cómo lo retrata la película?



Buscando una reseña que enlazaros después de escribir lo de arriba me he encontrado con esto en decine21.com (me hace gracia que destaquen lo de Jerry también). No lo firma nadie (o no encuentro al autor del texto):

El sueño americano
El sueño americano no es una quimera: se hace realidad cada día en los Estados Unidos. He aquí, resumida, la idea que subyace en este film, basado en la historia real de un joven perteneciente a una familia obrera de origen irlandés. Entre las aspiraciones de Rudy (Sean Astin) destaca su deseo de jugar un día en el equipo de futbol americano de la Universidad de Notre Dame. Las dificultades no son pocas: en el instituto sus notas han sido siempre discretas, el dinero no le sobra, su constitución física no es la ideal para ser jugador... Pero su tesón y su fe le ayudarán a superar todos los obstáculos.

Estamos ante una película de grata visión, que sorprende en más de un aspecto. El film gira alrededor del fútbol americano, pero no se muestran demasiadas acciones deportivas. Y eso que detrás de la cámara está David Anspaugh, director de Hoosiers, más que ídolos. Lo importante es el largo camino que ha de recorrer el protagonista hasta convertir su sueño en realidad. Un camino en el que se encuentran el duro trabajo en una fundición, la familia, los amigos de la facultad, el hombre que cuida el campo de deporte, unos estudios difíciles. Y por supuesto, Dios. Rudy, que es católico, reza con insistencia a la Virgen del campus. Y encuentra apoyo en sus balbuceos universitarios en uno de los sacerdotes de Notre Dame.

Se pueden poner pegas a la película por algunos cabos de la narración, no muy bien atados. El romance del protagonista parece quedar en nada. Su momentáneo desmoronamiento se produce y deshace sin demasiadas explicaciones. Pero predominan una visión optimista de la vida y una confianza en el espíritu humano que se agradecen. Y el clímax hacia el final de la película, en un partido en que el resultado parece ser lo de menos, se convierte en un eficaz vehículo de emociones. En este momento, y en el resto del film, la banda sonora de un inspirado Jerry Goldsmith ayuda a dar un vibrante tono épico a la lucha del protagonista por realizar su sueño.

jueves, 20 de enero de 2011

RESCATANDO ENTRADAS XV: Las Aventuras de Spirou y Fantasio: Diario de un ingenuo

 De  La Caraviñeta

viernes 13 de noviembre de 2009


Lecturas: Las Aventuras de Spirou y Fantasio: Diario de un ingenuo.

Edición original: Une Aventure de Spirou & Fantasio par…4: Emile Bravo – Le journal d’un ingénu.
Fecha de edición: octubre de 2009
Guión y Dibujo: Émile Bravo
Color: Delphine Chedru
Formato: Libro cartoné, 72 págs., color.
Editorial: Planeta DeAgostini.



Magistral.

Últimamente he de reconocer que llevo una buena racha a la hora de elegir los tebeos a leer. Prácticamente, en su mayoría, autores que nos presentan una nueva forma de acercarse al medio, investigando y tratando de ofrecernos nuevas fórmulas tanto en la propuesta gráfica como en el guión y, de repente, me encuentro con este "Diario de un ingenuo" de Èmile Bravo (Un comic, por otra parte, que llevaba tiempo esperando la edición en castellano que, finalmente, Planeta nos ha traído). Èmile Bravo, lejos de hacer de su "Diario de un ingenuo" una avanzadilla del noveno arte, nos retorna a los cómics más clásicos de la escuela francobelga y nos cuenta la historia y el nacimiento como heroe del botones más conocido de la BD. Así, tanto en sus composiciones de páginas, como en la forma de contar la historia, e incluso en su dibujo, podemos recordar nombres de la talla de Franquín (como no hablando de Spirou), Chaland, o Hergé, autor al que no se cansa de homenajear a traves de su personaje más conocido, Tintín, durante las 72 páginas de las que consta la historieta.



Bravo se remonta al año 1939 para contarnos los inicios del personaje. Nos muestra a un spirou ingenuo, un preadolescente que avanza inocentemente, con paso vacilante hacia la madurez al ritmo que le manda la época que le tocó atravesar. Nos habla de su primer trabajo, su primer amor, sus primeros contactos con Fantasio y Spip, su ardilla.
Debe ser complicado trabajar en un personaje tan emblemático como Spirou. La presión de hacer algo bueno con un personaje tan trillado como el botones aventurero, de que guste a sus miles de seguidores, que resulte coherente con su historia debe resultar exagerada. Más si cabe inventarse un origen, un nacimiento y unos porqués sin desmembrar las señas de identidad del protagonista. Bravo se enfrenta a esto con la sencillez de quien cree que es un personaje diseñado para él y sale victorioso. Se inventa nuevos personajes con lo que interactuar y dar coherencia y consistencia a la historia, al nacimiento del héroe y lo hace de una manera asequible, consiguiendo en muchos casos una sonrisa del lector adulto, que disfruta de lo que está leyendo de la misma manera que disfrutaba de las lecturas del mismo Franquín y presumiblemente consiguiendo igualmente la sonrisa en los rostros de los más jóvenes lectores.



Spirou es el botones del hotel Moustic de Bruselas. Durante sus horas de trabajo se dedica a subir y bajar maletas de los muchos rostros conocidos que llegan al hotel buscando privacidad, a huir de Entresol, personaje siempre dispuesto a darle unos capones, y evitar que su incansable compañera, Spip la ardilla, se meta en problemas. Durante sus horas de asueto, arbitra partidos de fútbol entre chavales conmocionados por el rumbo político del mundo en los años anteriores a la 2º Guerra Mundial y se dedica a pasear con la sirvienta del hotel que, a pesar de no conocer ni su nombre, le tiene completamente enamorado.
Pero la historia a elegido el hotel donde trabaja el pequeño botones para cambiar de dirección. En una de sus habitaciones, polacos y alemanes pactan la forma de repartirse Polonia tratando así de evitar la guerra.
Fantasio, que en esos momentos trabaja como periodista del corazón para el diario Mosquito y persigue a una pareja de celebridades que se alojan en el hotel, ayudará a que polacos y alemanes lleguen a una resolución.



Es este "Diario de un ingenuo" un comic fantástico, donde se pone de manifiesto lo que pueden hacer autores de la talla de Bravo con personajes consagrados, y que pone en evidencia (más si cabe) las absurdas guerras de los moulinsart y los Uderzos de turno a favor del dinero y en contra de los personajes que sus antecesores o ellos mismos crearon.

Ideas y recursos que me apetece destacar de la obra:
Èmile Bravo, españoliza el nombre de Spirou


El autor utiliza costantemente las estrellas que indican el dolor para hacer el golpe más humorístico.


Escuchando a través de la puerta.


La lluvia y las gotas en el suelo.


Spirou se enamora por primera vez en uno de sus comics y se ruboriza con facilidad.


Los homenajes a Tintín y Hergé son constantes en la obra.


A la caza de la rata desde un mismo punto de vista.


Otros comentarios a esta obra:

Álvaro Pons en La Carcel de Papel.

PAblo en El Lector Impaciente.
Sergio en Lecturas Recomicdadas.
Blueberry en Fort Navajo.

RESCATANDO ENTRADAS XIV: "Diario de un ingenuo" de Émile Bravo

 De EL LECTOR IMPACIENTE...

lunes 19 de octubre de 2009


“Diario de un ingenuo” de Émile Bravo.

Desde que me enteré hace más de un año que Émile Bravo iba a lanzar un álbum de “Spirou” se convirtió en uno de los álbumes que he esperado con más impaciencia (sí, podría haberlo comprado por Internet, pero uno tiene que establecer ciertos límites en su consumista afición para mantener la armonía familiar) y es que Émile Bravo me impactó cuando lo descubrí en unas deliciosas historias cortas publicadas hace años en “El Manglar” y se convirtió en una de mis (muchas) debilidades, uno de los autores más inteligentes del panorama europeo actual y el que está destinado a convertirse en el gran renovador de la línea clara. Bueno, pues tras un año, Planeta ha publicado este “Diario de un ingenuo” y Émile Bravo ha confirmado esas buenas impresiones iniciales, ofreciendo, probablemente la mejor historia de “Spirou” en décadas. Vamos con ello.

Bruselas, 1939. Spirou es un jovencito que se gana la vida como botones en un rutilante hotel mientras malvive en una habitación de los suburbios de la ciudad junto a su mascota y arbitra los partidos de los niños más pequeños en sus ratos libres. Spirou, conoce gracias a su trabajo, a famosos de incógnito que intentan vivir un fin de semana romántico, o asiste, sin entender demasiado, a unas conversaciones secretas entre polacos y alemanes cuyo fracaso puede provocar una nueva Guerra Mundial. Y en ese marco convulso, Spirou anda enamoriscado de una doncella desconocida que le abrirá los ojos al mundo e intenta impedir que un paparazzi de nombre Fantasio se le cuele en el hotel. ¿Alguien da más en 72 páginas? Probablemente, no.

Irónico, melancólico y profundamente divertido, “Diario de un ingenuo” está llamado a ser uno de los álbumes del año. Émile Bravo, en lugar de intentar, la revitalización de un personaje clásico como “Spirou” asumiendo el continuismo de Fournier tras la estela de Franquin, innovar en su narrativa, como Morvan y Munuera en sus coqueteos con el manga, o en contenidos, como en la etapa de Tome y Janry, opta por la opción más arriesgada y valiente, la que más críticas le puede acarrear de los aficionados “de toda la vida”, y decide explicar el origen “jamás contado” de Spirou de una manera adulta, realista y sensible, pero sin por ello obviar ninguno de los tópicos, complejos y críticas que el personaje y su cerrado universo ha ido acumulando a lo largo de sus casi setenta años de existencia, que resuelve de un modo natural en forma de bromas incrustadas en la historia de manera más o menos explícita. Bravo abre una hendidura en la particular armadura del icono para enamorarle y hacerle conocer la derrota, jugando a transponerle a un universo “real” convulso en el que Spirou se convierte, por su condición de héroe romántico e ingenuo, en un émulo de Charles Chaplin más que del “Tintin” hergeliano, cuya relación con el personaje sabe convertir en blanco de más de una broma. Bravo ofrece a Spirou y Fantasio la opción de madurar en esta historia en un magnífico final en el que los personajes dialogan sobre su futuro y, como Peter Pan, prefieren mantener su condición inalterable de héroes del papel en el que vivir extraordinarias aventuras.

Desde el malogrado Yves Chaland, la llamada línea clara no ha conocido a un autor que domine el medio de una manera tan absoluta como Bravo. Alejado de la evolución estética que Chaland inició, Bravo opta por un dibujo más clásico y tradicional en el que embosca bajo su aparente ingenuidad una aguda percepción del mundo que le rodea, ironizando y denunciando sus paradojas y dramas. La labor que Chaland dejó a medias y Conrad no quiso asumir, Bravo parece capacitado para sobrellevarla sin apreturas y, de paso, hacernos disfrutar. Un autor genial del que espero alguna editorial tenga a bien recuperar pronto su obra anterior, inédita en España.

En “Diario de un ingenuo”, Émile Bravo logra una obra redonda que gustará tanto a los aficionados al personaje de siempre como a nuevos lectores y demuestra que si se hace desde el respeto y el talento todo vale a la hora de renovar y evolucionar los clásicos del cómic europeo. La edición de Planeta resulta correcta y tiene un precio asequible, aunque no hubiera estado de más incluir algún texto de fondo para situar a aquellos menos familiarizados con “Spirou” o con la trayectoria de Émile Bravo. Si sólo se pueden comprar un tebeo este mes que sea este.

Chaland en El lector impaciente aquí y aquí.
Conrad en El lector impaciente aquí y aquí.
Franquin en El lector impaciente, aquí.

RESCATANDO ENTRADAS XIII: "Spirou, El diario de un ingenuo" - Émile Bravo

De 13 millones de naves


"Spirou, El diario de un ingenuo" - Émile Bravo

Dupuis - 2008

Que a un personaje tan denostado, por la cantidad de manos que se lo han rifado, le hagan a estas alturas un lavado de cara tan soberbio es algo digno de admiración. El autor a quién debemos tan soberano rescate es Émile Bravo y el personaje rescatado no es otro que el mismísimo Spirou.

Creado originalmente por Rob-Vel para promover una revista infantil, Spirou no encontró su lugar en el mundo hasta que un tal Franquin se hizo cargo de su tutoría. Fue entonces cuando el personaje -junto con Fantasio, compañero infatigable- vivió sus mejores y mas gloriosos años.
El problema de Spirou, en relación con otros grandes titanes de mundo del tebeo Belga, -véase Tintín sin ir más lejos- es que siempre ha sido y será huérfano, tanto dentro como fuera del tebeo. Básicamente porque los derechos del personaje son propiedad exclusiva de la editorial (Dupuis) y no de su creador original. Desde la muerte de Franquin -el mejor padre adoptivo que jamás pudo tener- Spirou ha transitado por registros insospechados y grotescos. Series televisivas de animación aberrantes y versiones infantiles horrorosas (Le Petit Spirou) enfocadas únicamente al merchandising de productos varios.

Se imaginan la cantidad de catástrofes que se podrían haber firmado bajo el epigrafe de Tintín si Hergé no se hubiera cuidado muy mucho de certificar su paternidad de su puño y letra.
Por suerte, Émile Bravo (autor del celebradísimo “ Mi mamá está en América y ha conocido a Búfalo Bill“) ha aceptado el reto de contarnos los orígenes del personaje en “Spirou Le journal d'un ingénu” y lo ha hecho de forma tan magistral que se podría decir incluso que le ha devuelto la vida. Con un dibujo que es todo un homenaje a la línea clara del primer Franquin, de Chaland o incluso de Hergé. Con un dominio completo en lo que a ritmo y guión se refiere. El tebeo podría pasar perfectamente por ser la auténtica génesis del personaje. Si me lo cuela alguien en una librería de viejo, con las tapas desgastadas y sin indicios del autor creería realmente que estoy leyendo el Spirou “avant la lettre”, el eslabón perdido entre la creación de Rob-Vel y la de Franquin.

Bravo recupera aspectos tan subrayados de la personalidad de Spirou como la ingenuidad que imperaba en sus primeras aventuras pero añade también arriesgados detalles biógraficos al personaje, por ejemplo su primer encuentro con Fantasio.
Es esa mezcla de respeto y riesgo sin temor del que se siente seguro atrapando las riendas del personaje lo que convierte a su versión de Spirou en un artefacto de poderosa facturación. Mención aparte merecen las constantes alusiones a Tintín que salpican toda la historia; Émile Bravo se atreve incluso a vestir a Spirou al puro estilo Tintín con bombachos y camisa en un gesto de ironía que tiene incluso algo de reivindicativo. La sombra del reportero del petit vingtième siempre ha planeado sobre la del botones del hotel moustique, la fama, el prestigio y el reconocimiento siempre han sido para Tintín en detrimento de un Spirou que, al margen de sus años dorados, ha sufrido los avatares de ser lo más parecido a una franquicia en lo que a héroes del cómic europeo se refiere.

La fantástica versión de Émile Bravo de los orígenes de Spirou se enmarca dentro de la serie "Une aventure de Spirou et Fantasio par.." a través de la cual la editorial Dupuis ponía su personaje fetiche al servicio de distintos autores. Por la serie han pasado Vehlmann y Yoann, Frank Le Gall y Tarrin y Yann. Planeta Agostini ha anunciado la publicación en castellano de esta serie para finales de año.

Reseña de "Le Journal d'un ingénu" en La Cárcel de Papel

Émile Bravo en Lambiek 

Fernando Sagaz

EL INICIO DE UNA GRAN AMISTAD (ENTRE OTRAS COSAS)

- ¿Qué? ¡Pero...pero no es posible! ¡Me dijiste que eras polaca!

- ¡Mi padre es alemán, mi madre polaca, y además judía! ¡Yo nací en Dánzing, crecí en Ucrania y vivo en Bélgica! ¿¡Qué te parece!?

- Pero...¿pero qué eres exactamente?

- ¿Yo? Un ser humano...

- Sí, pero ¿de qué país? ¿Qué nacionalidad?

- No lo sé... No creo en la identidad nacional... ¿Y tú? ¿Te sientes belga?

-Por supuesto que me siento belga...

- ¿Eh? ¿Y qué es "ser belga"?  ¿Beber cerveza o chocolate mientras lees Tintín? Vamos, seamos serios...
- ¡Pero no puedes decir eso! ¡Bélgica es un gran país! ¡Como Francia! 

- ¿Me estás tomando el pelo? ¡No existen los grandes países, y la identidad nacional es una cosa artificial! Mira esos alemanes de hoy, a quienes les hacen creer que encarnan una raza superior. ¿Crees que mañana, cuando el nazismo haya desaparecido, se sentirán orgullosos de haber adoptado esa identidad racista e inhumana? 
- ... 

- Y al contrario; los franceses, con los grandes ideales humanistas que los caracterizan, por así decirlo, ¡nunca han estado a salvo del poder autoritario! ¡Y cada vez que se instala entre ellos, esa bella identidad desaparece!  ¡La identidad nacional siempre es la del poder establecido y punto!

Texto de Émile Bravo para   "Las aventuras de Spirou y Fantasio. Diario de un ingenuo" . Traducción de Olga Marín.


Tintín "murió" con  Hergé ...lo de la película de Spielberg y Jackson me da que va a ser más el regreso de un muerto viviente que otra cosa...

En cambio, el otro gran personaje juvenil del cómic franco-belga, Spirou (por si alguno no lo conocía, imagen a vuestra izquierda; el botones de rojo, aquí con su amigo Fantasio, que adquiriría rango de coprotagonista en la serie al contrario que el Capitán Haddock de Tintín) sigue viviendo nuevas aventuras de  manos distintas a las de su creador Rob Vel, quien cedió los derechos del personaje a la editorial Dupuis.

Aunque han sido muchos los artistas que han participado en los albumes de estos personajes, aquel con el que se le asocia en lo que se considera su etapa clásica y que  para muchos se convirtió en algo así como su "padre-creador adoptivo" es el genial Franquin. 


Hace bien poco leí algunas aventuras de Spirou y Fantasio que había realizado Fournier (que tuvo la difícil labor de continuar la serie tras la marcha de Franquin en los años setenta) y otras de Morvan y Munuera, que trataron de adecuar  a los personajes en su entrada al siglo XXI.
Fueron lecturas agradables (algunas más que otras), pero tras terminarlas no podía evitar recordar la sensación que me producía leer las de Franquin y que no encontraba en esas páginas. Deduje que tal vez no volvería a contemplar al personaje de Spirou con la mirada entre maravillada y asombrada con la que lo hacía de niño.

Y entonces Émile Bravo me demostró lo equivocado que estaba con "Diario de un ingenuo", su personal acercamiento a  Spirou y Fantasio. 

Y ahora debería hablaros de ese final que a su manera evoca Casablanca, de cómo esa ingenuidad a la que hace mención el título no sólo la encuentro en Spirou, sino en Fantasio, o aunque parezca lo contrario de alguien ingenuo, también en el personaje de Kassandra  ("La gente del Komitern a menudo es idealista y se opone a la política exterior, pragmática y cínica del partido comunista ruso") ... pero como después de esta entrada van a aparecer tres más sobre este maravilloso álbum (si eso no os demuestra lo que me ha llegado a gustar esta obra, no se me ocurre qué otra cosa hacer) creo que lo mejor será dejarlo aquí.

sábado, 15 de enero de 2011

1311 PALABRAS QUE NO TIENES QUE LEER ANTES DE REENCARNARTE

Hace poco más de un mes me encontré con un señor que estaba cogiendo un clásico cinematográfico que no recuerdo (creo que era una de Ford) y Scream de una biblioteca.  Tampoco recuerdo cómo salió el tema, pero el señor me dijo que sus compañeros de trabajo le habían regalado "1001 películas que hay que ver antes de morir"... y que iba a hacer uso del libro.  Entonces le pregunté si Scream figuraba en esa  lista y cuando me dijo que sí, le dije que mejor que se llevara otra de Ford y dejara esa. Pero él dijo que no, que iba a ver todas las pelis para luego poder decírle a sus compañeros que había visto todas las del libro.

No tengo en principio nada contra esos libros de 1001 cosas que hay que leer/ver/escuchar/ antes de... (aunque ahora han sacado la versión de 500 ó 501, no recuerdo bien)... Me parece que sirven para orientar un poco a la gente, y que como dijo Mr.Lombreeze en una curiosa entrada  de Quatermass, y hago mías sus palabras: "(...) a mí los libricos de 1001... me gustan, siempre se aprende algo."

Y sí, supongo que siempre puedes aprender algo... pero como no he leído ni hojeado/ojeado los de cine/música/pintura/novelas/paisajes (ya no sé si hay más, pero a este paso)...pues no puedo opinar sobre su criterio de selección y demás historias. Aunque lo de Scream me chirría, lo confieso. La vi hace unos añitos y creo que si hubiera muerto sin haberla visto me daría lo mismo.
En fin... que me pierdo... el caso es que estos libros no me llamaban mucho la atención hasta que me encontré con uno que sí lo hizo:  1001 libros infantiles que hay que leer antes de crecer .  Y es que lo hojeé y me quedé enganchado con las ilustraciones de las portadas de todos esos clásicos infantiles. Y tengo que confesarlo... quería saber más acerca de esos libros de la mal llamada literatura infantil: autores, ilustradores, historias...  Así que decidí que tenía que hacerme con él. Y cuando apareció como novedad en una biblioteca por la que suelo estar a menudo, lo cogí prestado.  Y bueno... no lo he leído completamente, pero sí lo he hojeado bastante...

Y no sé... No coincido con el criterio escogido para seleccionar libros si incluye cosas como Peanuts, Tintín en el País de los Soviets, Astérix el galo, El Capitán Trueno o Los Pitufos Negros. Eso son tebeos, no libros infantiles. ¿Cuándo saquen 1001 cómics que hay que leer... incluirán Tom Sawyer de Mark Twain o un libro del Dr. Seuss?
Tampoco estoy de acuerdo con la clasificación que han hecho por edades y la elección de algunos  libros que han incluido en esas franjas.

Por otra parte, no puedo asegurarlo, pero tengo la extraña sensación de que muchos  de los libros reseñados no están traducidos al castellano...  Supongo que podéis haceros una idea de la rabia que puede dar querer conseguir un título... no sé...para tus hijos/sobrinos/nietos... y encontrarte con que la cosa no va a ser tan sencilla.
Pero bueno... más allá de las pegas que pueda haberle puesto o seguir buscándole (como la impresión que tengo de encontrarme ante una traducción, digamos apresurada, en algunas reseñas)... estoy encantado con el libro.

Me chiflan las portadas de muchas de estas novelas y los argumentos, así como la pasión o el modo en el que algunos críticos del libro son capaces de reseñar libros para lectores de más de tres años... como Ernesto y Celestina han perdido a Simeón de Gabrielle Vincent, por ejemplo: "Ni siquiera hay que abrir el libro para saber que la historia y sus personajes te conmoverán. Los personajes de Ernesto y Celestina dibujados por Gabrielle Vincent transmiten, de principio a fin, toda la ternura y poesía con la que este autor-ilustrador impregna sus textos".
¿Qué os decía? Quiero leer uno de esos libros de Vincent antes de crecer (y este al menos está editado en español).

¿Y qué cosas aprendes aparte de disfrutar de las ilustraciones?

... Hace cosa de un par de meses un amigo tuvo el detalle de regalarme entre otras cosas la película de Los Tenenbaums de Wes Anderson (con guión suyo y de Owen Wilson). Creo que lo que más me gustó de la peli fue su arranque, y me encantó el momento en el que dos de los personajes, siendo niños,  se  escapan para vivir en un Museo.
Y el caso es que el día que di con este libro de 1001 libros, etc,  hojeando sus páginas me fijé en esta portada que tenéis a la derecha de Del caótico archivo de Mrs. Basil E. Frankweiler...
... y al leer la sinopsis del libro, que trata sobre cómo dos hermanos deciden ir al Museo de Arte Nueva York y se quedan allí, me dio por pensar que Anderson (o Wilson) tenían que haber leído esta historia de niños. Hoy he descubierto según la wikipedia (contrastad/r o confirmad/r) que Anderson decía en los comentarios de la película que el libro de Konigsburg inspiró la historia de los personajes de su película escondiéndose en el Museo.

Y ¿sabéis? : "El 29 de septiembre de 1943 se supo en Dinamarca que los judíos iban a ser detenidos para ser enviados después a los campos de exterminio.  En pocas horas, la resistencia danesa, la población y la policía organizaron una flotilla para embarcar a siete mil judíos y enviarlos a Suecia."
Y ahora también sabéis que  Lois Lowry ficcionalizó ese suceso en su novela "¿Quién cuenta las estrellas?".


Un libro infantil  que no aparece reseñado aquí pero del que  me apetece hablaros es El árbol rojo, que tal vez como dicen en este enlace  "es uno de los poco libros para niños que contempla una faceta de la vida poco explorada dentro de la literatura infantil contemporánea: la desazón de la existencia". Ilustrado ( imagen a la izquierda) y escrito por Shaun Tan, de quien acabo de coger su Emigrantes, que aún no he "leído",  os diré que casi más que con sus ilustraciones  me he quedado enganchado a su texto (muy apropiado para jóvenes y tiernos lectores, os lo aseguro):

" A veces el día empieza vacío de esperanzas
y las cosas van de mal en peor
la oscuridad te supera
 (...)  a veces esperas y esperas y esperas y esperas y esperas y esperas y esperas... pero nada ocurre
y entonces todos tus problemas llegan de golpe (...)"


Para terminar, quisiera hablaros de otro libro recomendado para lectores a partir de tres años.

En la biblioteca de la que os he hablado, ronda por la sección infantil un enorme libro que dos de las simpáticas bibliotecarias y recientes ex-fumadoras están deseando expurgar porque no saben dónde colocarlo y como una de ellas me dijo  "los niños lo utilizan más como peluche que como libro de lectura". Además está en inglés, y me da que los padres no lo consideran una opción de lectura  adecuada para sus retoños. Yo me fijé en el libro por su tamaño... pero lo cierto es que la portada no me llamó mucho la atención... así que no le hice ningún caso...

... hasta que leí su reseña en 1001 libros infantiles, etc.: " El padre de Hannah se sumerge en el trabajo, y la única señal de su madre ausente es un marco de fotografía vacío. Hannah sobrevive gracias a su amor por el arte y su obsesión por los gorilas: ha dibujado tantos gorilas que uno ha entrado en su mente y parece su sombra."



No podía creer que estuvieran hablando del mismo libro... pero así era...


A pesar de lo rígidas o estáticas que tal vez puedan parecer las ilustraciones en las escenas de acción,  tienen un encanto especial y creo que es un  libro más que recomendable para lectores de cualquier edad.

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